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València a tota virolla 

Microperiodismo en València: hace más de dos siglos la ciudad ya dialogaba en 280 caracteres

Al librero Rafa Solaz se le caen los hallazgos de los bolsillos. El último han sido las páginas del Diario de Valencia en 1790. El magma callejero encerrado en hilos de Twitter fósiles

11/09/2021 - 

VALÈNCIA. Si acompañas a Rafa Solaz -’el librero anticuario más joven de Europa’- más de una hora seguida, lo más probable es que se le acabe cayendo del bolsillo algún incunable. O que lo acabe encontrando. En ese hábito entre hallazgos, hace algunas semanas que Solaz suele desayunarse, en lugar de con frases en el sobre del azucarillo, con fragmentos del Diario de Valencia, desde 1790, considerado el periódico decano de España. Una compilación de bloques de cuatro páginas que Solaz encontró, como los mejores descubrimientos, medio de repente.

“Compré toda una biblioteca y aparecieron esas páginas en una cómoda, como ocultos por algo, quizá porque le daban valor, envueltos en otros diarios. Allí estaban, los descubrí por suerte en el fondo de un cajón”, dice Solaz sobre unas hojas de microperiodismo.

Desde entonces chapotea diariamente en aquello que pasó de puntillas sobre la piel de la ciudad, hace más de 200 años. Un hilo de Twitter que se va desmadejando sin parar para que, de fondo, prevalezca la epidermis de València, como conservada al natural. Si una ciudad funciona como tal, es probable que tenga mucho que ver por su capacidad en nebulosa para hablar consigo misma. Infinidad de impactos emitidos cuyo receptor tiende a ser una población entera. 

“La persona que necesite de un buen Cocinero Francés, acudirá á la Fonda del Leon de Oro, calle de Zaragoza, donde darán razón; tiene personas que abonarán su conducta”.

“En Agosto del año de 1788 se le perdió á una pobre Labradora de Benimámet un bolsillo viaje con seis duros; se suplica á a la persona que la hubiese hallado, se sirva devolverlo á casa del Dr. D. Joseph Pobo”.

“Pérdidas. El que hubiese hallado un Pendiente de oro, menos el anillo, que se perdió desde Sto.Domingo, á Jesús, se servirá devolverlo á Francisco Julve, que vive en la calle del Mar, Casa n.3. al lado del Calderero”.

“Antes de ayer tarde se perdió un papel que contenia una Copia de Testamento de una Religiosa, desde la plazuela de San Gregorio, hasta el Horno de la calle de Renglons; el que lo haya hallado, lo entregará á Salvador Gay, Maestro Soguero, que vive en la calle de S.Vicente Casa n.6. pasada la esquina de S.Gregorio, y gratificará el hallazgo”.

Foto: EDUARDO MANZANA.

“En la calle del Mar, Casa n.2. frente á la de S.Vicente, se alquilan unos Entresuelos por el precio de 35 libras al año, advirtiendo, que sean sugetos, que no tengan criaturas para evitar el ruido”.

“El dia 8 del corriente se perdió un Pañuelo fino, campo verdoso, con lunares, y listas negras y blancas, con perfiles de color rosa; se suplica al que lo haya hallado, lo devuelva a Fabian Chuloy, en la calle de las Barcas, quien gratificará el hallazgo”. 

Una ciudad en conversación consigo misma. Para Solaz, es un dibujo hiperrealista de centenares de “personas anónimas y a la vez extraordinarias que ayudaron a escribir la intrahistoria de la ciudad; donde todos se conocían, en la que cualquier objeto era considerado una especie de tesoro”. 


Es la misma herencia informativa escondida entre calles y que exhumó Orhan Pamuk en su libro Estambul a partir de los 130 años de historia periodística de su ciudad:

“Ha sido una decisión correcta por parte del ayuntamiento el prohibir la venta de sorbetes con colorantes y frutas de origen desconocido”.

“Inspirados por el artículo sobre las maneras de caminar por la ciudad aparecido en el famoso diario parisino Matin, recordemos algo que no saben hacerlo como es debido por las calles de Estambul: no anden por la calle con la boca abierta”.

“El que para aumentar su tirada algunos periódicos ofrezcan a sus lectores décimos de la Fundación para la Aeronáutica (lotería) provoca que los días de sorteo se formen increíbles colas y aglomeraciones ante las oficinas de los diarios”. 

Haciendo un ‘Ana Iris Simón’, resulta terapéutico el ejercicio matinal de Solaz, colándose por noticieros que hacen zoom. Realidades tan pequeñas que se agrandan y contrastan con un bucle informativo donde todo parece grave y terminante. Ojalá un periódico de noticias muy pequeñas. Entre tanto, queremos saber si en la Fonda del León de Oro encontró a su cocinero francés. Si devolvieron a la casa de la calle del Mar el pendiente de oro. Y si cerca de allí se alquiló el hogar sin fulanos ruidosos. Si se encontró en pañuelo. 

Foto: EDUARDO MANZANA.

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