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En Orihuela, ni responsabilidad ni coherencia

22/03/2024 - 

Ahora que estamos en reclamar responsabilidades políticas recordemos en qué consiste realmente eso que algunos exigen vehementemente si el requerido es el rival político y no el compañero de partido, cuando todo es comprensión. Ahora, cuando no se escucha otra cosa que tal reivindicación a cuenta de los escándalos relacionados con los contratos para la adquisición de mascarillas en el marco del caso Koldo, por el mismo tema con el asunto del novio de Díaz Ayuso, o por las parejas respectivas de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijóo y sus aparentes, ciertas o no, incompatibilidades por tal condición con determinadas actividades públicas de relevancia económica.

Y ahora también, cuando hemos tenido más cercano otro debate sobre estas responsabilidades políticas en Orihuela, y no porque alguien relacionado con el político de turno haya hecho algo, cuando menos, indecoroso -y no necesariamente delictivo-, sino por la situación del político mismo, y ello tras conocerse que el actual alcalde de Orihuela del Partido Popular, Pepe Vegara, ha rechazado un pacto de conformidad con la Fiscalía en su proceso judicial en el que se le pide una condena de hasta siete años de prisión por dos delitos de fraude fiscal y de falsificación documental. Y es que el PSOE pidió su dimisión inmediata, por “responsabilidad política”. Y el PP respondió exigiendo a su vez la dimisión de la portavoz socialista en Orihuela, Carolina Gracia, por apoyarse en los últimos meses de su mandato en dos concejales investigados, porque los supuestos delitos de Vegara no serían de su etapa actual como político, sino de la anterior como empresario privado, porque también hay políticos socialistas en la situación del alcalde popular Vegara, y por que quien ganó las elecciones en Orihuela fue el Partido Popular de Vegara y no ella con su PSOE.

Vayamos por partes…

Si me preguntan por mi opinión de si Vegara debe dimitir hoy, lo diré bien claro: no. Pero no porque no deba renunciar a mantener el cargo de alcalde de su ciudad, sino porque nunca debió optar a serlo. Porque Vegara sabía perfectamente que estaba pendiente de señalamiento de juicio cuando decidió meterse en política y ser candidato del PP, al que muy posiblemente engañó para poder serlo. Aunque también es cierto que su partido supo de esa situación en plazo para designarlo como su candidato para Orihuela. Y lo hizo. Por tanto, uno quiso engañar y otros quisieron que los engañaran. Y si el PP ganó las elecciones en Orihuela con ese candidato, quienes optaron por esa papeleta sabían perfectamente lo que votaban, cierto. Pero es la democracia, amigos, que tantas veces chirría, y de qué manera, con la ética pública y la extraña percepción ciudadana de la ejemplaridad que se reclama de los políticos y del que me roben los míos

Vegara no debe dimitir por estar pendiente de un juicio del que puede salir absuelto, pero debería haberse ido ya a casa por haber intentado engañarnos diciendo que no existía lo que es una realidad palpable. Porque no estaba siquiera ya investigado como esos dos concejales a los que el PP señala de vez en cuando interesadamente, sino pendiente de juicio tras haberse cerrado la investigación judicial y formalmente acusado ya por una Fiscalía de delitos muy graves. Porque si te metes en política, no puedes llegar siendo obvio no ya que posiblemente algo no hiciste correctamente antes, sino mintiendo sobre si se te está enjuiciando, y no sólo investigando, por ello.

Por eso la defensa del PP sobre su alcalde de Orihuela es todo menos ética. Ni siquiera mínimamente coherente. Porque pedir la dimisión de quien se apoyó en personas investigadas, que lo fueron después de ese apoyo, cuando el propio PP ya sabía de la apertura de juicio y la consecuente acusación formal a su candidato a alcalde al designarlo, raya en lo esperpéntico.

Más aún: la excusa de que fueron cosas de su vida privada anterior es el summum de la hipocresía, porque igual de privado y anterior era, por ejemplo, que Carlos Flores, candidato en mayo pasado a la Presidencia de la Generalitat Valenciana por Vox, hubiera sido condenado por violencia de género en sentencia, algo evidentemente mucho más grave que una acusación. Y, sin embargo, ahí sí estuvo firme Carlos Mazón con una línea roja que sacó a Flores de Corts y de la Generalitat. Línea roja asumida, por cierto, por Vox, cuyo vicealcalde oriolano, Manuel Mestre ahora calla impúdicamente la crítica en campaña de esa costumbre del PP de tener alcaldes en los banquillos.

¿Qué queda entonces? Pues que, efectivamente, hay políticos del PSOE también en espera de juicio. Y que las elecciones las ganó en Orihuela, efectivamente, el PP de Vegara. Pero ya saben: mal de muchos, consuelo de tontos, y a Barrabás lo liberaron vía referéndum, que la ética es otra cosa.

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