VALÈNCIA (EFE/Inmaculada Martínez). La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollá (Elche, Alicante, 1982), desvela en una entrevista con la Agencia EFE que le vuelven loca los animales, que todavía puede tocar con la flauta algunas piezas aprendidas en el colegio, y que es una apasionada del baile.
Ha estado siempre en primera línea de la política, y de más joven en movimientos ecologistas y estudiantiles. ¿Se definiría como luchadora, involucrada, inconformista, idealista?
Soy entusiasta y apasionada.
Su implicación política y su ideología nacionalista y de izquierdas le viene de su padre, Pasqual Mollà, ¿qué más ha heredado de él?
Escuchar y hablar, tengo muchísimas conversaciones con él y es lo que más me gusta. Prácticamente todos los días hablo con él, es un ejercicio muy bueno de reflexión. Pero que conste que mi madre corrió delante de la Policía en la represión franquista, embarazada y todo.
Después de ser concejala, diputada autonómica y consellera, ¿le puede enseñar algo a Pasqual Mollà?
Sííí, antes me decían 'tú eres la hija de Pasqual', ahora le dicen 'tú eres el padre de Mireia'. La manera de hacer y expresar la política ha cambiado mucho. Algunas cosas se han perdido, como la capacidad de sosegar, de enfriar ciertos debates de choque. Eso él en su momento y su generación de políticos lo hacían mucho mejor que la política moderna. Una de las cosas que más nos diferencia es que soy mucho más directa, no me ando tanto con rodeos.
¿Hay algo que le quite el sueño: el trasvase, la ampliación del puerto, la conservación del entorno o lograr unos precios agrícolas dignos?
Me quita el sueño casi todo, pero por esa sensación de querer estar a la altura de las circunstancias; hay muchos problemas y todos son importantes, porque importan a mucha gente. De hecho, llevo un tiempo que me despierto antes de que suene el despertador, quiere decir que estoy inquieta.
Ha estudiado estadística y sabe contabilidad, pero no parece de las que creen que la economía mueve el mundo.
En realidad las matemáticas están detrás de todo, y hasta los comportamientos sociales se pueden en muchos casos hasta prever o analizar con los números. Es verdad que la economía condiciona el mundo, pero el mundo es capaz de someter a la economía al bienestar común cuando quiere.
Alardea de ser de Elche, ¿la conjunción palmeras-Mediterráneo proporciona una personalidad propia?
Un poquito sí, y además cuando estás en Valencia notas que ser de Elche o del sur tiene un matiz diferente, no mejor o peor, sino diferente. Elche es una gran ciudad, pero a la vez tiene todas las esencias de un pueblo en el buen sentido. Me encanta haber crecido en Elche y seguir con tanta vinculación. Es un sentimiento más acogedor.
¿Torrellano es su refugio?
Sí, es una pedanía grande con 7.000 habitantes, pero para mí es pequeña porque conozco a todo el mundo, tengo a toda mi familia, todas mis amistades, mi casa, mi campo... es mi mejor refugio y es insustituible, no me iría nunca.
Tiene multitud de imágenes de su actividad como consellera con muchas especies de animales, ¿cuál le gusta más?
R: Soy la mejor amiga del gato de mi madre y de las dos perras de mi padre. Además el gato piensa que yo soy un gato: lo beso como haría una mamá gata, me acuesto en el suelo como él. Los gatos son los animales que más me apasionan, pero todos me vuelven loca, hasta los más silvestres o los que más miedo producen.
¿Qué playa o montaña de la Comunitat Valenciana es su preferida?
He conocido el Penyagolosa de mayor y es un entorno excepcional. En cuanto a las playas, no puedo decir una que no sea de Elche, la del Carabassí la recomiendo. Me pirran las calas de la provincia, pero es que Alicante tiene las mejores playas.
En su lucha contra el cambio climático, ¿lo recicla todo?
Hay productos que he aprendido a reciclar como consellera y que antes no lo tenía muy claro, como los textiles, que hay que llevar al ecoparque. En casa tengo cinco contenedores pequeños de tamaño perfecto para una persona.
¿Qué tipo de música le gusta?
Toda la música me amansa... pero para ir a un concierto prefiero indie: Vetusta Morla, Shinova, Izal, Dorian, La Habitación Roja... no acabaría nunca.
Pero no se conforma con escucharla, bailar es una de sus grandes aficiones, ¿lo ha echado de menos en la pandemia?
Mucho, aunque a veces he bailado en casa, lo he hecho público y se ha enterado todo el mundo. Lo volvería a hacer, a lo mejor con otra ropa, no en pijama. Es una descarga de energía, bailaba mucho con mis amigas. Escucho música y mi cuerpo se mueve.
¿Toca algún instrumento?
En el colegio nos enseñaron a tocar la flauta y aún hoy puedo tocar algunas piezas de memoria. También alguna pieza de piano sé tocar, pero en plan dedo a dedo.
¿Es cocinillas?
Soy mejor catadora.
¿Qué género prefiere leer?
Misterio.
¿Colecciona algo?
Imanes de nevera: mis propios recuerdos de viajes, o me los traen mi familia y amigos en los suyos.
¿Practica algún deporte?
Soy animadora profesional de mi mejor amiga triatleta.
¿Y series?
Muchas, Netflix y HBO han sido mi núcleo de convivencia.
¿Le gusta viajar?
Más de lo que puedo, pero nunca será tarde para conocer mundo.
¿De dónde le viene su fobia a las agujas?
Siempre la he tenido. De pequeña me dejaban la última para vacunar en el colegio para no asustar al resto de alumnos. Ahora con la covid nunca he dudado en vacunarme, pero he estado meses preparándome mentalmente para ese momento. Y tenía la esperanza de que llegara la vacuna nasal, la española. Me dicen 'es absurdo, tienes muchos tatuajes', pero es diferente.