Entrevista

Música y ópera

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Thomas M. Lauderdale (Pink Martini): "La música puede abrir corazones pero no reemplaza la acción directa"

VALÈNCIA. Pink Martini llevan 30 años demostrando que el jazz no ha dejado de ser un género cercano, además de espontáneo. Lo hacen con una energía en el escenario única, y con un desenfado que se ha convertido en su gran marca de casa. El grupo, liderado por Thomas M. Lauderdale, cumple tres décadas de carrera girando por toda Europa, a la que le debe mucho del repertorio del que se sirven en su último EP, Bella Ciao.

Pink Martini pasarán por Les Arts, en València, el próximo 18 de septiembre. Lo harán dentro de una nueva edición del ciclo Piñata, que trae a la ciudad un puñado de artistas internacionales referentes en el soul, el jazz, el funk, el flamenco y las músicas del mundo. En febrero, también harán parada en València GoGo Penguin o Biffy Clyro.

-Estáis celebrando el 30º aniversario de la banda, así que es momento de hacer balance. Empezasteis casi de manera casual, apoyando una acto político. ¿Qué queda de esa experiencia?

-En 1994, estaba trabajando en política en Portland y me di cuenta de que la música en los eventos políticos era poco atractiva e inclusiva. Quise crear una “pequeña orquesta” que hiciera música hermosa y diversa para apoyar causas progresistas como los derechos civiles, el medio ambiente y la vivienda asequible. Así nació Pink Martini.

Aunque hoy somos un fenómeno internacional, nuestra misión original sigue siendo el corazón del proyecto: usar la música para unir y apoyar un mundo más inclusivo y justo. Después de más de 30 años, seguimos de gira y haciendo música con esa misma pasión. Para mí, Pink Martini es un reflejo de la diversidad cultural de América y de la esperanza que la música puede llevar

-¿Hasta dónde llega el poder transformador de la música y dónde están sus límites?

-La música tiene un poder especial porque une a personas muy diferentes que normalmente no estarían juntas. Cuando estamos en el escenario, no solo se trata de tocar; se trata de crear una comunidad inclusiva y diversa, sin importar las diferencias políticas, generacionales o culturales. Nuestra música, que abarca varios idiomas y estilos, refleja cómo veo un mundo más bello y unido. La música es, para mí, una forma de diplomacia que ayuda a crear comprensión y unidad.

Pero también soy consciente de que la música tiene límites: puede abrir corazones y mentes, apoyar causas progresistas, pero no reemplaza la acción directa ni soluciona todos los problemas sociales. La música es solo una parte de un cambio más grande. En el escenario, la alegría del público me recuerda su poder, pero también sus fronteras.

-Sois quince personas sobre el escenario y haciendo giras internacionales. ¿Cómo habéis gestionado este trabajo colectivo a lo largo de los años?

-Somos como quince en el escenario, cada uno con su estilo y lugar de origen, pero la verdad es que hay una química increíble y mucho respeto entre todos. Eso hace que tocar juntos sea algo muy especial. Storm, nuestra vocalista, siempre dice que la música nos conecta más allá del idioma o lo que creamos. Cuando estamos en el escenario, le pedimos a la gente que se suelte, que confíe, y así se crea una energía llena de alegría. 

La verdad es que esa actitud abierta y el respeto mutuo hacen que estar juntos sea una aventura constante y bien bonita. Desde siempre tenemos un equipo professional  y humano que se encarga de que todo funcione detrás de cada concierto, con la producción y la logística, para que nosotros nos podamos enfocar en lo que nos gusta: hacer música y disfrutar el show. Sin eso, seguro sería mucho más complicado seguir adelante con tanta coordinación y buen rollo.

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-Atendiendo vuestro repertorio y vuestra estética, se podría pensar que vivís de la nostalgia. ¿Qué respondéis a eso?

-Aunque mi trabajo o mi estética puedan parecer inspirados en el pasado, no se trata de vivir de la nostalgia. Más bien, busco reinterpretar y combinar esos elementos con nuevas ideas, perspectivas y una relevancia contemporánea. La nostalgia puede ser un punto de partida, pero el objetivo es crear algo fresco y significativo que conecte con el presente, y no simplemente replicar lo que ya fue.

- Buscáis mucha de vuestra música en los repertorios de música europea del siglo XX. ¿Qué encontráis ahí que os interesa tanto?

