VALÈNCIA. La Habitación Roja es como ese amigo que no deja hacerse fiestas sorpresas y se esfuerza porque su cumpleaños sea un acontecimiento del que se hable el resto del año. Celebró los 25 por todo lo alto en el Teatre Principal de València, y para sus 30 ha redoblado su apuesta.
El Palau de la Música será el escenario donde el mítico grupo valenciano culminará tres décadas de trayectoria con un concierto sinfónico junto a la Orquestra de València. La cita, prevista para el 22 de mayo de 2026 en la Sala Iturbi, promete convertirse en uno de los hitos culturales de la temporada; un encuentro entre el referente del indie valenciano y una formación sinfónica en uno de sus mejores momentos artísticos.
La presentación del proyecto reunió a los responsables del Palau y al director Daniel Abad, además de los miembros del grupo. Todos coincidieron en la ambición y la carga simbólica de un concierto que lleva tiempo gestándose.
Por partes. Abad, que dirigirá la propuesta, reivindicó la vocación de abrir fronteras estilísticas: “Yo abogo por una sociedad que vaya eliminando barreras y trasladar eso también al mundo de la música. Todas las músicas se enriquecen unas de otras y la fusión es positiva para todos los estilos”. Elogió, además, la capacidad de la Orquestra de València para asumir este reto: “Es una orquesta muy flexible, capaz de interpretar cualquier estilo musical con la mayor excelencia artística”.
El director destacó también la conexión con la banda: “Mi encuentro con La Habitación Roja ha sido fantástico. A nivel personal hemos conectado mucho y, a nivel musical, escuchar sus melodías hace que mi trabajo de orquestación sea arduo, pero más fácil”. Su reto será envolver las canciones del grupo en un nuevo paisaje sonoro sin alterar su esencia.
Por otra parte, para La Habitación Roja el concierto es algo más que una celebración. Jorge Martí lo definía en la rueda de prensa como “un punto culminante” en su carrera. El cantante reconoció que alcanzar este escenario tiene “algo de justicia poética” y se mostró agradecido por la confianza depositada en ellos. “Es un sueño hecho realidad. Nuestra música es eminentemente melódica y creo que podemos hacer algo que exalte la belleza”, afirmó, recuperando una idea que atraviesa toda su trayectoria: la defensa de la emoción frente a un entorno cada vez más ruidoso —“Hay demasiadas cosas feas y horribles que nos rodean; siempre hemos querido aportar belleza”.

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- Foto: LIVE MUSIC VALÈNCIA
Pau Roca insistió en la dimensión simbólica del salto orquestal: “Nos habéis llamado clásicos y míticos y eso es a lo que aspiramos”, dijo entre risas. Y añadió: “Nuestra música siempre ha tenido la vocación de no ceñirse a bajo, batería y guitarra. Que nuestra música no tenga límites”. El guitarrista celebró la posibilidad de escuchar sus propias melodías transformadas por la orquesta: “Si consigo que una melodía que creo con un tecladito me la toquen unos chelos y un arpa, voy a dejar de tocar y escuchar”.
José Marco retomó un verso de Nunca ganaremos el Mundial (“Los clásicos serán siempre modernos”) para defender la ambición de permanencia que ha guiado la trayectoria de la banda: “Todo grupo que ame la música aspira a la condición de clásico, al don de la atemporalidad (…) Nos hemos tomado la música muy en serio y siempre hemos tenido en mente permanecer en el tiempo, que la música nos sobreviva”.
La pata que falta es la del director del Palau, Vicente Llimerá, y la subdirectora de Música, Nieves Pascual, que remarcaron que el concierto forma parte de la estrategia de ampliar públicos y enriquecer el programa. La idea de grandes grupos revisando su repertorio en clave sinfónica fue una de las primeras ideas de Llimerá desde su aterrizaje en el Palau de la Música. El año pasado el ensayo fue el concierto de Víctor Manuel; Pascual recordó experiencias similares de Vetusta Morla y Love of Lesbian en otros auditorios. Ahora es el turno de la música valenciana.
El 22 de mayo en la Sala Iturbi se reunirán dos tradiciones musicales de una misma ciudad. Y más allá de la pompa y el encuentro, al final toda celebración musical aspira, sobre todo , a ser “una velada inolvidable, que la gente la disfrute y se emocione mucho. La música es para emocionarse”, resumía ayer Jorge Martí.