VALÈNCIA. El documentalista valenciano Llorenç Soler ha fallecido a los 86 años en Barcelona, tras una larga enfermedad. Nacido en València en 1936, Soler desarrolló el grueso de su extensa filmografía en la ciudad condal. Juan Piquer Simón le introdujo en el mundo del audiovisual, realizando en un primer momento encargos publicitarios, pero pronto intenta tener una voz propia, arraigada a lo social y que se escapará de los marcos de la industria.
Multidisciplinar y comprometido, Soler construyó una filmografía que radiografiara tanto la España como la València franquista y de la Transición. Compaginó encargos comerciales y su trabajo en televisión con obras propias y radicales, incluso realizó películas sin firmar para Colectivo de Cine de Clase y de laCooperativa de Cinema Alternatiu.
De su periodo valenciano, destaca en sus primeros años de filmografía, D'un temps, d'un país (1967) sobre Raimon. Sus películas de entonces se muestran en diferentes muestras de cine clandestino.
Su etapa más prolífica fueron finales de los 90 y los primeros años de la posterior década, con títulos como Saïd (1998, que se alzó con la Palmera de Bronce en La Mostra de València), Lola vende cá (2002), Francisco Boix, un fotógrafo en el infierno (2001), Del roig al blau (2004) o Ser Joan Fuster (2008).
En este sentido, la consellera Raquel Tamarit ha destacado en su pésame, que "justo ha faltado el año en el que se celebra el centenario de Fuster, siendo él el primero que hizo un documental en condiciones sobre su figura. Desde Cultura de la Generalitat no podemos hacer más que agradecer todo el trabajo que ha hecho y sumarnos al pésame".
Maestro de otros muchos cineastas valencianos, siempre fue profeta en la tierra de sus compañeros, y nunca cómplice de ninguna institución. Su huella en el audiovisual local permanece viva en generaciones posteriores, si bien su filmografía no es fácilmente accesible a día de hoy.
"La obra de Llorenç Soler se caracteriza por forzar los cánones representativos y narrativos del documental y del reportaje televisivo. Esto, que es apreciable incluso en sus trabajos de encargo, sin duda le confiere cierta reflexividad –más allá de sus ensayos experimentales–, acompañada en muchas ocasiones del distanciamiento brechtiano, del recurso a la ironía y, sobre todo en las primeras películas, a la parodia", resume Jorge Nieto Ferrando en el Diccionario Audiovisual Valenciano.
Por fondo y forma, está considerado uno de los grandes nombres del documental a nivel estatal. Su experimentación, las conexiones con nombres como Carles Santos, Raimon, o Portabella, y su posición lejana a cualquier tendencia fílmica así lo forjaron.