Mi hija acaba de empezar segundo de bachillerato y el otro día me pidió un artículo de opinión escrito por mí para hacer ejercicios de comentario de texto. Le dije que mejor mío no y le pasé uno de Antonio Zardoya que escribe muy bien y no dice palabras inventadas ni palabrotas.
De “lo de Medicina” llevamos unas semanitas opinando todos y yo había escrito ya hace tiempo; pero me han pedido mi opinión de nuevo y voy a hablar de ello otra vez: Lo de Medicina fue un “por mis cojones” y un “¡Ah! ¿Sí? Aguántame el cubata”.
¿Ven por qué es mejor no exponer a mi hija a analizar gramaticalmente esto?
Los políticos deben llevar tatuado en el pecho, (como el de La Revuelta) lo de que su trabajo es básicamente solucionar los problemas de la gente.
So-lu-cio-nar-los y no enredarlos todavía más. Y eso es justamente lo que hicieron los que mandaban cuando se creó la Universidad Miguel Hernández de Elche y decidieron, sin precedentes cercanos, crearla amputando de la Universidad de Alicante la Facultad de Medicina.
Aquí se mezclaron intereses políticos, particulares e incluso internos de grupos contrapuestos que había entonces en la propia titulación y que querían hacerse con el poder del asunto. La universidad de Elche la estaba poniendo en marcha el gobierno valenciano, entonces en manos del PP e intentaba que fuera a su imagen y semejanza, y la de Alicante, con Andrés Pedreño como rector, estaba en muchas cuestiones, alineada con los intereses del PSOE de la época.
Se segregó Medicina, creo que injustamente, se llevó a los tribunales, hubo una sentencia favorable a la ley de creación y han pasado desde entonces 28 años. Desde mi punto de vista, la UA fue la gran perjudicada en aquella ocasión junto a sus docentes y alumnado y no creo que el asunto fuera un gran favor, por contra para la UMH; lo fue solo para intereses políticos del joven Zaplana de entonces y todos aquellos de alrededor que chuparon del bote.
Siempre que escribo o hablo de esto recuerdo el día que, muy pardilla, fui a cubrir la apertura de curso de la Universidad de Alicante y al volver del baño me crucé con la estampida de Eduardo Zaplana y su comitiva saliendo del recinto a toda prisa, rojo de ira, porque el rector Pedreño se había negado a darle la presidencia del acto. Era octubre de 1996 y así de tensas estaban las cosas.
La Universidad de Alicante se quedó siempre con ese resquemor y trabajó para volver a conseguirla. Y lo hizo, pero en la fase administrativa y política se saltaron algunas “cosillas” como cuatro informes negativos sobre las prácticas de los estudiantes que, junto a otras deficiencias en el expediente, ahora se dirimen en el TSJ.
Fue todo a traición y lo demuestra que, durante más de dos años, previo al 2022, se estaba trabajando en reuniones bilaterales y con la consellería para compartir el grado. De repente, Ximo Puig se sale por la tangente y dice que se ha aprobado el Grado de Medicina en Alicante. El anuncio lo hace en abril de 2022 en el propio campus de la UA al lado de la rectora y de la entonces consellera ilicitana de universidades que estoy segura que no sabía ni una cuarta parte de lo que esto llevababa detrás.
La realidad es que formalmente esa afirmación de Puig no fue cierta hasta 4 meses después. En entonces president estaba ya de precampaña captando apoyos y asumió una “deuda histórica” empujado por muchas presiones desde diferentes ámbitos. Los que participaban en esa mesa conjunta que llevaba dos años trabajando se quedaron muertos por que allí nadie había dicho ni mú. Todo fue por detrás y por sorpresa.
Una venganza de folletín en toda regla. Lo que fue injusto para la UA hace 28 años se devuelve a la UMH, que sufre ahora injustamente toda esta situación, como entonces la sufrió Alicante. Incluye además una campaña de descrédito auspiciada desde algunos sectores en Alicante y desde el PSOE, (en este caso dirigiendo los golpes a Mazón y el PP, pero pillando por en medio a la universidad ilicitana).
Pronto saldrá la sentencia del TSJ que resolverá el recurso de la Miguel Hernández, pero va a dar igual lo que diga porque ya se encargarán los de siempre de intentar colar su relato y reescribir los hechos, los ganadores, los perdedores, los culpables y los inocentes.
En Elche estamos acostumbrados a conformarnos y sacarnos solos las castañas del fuego. En una reunión sobre el futuro de Elche el otro día en el ayuntamiento dije que había llegado el momento de espolsarnos la caspa y dejarnos a un lado damas, vírgenes y misteris que fluyen muy bien solos y ponernos a otras cosas. Es decir, hora de meternos de cabeza y sin frenos en el lugar que nos corresponde. La ciudadanía lo tiene claro. Los políticos, unos y otros, siguen solo a lo suyo. También en esto.
