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Innovación en literatura

Narratores: los libros también se escuchan

La editorial renueva el concepto de audiolibro para adaptarlo al ecosistema móvil con una aplicación creada expresamente para este formato

19/11/2015 - 

VALENCIA. Un audiolibro no es un sucedáneo de un libro. Esta es la máxima de los valencianos Benjamín Figueres y Milton Font que, tras trabajar para el mercado estadounidense produciendo este tipo de obras, se dieron cuenta de que la popularidad de la que goza el formato en el mundo anglosajón no encuentra su reflejo por estos lares. Por ello, han puesto en marcha la editorial Narratores, impulsada desde su estudio de grabación Kilohercios y Decibelios, con una larga trayectoria en el sector del doblaje en la que han trabajado, por ejemplo, para RTVV.

Narratores presenta, a modo de aplicación –de momento solo disponible en dispositivos de Apple, pero pronto también para Android– una selección de grandes clásicos narrados por actores y actrices profesionales que se acompañan por las obras de renombrados ilustradores entre los que se encuentran, por ejemplo, Iban Barrenetxea (quien también participa como escritor), Ricardo Cavolo o el estudio Boa Mistura, además de las valencianas Paula Bonet, Ana Juan y Carla Fuentes. “En el mercado español no se habían tratado los audiolibros de manera adecuada”, explica Font, “por eso nos planteamos la posibilidad de buscar sistemas de producción muy cuidados y acercarlos al concepto de aplicación para móvil”.

Los impulsores de Narratores recuerdan que la mayoría de aproximaciones del mercado español al audiolibro se realizaron en las épocas del casete y del CD, y casi siempre desde grandes casas editoriales que subcontrataban los servicios técnicos. En cambio, Figueres y Font controlan el proceso de producción de cada obra desde principio a fin. Después de un año de trabajo, en la aplicación ya se encuentran dos publicaciones a la venta, Brujarella de Iban Barrenetxea y Otra vuelta de tuerca de Henry James (ilustrada por Ana Juan). En los próximos meses se pondrán a disposición del público también otros títulos como las obras de Jane Austen Orgullo y prejuicio y Emma (esta última acompañada por los dibujos de Paula Bonet), el Drácula de Bram Stoker El Fantasma de Canterville de Oscar Wilde.

La cantera de ilustradores con la que cuenta Narratores es precisamente uno de los puntos fuertes de la iniciativa. Sus fundadores cuentan que no les costó convencerlos para colaborar con el proyecto. “Les atrae el hecho de poder mostrar su trabajo en un producto puramente digital”, explica Font. Y Figueres añade: “otra cosa que les interesa es la posibilidad de jugar con el recurso del tiempo y las transiciones, con el antes y el después”. En Narratores la complementariedad de las ilustraciones sustituye algunos elementos de las ediciones impresas: "no tenemos una portada que se despliega físicamente y por ello las obras gráficas tienen que conseguir que se abra el libro, es la apertura hacia el relato”, afirma Font.

Más allá de las ilustraciones, la propuesta de Narratores es innovadora porque concibe el audiolibro como producto por si mismo y lo adapta al ecosistema de las aplicaciones para móviles, hasta ahora desaprovechado en este campo. Para sus fundadores no tenía sentido comercializar ficheros de audio que funcionen en los mismos reproductores que los canciones, ya que consideran que es una experiencia “frustrante”. Por ello, Narratores ofrece un sistema de reproducción propio en el que, por ejemplo, la navegación dentro del archivo se realiza por párrafos y no por intervalos de tiempo como ocurre con la música. “No se trata de trasvasar lo que se hacía en CD a una aplicación, sino de adaptarlo a este medio y aprovechar sus prestaciones”.

Por ahora el catálogo de Narratores se nutre principalmente de grandes clásicos. Eso responde, por un lado, a una mayor facilidad en la gestión de los derechos de autor (muchas de las obras editadas pertenecen ya al dominio público) y, por otro, a la dificultad de negociar con autores contemporáneos debido a las reticencias que existen respecto al concepto de audiolibro. Eso sí, los editores han puesto mucho cuidado en la elección de las traducciones para cada obra. “Es muy importante tener una buena traducción y por eso hemos intentado escoger la más aceptada u oficial en cada caso”, explica Font. Y Figueres bromea: “nos hemos esforzado mucho en contactar con los traductores, queríamos pagarles los derechos y no se lo creían”.

Narratores no nace con la ambición de modificar los hábitos de lectura, pero sí con el empeño de convertirse en una nueva manera de acercarse a la literatura. “No vamos a quitar lectores a nadie, a quien le guste leer no va a dejar de hacerlo. Simplemente ofrecemos otra manera de llegar a estas obras de manera cómoda y directa para quien no tiene la costumbre, las ganas o el tiempo para leer”, afirma Font, que insiste una vez más en la necesidad de “eliminar el concepto de audiolibro como sucedáneo de un libro. Es otro producto, en el mejor de los casos paralelo a la obra impresa o digital. Se trata de otra manera de consumir el mismo contenido que permite a cada usuario decidir qué método prefiere para sumergirse en una historia”.

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