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LA OPINIÓN PUBLICADA / OPINIÓN

Miguel Ángel Rodríguez, el gañán todopoderoso

Foto: RAFAEL BASTANTE/EP
23/03/2024 - 

El actual jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha saltado a la palestra de la actualidad por dos actuaciones estelares que han venido seguidas. En primer lugar, sus amenazas a un medio de comunicación (El Diario) a través de mensajes de WhatsApp, en términos además muy agresivos ("Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den"). En segundo lugar, y poco después, Miguel Ángel Rodríguez filtró a varios medios afines la historia de que algunos periodistas de El País y El Diario habían intentado acceder a una vivienda de Díaz Ayuso, con el notable añadido de que dichos periodistas iban encapuchados (con una capucha que, al parecer, no impedía conocer su identidad; tal vez se tratara de una de esas pantallas transparentes que se pusieron de moda en los inicios de la pandemia de covid-19).

No es la primera vez que Rodríguez hace este tipo de cosas. De hecho, cada una de ellas pertenece a uno de los dos comportamientos arquetípicos del personaje a lo largo de su carrera: lanzar amenazas, por un lado; y soltar bulos a los periodistas, por otro. En cierto sentido, podría decirse que Miguel Ángel Rodríguez está viviendo ahora la misma historia que ya experimentó hace casi treinta años, cuando era portavoz del Gobierno y todopoderoso secretario de Estado de Comunicación en el primer Gobierno de José María Aznar. Rodríguez se había convertido en indispensable compañero de fatigas del líder del PP desde los años ochenta, cuando Aznar alcanzó la presidencia de Castilla y León. 

Rodríguez modernizó la comunicación del PP y la imagen de Aznar, pero en el camino también insertó en el personaje un discurso muy agresivo, machacón, en su oposición a los últimos gobiernos de Felipe González, acosados por la corrupción y por el GAL. Se alió con diversos periodistas y medios de comunicación más o menos hostiles al PSOE y a González para que apoyasen la alternativa del PP, y para ello, como reconoció años después el mismo Luis María Anson, entonces director de ABC, dichos periodistas "elevaron el listón de la crítica" por encima de lo razonable. Tanto desde la oposición como desde el Gobierno, Rodríguez mostró una relación con la verdad como mínimo singular, caracterizada por su abierto partidismo y por su gusto por retorcer los hechos para que se ajustasen a sus objetivos.

Miguel Ángel Rodríguez e Isabel Díaz Ayuso, en una imagen de archivo. Foto: CARLOS LUJÁN/EP

El estilo comunicativo de Miguel Ángel Rodríguez (o, como a él le gustaba que le llamasen, M.A.R., simplemente con sus iniciales) fue muy útil para Aznar en la oposición, pero comenzó a chirriar más y más en su papel de portavoz del Gobierno. Y a finales de 1996, en plena "Guerra del fútbol" entre Telefónica y PRISA, con la activa participación del Gobierno (no en vano, Telefónica era una empresa en proceso de privatización y dirigida por Juan Villalonga, amigo de la infancia de Aznar), Miguel Ángel Rodríguez amenazó con la cárcel a Antonio Asensio, entonces presidente de Antena 3 (poseedor de los derechos de algunos de los equipos más importantes, y en particular el Real Madrid), por romper su acuerdo con Telefónica para irse con Prisa. También como ahora, las amenazas de Rodríguez quedaron registradas. Rodríguez se resistió a dimitir y aguantó hasta 1998, cuando Aznar le dejó caer para lavar un poco la imagen de su Gobierno.

Después de eso, Rodríguez abandonó la política activa y se dedicó a trabajar para productoras y medios de comunicación, en este último caso como contertulio-agitador en defensa del partido para el que había trabajado, el PP. También publicó un libro, El candidato muerto, que nos daba la medida de su pensamiento y visión de España a aquellos (supongo que personas contadas) que lo leímos (no me juzguen, en ocasiones me gusta leer cosas verdaderamente insólitas). En ese libro, el presidente del Gobierno, un sosias clarísimo de Felipe González, lideraba una malvada coalición de partidos separatistas que arrancaban más y más concesiones a la sufrida España. Menos mal que un candidato del Partido Popular (no se llamaba así su partido, pero no era muy difícil atar cabos) iba a arrasar en las elecciones y poner las cosas en su sitio... ¡hasta que es asesinado por una conspiración de "ETA Auténtica" detrás de la cual se encontraba el ministro del Interior! (Luego nos extrañamos de que hubiera gente en el PP que defendiera la teoría de la conspiración de los atentados del 11M durante décadas).

Este individuo es el que se convierte en director de la campaña de Isabel Díaz Ayuso cuando ésta se presenta a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, y posteriormente en su jefe de gabinete. Y al respecto, conviene decir algo claro: Miguel Ángel Rodríguez tiene a veces inventiva y buenas ideas en términos de imagen, pero también es un personaje al que se le ve venir de lejos, marrullero y discursivamente muy limitado a soltar mamporros. 

El director de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. Foto: FERNANDO SÁNCHEZ/EP

El ascenso a los cielos de Isabel Díaz Ayuso, como lideresa indiscutible de la derecha madrileña y principal alternativa a Alberto Núñez Feijóo (y, antes, a Pablo Casado), que tanto recuerda al rol que en su día cumplió Esperanza Aguirre, tiene que ver con la fisonomía electoral de la Comunidad de Madrid, su prosperidad económica articulada sobre los sufridos hombros del resto de los españoles y una cierta visión de España hegemónica en los medios nacionales (sobre todo, en los medios generosamente regados por la publicidad institucional de la Comunidad de Madrid), más que con la pretendida genialidad de la propia Ayuso o de su jefe de gabinete, como estamos comprobando estos días y como cualquiera que conozca la trayectoria pasada de M.A.R. ya sabe. Por esa razón, es previsible que la carrera política de Díaz Ayuso, con o sin Miguel Ángel Rodríguez, se circunscriba a Madrid (donde el candidato del PP, sea quien sea, siempre lo va a tener muy fácil para gobernar), porque España -afortunadamente- es un país mucho más diverso y complejo que lo que los exégetas del nacional-madrileñismo y su enorme potencia de fuego mediática nos quieren hacer creer.

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