VALÈNCIA. El grupo Eresa continuará prestando el servicio de resonancias magnéticas para el Hospital General de València después del 8 de enero de 2018, fecha en la que finaliza el contrato "sin soporte legal" –según la Intervención de la Generalitat– que le firmó el exgerente del centro Sergio Blasco.
Ni la ilegalidad de un contrato que cuesta cerca de 13 millones de euros al año ni el hecho de que la Sindicatura de Comptes vea indicios de responsabilidad contable en el contrato y lo haya remitido al Tribunal de Cuentas han impedido que la Conselleria de Sanidad Universal incumpla su compromiso de acabar con esta relación mercantil el próximo 8 de enero. Un compromiso que no parece tan firme como el de la consellera Carmen Montón por revertir la concesión del Hospital de Alzira en manos de Ribera Salud.
El aplazamiento concedido a Eresa, adelantado por Levante este viernes y confirmado por la Conselleria de Sanidad Universal, se conoce apenas un mes después de que la presidenta de Eresa, Lorena Saus, representando a la empresa Sistemas Genómicos, viajara con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a Canadá en una misión comercial en la que participaron otras compañías como Aguas de Valencia y Air Nostrum.
En realidad son tres los contratos con Eresa: Resonancias magnéticas, TAC –que vence en julio– y Servicios complementarios (oncología y radioterapia) –vence a finales de 2018–. El departamento que dirige Montón sí denunció los contratos en tiempo y forma –un año antes del vencimiento– y alegó que no podía anticipar la ruptura antes de su finalización porque se exponía a una demanda millonaria de la empresa.
Cuando la dirección del Consorcio que gestiona el Hospital General comunicó a finales de 2016 a la empresa controlada por la familia Saus la denuncia del contrato de resonancias magnéticas, a la que seguiría el del TAC, manifestó que la reversión de estos dos servicios ahorraría 3 millones de euros a las arcas del Consorcio.
Sin embargo, de momento Eresa no dejará de prestar el servicio, a pesar de que los radiólogos han pedido de forma constante que se preste por personal del hospital. La "actividad no concertada" –fórmula utilizada con la Fundación IVO entre enero y octubre de este año– será la forma jurídica que regirá la relación entre la empresa y el Hospital.
Una fórmula por la que Eresa facturará a Sanidad por los servicios prestados, presumiblemente al mismo precio que hasta ahora, que son los mismos precios que los del concierto de Erescanner Salud –controlada por Eresa– para el resto de hospitales públicos con los que tiene un concierto. Un informe de la Sindicatura de Comptes consideró que esta externalización del servicio, al contrario que las concesiones hospitalarias, no solo no era más barata sino que suponía un sobrecoste para la Conselleria de hasta 16,7 millones de euros en toda la red de hospitales públicos.
Ese ahorro no se conseguirá, al menos de momento. En 2016, el Consorcio Hospital General tenía previsto pagar 4,99 millones de euros a Eresa por las resonancias, a lo que se sumaba el servicio de medicina nuclear con un presupuesto de 3,47 millones y el de TAC, presupuestado en 3,96 millones en 2016. En total, 12,42 millones de euros.
Carmen Montón se encontró al llegar al cargo en julio de 2015 con un regalo envenenado de Sergio Blasco. El ahora imputado por irregularidades en su etapa de gerente había dejado pasar en 2014, poco antes de dimitir, los plazos para denunciar los contratos con Eresa, que se prorrogaban automáticamente por trienios. Así, la consellera tuvo que asumir el servicio externo que Eresa prestaba desde que, en 1989, el entonces presidente de la Diputación, Francisco Blasco -padre de Sergio y hermano del exconseller Rafael Blasco- le firmó su primer contrato. En los 28 años transcurridos, el Hospital General jamás ha sacado a concurso esos contratos trienales que suman casi 40 millones de gasto.
El departamento que dirige Montón ha tenido dos años y medio para solucionar el problema y, sin embargo, argumenta ahora que la falta de tiempo es uno de motivos por los que prórroga del servicio en manos de Eresa. Sanidad tiene previsto comprar dos equipos de resonancias magnéticas con el dinero –casi 30 millones de euros– que el fundador de Inditex, Amancio Ortega, donó para la compra de equipamiento oncológico. La donación se firmó el pasado mes de abril y esta es la hora en que la Conselleria no ha licitado el concurso para adquirir estos equipos.
Desde el hospital que dirige Enrique Ortega justifican la decisión señalando que la resonancia magnética y el TAC tienen una estructura unificada, tanto en instalaciones como del personal facultativo, técnico y de administración. De hecho, exponen como motivo de no haber asumido en el hospital estas pruebas que el contrato de las resonancias termina en enero de 2018 mientras que el de TAC finaliza en julio y en la idoneidad de que se internalicen los dos servicios al mismo tiempo .
Insisten en que es necesario realizar obras para el recambio en este caso de las dos máquinas de resonancias magnéticas, por lo que se entiende que Eresa prestará el servicio hasta que terminen las obras. A esto se suma que la compañía de los Saus no solo presta servicios al Consorcio en sus instalaciones, sino también en las que tiene en su centro en Campanar, donde se realizan el 30% de las pruebas. Por eso, en el mes de febrero el Consejo de Gobierno del Hospital General aprobó la creación del servicio de TAC y Resonancia Magnética en el centro de especialidades de Torrent para asumir las pruebas de una parte de la población.
Sin embargo, tampoco esas obras han llegado en plazo. Ni siquiera han empezado. Desde el General se escudan en un problema burocrático por la cesión de un local de la Seguridad Social.
Así que julio de 2018 es la nueva fecha para la reversión, seis meses después de finalizar el contrato. "Desde el punto de vista organizativo, de funcionamiento, de minimizar el impacto asistencial y de seguridad asistencial es más que aconsejable que el proceso de reversión de resonancias y TAC se realice al mismo tiempo", justifican desde el Hospital.
Desde Sanidad aseguran que es más barato licitar conjuntamente con el resto de maquinaria destinada a otros departamentos. Sin embargo, no especifica cuál será el coste derivado de que continúe Eresa prestando el servicio durante al menos seis meses.
El departamento del Hospital General de València presta atención a 360.000 ciudadanos a los que hay que sumar los que recibe de otras áreas para determinadas especialidades en que es centro de referencia, como cirugía cardiaca o torácica.