VALÈNCIA. Raphael vuelve esta noche a València por la puerta más grande, la del Roig Arena. Ahí se reencontrará con su público tras el diagnóstico de un linfoma que le sacó abruptamente de los escenarios. Pero ya está de vuelta y a pleno rendimiento. En su gira de regreso, Raphaelísimo, está recorriendo grandes recintos presentándose en superlativo.
- El nombre de la gira es Raphaelísimo, un superlativo que lo abarca todo. Después de más de 60 años de carrera y habiendo superado baches recientes, ¿qué significa para ti esta expresión en este momento preciso de tu carrera?
- Raphaelísimo es celebrar que sigo aquí y en superlativo! (risas) Tras un paréntesis de salud, regresar a los escenarios era una necesidad de vuelta a mi hábitat. Esta gira mira al futuro con mis himnos de siempre y canciones recientes de mi disco Ayer... aún.
- ¿Cómo está siendo la sensación de reencontrarte con tu público en esta gira? ¿La preocupación de la gente meses atrás se ha traducido en un ambiente diferente?
- Lo he sentido más cerca que nunca: hay gratitud en ambos sentidos y una energía muy especial en cada función; después de tantas décadas juntos, somos 'familia'.
- Es importante remarcar que tu público es intergeneracional. Te quería preguntar más concretamente por tu público joven, ¿de dónde vienen? ¿se relacionan de una manera diferente con tu música y tu show?
- Muchos llegan por sus familias… y se quedan por la emoción. Buscan verdad en el escenario; cuando una canción les toca, la edad desaparece.
- El repertorio de un artista con tantos éxitos es siempre un desafío. ¿Cómo ha sido el proceso de selección de canciones para Raphaelísimo? ¿Hay alguna joya rescatada o alguna canción que cobre un nuevo significado para ti ahora?
- Combina 'joyas de la corona' con temas que hacía tiempo no cantaba y piezas recientes de mi disco tributo a la canción francesa. Cada etapa, momento o día reescribe las canciones según la emoción del momento.

- ¿Qué le pides a los músicos que te acompañan, a la gente que hace contigo el show?
- Respeto al público, entrega, disciplina… y sobre todo emoción. Que cada nota cuente y que disfrutemos juntos: el público lo percibe todo.
- Todos estos años dan para muchas historias. ¿Cómo ha sido tu relación con València?
- València siempre ha sido especial. He cantado aquí desde mis comienzos, y el público valenciano es de una calidez única. Recuerdo actuaciones en la Plaza de Toros, en el Palau… Además, tengo muchos amigos aquí y una relación muy cercana con la ciudad. Cada vez que regreso, siento que vuelvo a casa.
- La gira recorre grandes recintos por toda España, desde el Palau Sant Jordi hasta el Roig Arena. ¿Qué diferencia hay, si es que la hay, entre cantar en estos grandes espacios y hacerlo en un teatro más íntimo?
- La emoción es la misma, pero cambia la energía. En los grandes recintos, la sensación es de inmensidad, de comunión colectiva, casi como una celebración compartida a gran escala. En los teatros, en cambio, todo es más cercano, más personal, casi como un diálogo entre el artista y cada persona del público. Me gusta combinar ambos formatos, porque cada uno tiene su magia.
- En tus discos te rodeas siempre de algunos de los mejores músicos y compositores de la escena pop española. ¿Esta idea es en realidad un reflejo de tu optimismo hacia la música actual, una manera de demostrar que Raphael está por encima de la nostalgia?
- Celebro mi historia, pero me interesa lo que está ocurriendo hoy, los sonidos nuevos, las voces nuevas. Colaborar con artistas y productores jóvenes me nutre. No creo en la nostalgia como refugio, sino como punto de partida. No miro para atrás, siempre pa’lante.