Vicent Soler recibió este lunes una emotiva despedida como conseller de Hacienda en el Palau de la Generalitat, con una larga ovación de reconocimiento a sus siete años —y siete presupuestos aprobados— al frente de la cartera más solitaria, aquella a la que todas las demás acuden para pedir dinero.

Del ahora exconseller también se acordó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que le llamó por teléfono en cuanto se enteró por la prensa del relevo de quien días antes le había remitido una carta para recordarle que tiene pendiente la aprobación de un nuevo sistema de financiación autonómica. 

Montero ha compartido con Soler siete años de encuentros y desencuentros con el asunto de la infrafinanciación encima de la mesa, primero cuando la política andaluza era consejera de Hacienda de su comunidad, también infrafinanciada aunque no tanto como la valenciana, y a partir de 2018 como ministra. En esta última llamada el conseller no desaprovechó la ocasión para recordarle sus promesas.

Soler medita ahora si acepta alguno de los puestos que Puig le ha ofrecido, entre los que están el asiento del Senado que deja vacante la nueva consellera de Innovación, Josefina Bueno, o la Delegación del Gobierno, aunque también tiene la opción de volver a la universidad como catedrático emérito.