VALÈNCIA. A los adultos ya no se les cantan nanas para dormir, y tras esta decisión no hay un porqué muy claro. Siguen llorando, siguen estando cansados y siguen sin saber lo que quieren entre gritos y lagrimones. Aún no tienen claro con quién juntarse en la hora del recreo y llaman a mamá ante cualquier mínima preocupación.

¿Por qué no calmarlos con una nana antes de dormir?, ¿por qué hacer que tengan que jugar a navegar por Idealista en vez de con plastilina de colores? Ante estas dudas existenciales y con la intención de revocar la estúpida decisión de no mecer a los “mayores” la artista valenciana Chlöe’s Clue, tras la que se esconde Raquel Adalid, publica su nuevo EP Nanas Para Adultos, producido de la mano de Rubén Segovia.

Con un disco que se abre con la misma expectación que el regalo del huevo Kinder, Adalid compone un canto a la vida que se escucha en dieciséis minutos y que alegra la semana a cualquiera. Para ello agita una coctelera de sonidos: en un mismo trabajo la valenciana mezcla cumbia, nana, pasodobles y pop para hablar de la parte más infantil de su ser. Lo hace para experimentar sobre el escenario y para descubrirse como artista polifacética: “Este nuevo EP quiero emplearlo para experimentar. Empecé con Chlöe’s Clue de una forma muy acústica y siguiendo el estilo de cantautora, pero quería probar con un imaginario nuevo que se saliera un poco de esa raíz de folklore y tradicionalismo”.

Sin dejar estos géneros de lado, Adalid se ríe de su experimentación en temas como Anillo de Compromiso que comienza por una premonición: “Cumbia o nana, lo que me dé la gana” y combina ambos géneros. Este disco es su momento de juego y su “piscina de bolas musical”. Lo que no cambia respecto a sus anteriores trabajos es su manera de componer, que confiesa en voz muy bajita por miedo a que en algún momento deje de funcionarle, como si de un deseo de cumpleaños se tratara: “Las letras y los ritmos van un poco de la mano. Algo que me pone muy contenta y me da miedo decir en voz alta es que nunca me planteo hacer el ejercicio de crear una canción”.

“Como artista he intentado jugarlo, pero no es la forma que tengo de componer. Las ideas y las sensaciones me vienen a la vez y los temas nacen de una necesidad de darles forma”. A esta “forma”, además de las notas musicales, le acompaña un cuadro visual magnífico que se alimenta de la fotografía y pintura de Eloïse Labarbe-Lafon y también de la imagen que generan los directores valencianos Kevin Castellano y Edu Hirschfeld en videoclips como el de El Uniforme, en subir y bajar cremalleras antes de ir a trabajar se convierte en algo divertido.

Los temas de Nanas Para Adultos navegan desde el interior de una habitación hasta una casa imaginada con vistas a un arrozal en pleno corazón de València. Las letras se mecen al son del pop, la cumbia, el tecno y la nana y construyen el mundo de Adalid que, como ella, se compone con un ritmo muy frenético. Las contradicciones hacen que su universo sea cada vez más único: “Pienso en lo que los seres humanos sentimos y en conectar mientras canto con honestidad. Me gusta crear estas canciones que funcionan como tiritas que me pegan con la gente y lo hago con temas que no tienen demasiado maquillaje, compongo de una forma cristalina y ahí es dónde están estos pequeños puntos de conexión”.

Con un micrófono en una mano y un peluche en la otra, Adalid habla de las etapas que comienzan y las que terminan en la edad adulta mientras sigue admirando el amor de lo naïf. En sus nanas encuentra un punto de choque para ser ella misma, mecerse con sus letras y después… a dormir.