Mesa redonda sobre el estado del arroz valenciano

Con puntualidad inglesa me esperaban en la puerta de un restaurante de solera varios empresarios y labradores del arroz valenciano. A la vespertina cita acudieron Tomás Navarro, Ricardo Jiménez, Alfredo Alagarda, Jorge Monrabal y Pepe Gabino. La gran mayoría de los presentes, naturales de Pinedo, salvo Pepe, anfitrión del encuentro, que nos atendió junto a su nieto en uno de los comedores del famoso Vert i Blau situado a pocos metros de la playa de El Recatí.  

Adriana, una de las reinas magas de los fogones nos había preparado un almuerzo clásico de la tierra, compuesto por embutido del país, mortero de alioli, tomate de la zona,  vino y limonada. El Vert i Blau nunca falla. Es lo que tiene heredar tradiciones, clásico en arroces, o la patata Amparín ¡Orgasmo culinario! Este año cumplen sesenta años levantando las persianas de este complejo hostelero tan bien cuidado y gestionado. 

El asunto a tratar con estos sabios de la agricultura, debatir sobre el presente y futuro de algo tan nuestro como es el arroz. Pese a ir con retardo por las condiciones meteorológicas, el fangueo va con retraso, los allí presentes mantenían un halo de esperanza para la próxima temporada. Al igual que la electricidad, el arroz está subvencionado. No sé si por una cuestión de contener el IPC, el índice del precio que me sale de los cojones, decía un mayorista del congelado en una serie de ficción. 

Tomás, por ejemplo, se cuestionaba en voz alta dicha subvención. En el momento que recibimos las primeras, el precio de esta materia prima bajó considerablemente. El molinero aprovechó dicho “regalo”. Sin olvidarnos de las estrictas condiciones que les imponen las autoridades para poder sembrar. Tras la fartá, el segundo tema a tratar fue el de la quema de la paja. En la mesa había unanimidad respecto a este peliagudo problema. Ninguno se bajaba del tractor. Hay que quemar. Dejar pudrir la paja perjudica claramente al ecosistema, sino que se lo pregunten a los responsables del Parque Natural de L' Albufera por las miles de especies que mueren cada año. No quemar produce metano en el entorno, muy perjudicial para los habitantes del lago. 

Estos labradores del arroz llevan muchas horas al volante de un tractor, y creo que hay que tenerles en consideración. Monrabal era muy claro. En el momento que llego a casa, mi mujer me dice que huelo a muerto, en alusión a la clara putrefacción que impregna su ropa de trabajo. Pepe Gabino lanzaba otro dardo, desde que no quemamos la pelicularia ha aparecido en nuestras cosechas. 

Y ahí estaba Jiménez delegado de Econatur, empresa preparada para realizar tratamientos con herbicidas o fungicidas para el arroz u otros cultivos. Siendo este otro de los temas a tratar en esta mesa que albergaba tanta sabiduría de la hortaleza. A nuestros cultivos no imponen ciertos tratamientos para comercializarlos, mientras que el arroz que viene de fuera habría que ver si son los mismos. Para terminar dicha velada, y con una estocada heroica por parte de los tertulianos, el precio de un producto fisosanitario en España cuesta diez veces más que en Argentina, por poner un ejemplo ¿Así podemos competir con otros mercados ?  No, mi querido Pedro.