-¡Qué pregunta tan fascinante, y qué honor responderla desde mi trinchera, con la mano sobre las teclas y el alma en el jazz y la historia! Mira, la música europea del siglo XX es un vasto paisaje de emociones, ideales y luchas, un reflejo sonoro de épocas convulsas y maravillosas ideas.

Cuando trabajo con piezas como las de ese EP de Bella Ciao, no solo estoy abordando una canción; estoy conectando con una resistencia, una voz colectiva que desafió el fascismo y abrazó la esperanza. En ese repertorio encuentro historia viva, ritos de memoria compartida y una poesía popular que se aferra a la dignidad.

Para mí, esa música europea es un terreno fértil donde lo clásico convive con lo popular, donde la melodía carga con el peso de las historias sociales y políticas, pero también vibra con la belleza pura. Es como un diálogo entre el pasado y el presente, entre lo político y lo personal. Ahí encuentro inspiración para seguir explorando, para contar nuevas historias con el piano y mi banda, para hacer que esas melodías antiguas suenen renovadas y urgentes en nuestros tiempos.

-¿Cómo funciona y qué importancia tiene el trabajo investigación y adaptación de una canción para que forme parte de vuestro repertorio?

-Esa es una parte esencial y casi sagrada del viaje musical. Para mí, investigar y adaptar una canción no es solo aprender notas, sino sumergirme en su historia, en su contexto cultural y emocional. Empiezo escuchando versiones, leyendo sobre su origen, hablando con gente que pueda saber más, entendiendo qué la hace única y valiosa.

Luego llega la parte creativa: cómo puedo reinterpretarla con mi estilo, con la identidad de mi banda, sin perder su esencia original. Es un equilibrio delicado entre respeto y libertad artística. Me gusta pensar que cada arreglo es como una conversación entre el pasado y mi presente, una nueva piel para una historia antigua.

Es un proceso lento, cuidadoso, lleno de ensayo y error, pero muy enriquecedor, porque al final no solo llevo la canción a mi repertorio, sino también la llevo en el alma, junto con todo lo que representa.

- En el caso de Bella Ciao o Pourquoi tu vis, habéis estado interpretándolas bastante tiempo antes de grabarlas. ¿Es importante que pasen el test del directo con público?

- Sí, absolutamente. Para mí, presentar una canción en vivo antes de grabarla en estudio es fundamental. El público es como un espejo que refleja cómo la canción vive y respira en tiempo real. Al tocar Bella Ciao o Pourquoi tu vis en conciertos, puedo sentir la energía, las emociones, y cómo la gente conecta con la música.

Eso me ayuda a ajustar detalles, a tomar decisiones sobre la interpretación, y a encontrar ese punto donde la canción realmente cobra vida y se vuelve auténtica para todos. La música es un diálogo, y el público es parte esencial de ese proceso antes de darla por terminada en una grabación.

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- Tocar en auditorios con el público sentado a veces crea una distancia que no parece que queráis tener. ¿Cómo es vuestra relación con el público?

-Mi relación con el público es como una conversación íntima, casi un abrazo compartido en cada nota. Aunque toquemos en auditorios grandes, siempre busco derribar ese muro invisible, hacer que la experiencia se sienta cercana, cálida y participativa.

Me gusta imaginar que cada persona en la sala es parte de la historia que estamos contando juntos, y que la música sea un puente, no una barrera. Esa interacción, esa energía compartida, es lo que realmente da sentido a lo que hacemos en el escenario. Sin esa conexión, la música pierde parte de su magia y su propósito.

-Celebráis vuestro 30º aniversario (el pasado) y la publicación de un nuevo EP (el presente). ¿Cómo veis el futuro de la banda?

-Celebrar 30 años de carrera es un momento muy especial para nosotros, es un reflejo de toda la pasión y dedicación que hemos puesto en la música a lo largo del tiempo. Al mismo tiempo, lanzar un nuevo EP representa nuestra energía y creatividad en el presente, un recordatorio de que seguimos creciendo y explorando nuevos sonidos. Respecto al futuro de la banda, lo veo con mucha ilusión y optimismo. Queremos seguir conectando con nuestra audiencia, experimentar sin miedo y mantener viva esa chispa que nos ha acompañado desde el principio. La música es un viaje sin fin, y esperamos que nuestro viaje continúe sorprendiendo y emocionando tanto a nosotros como a nuestros seguidores.

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