Ni de lejos se ha llegado al objetivo de inversión en Defensa del 2% del PIB de cada país miembro de la OTAN, tal y como explica el analista
MADRID. Un escenario geopolítico extremadamente volátil en el que actualmente nos encontramos (conflicto Rusia-Ucrania, fricciones entre China y Taiwán o las tensiones en Oriente Medio) ha hecho que el gasto militar de los países occidentales se haya incrementado de forma notable; además de que la mayoría de ellos hayan iniciado diferentes programas al respecto. Sin embargo, ni de lejos se ha llegado al objetivo de inversión en Defensa del 2% del PIB de cada país miembro de la OTAN.
Seguramente nuestros lectores recordarán los desencuentros que años atrás el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuvo con los líderes europeos de los países pertenecientes a la OTAN. Lo hizo reclamando un compromiso por parte de estos para incrementar el gasto en Defensa de cada de uno de ellos. Después de que Trump perdiera las elecciones ante Biden en 2020, parecía que todo había vuelto a la 'normalidad'. Biden buscó 'reparar el daño' que Trump le causó a la OTAN permitiendo que los europeos volvieran a su zona de confort. La misma que no duró mucho -apenas hasta febrero de 2022-, cuando Rusia decidió invadir Ucrania. A pesar de ello tampoco ha habido mucho empeño en destinar los fondos necesarios para la defensa del territorio común.
La verdad es que desde los tiempos de Eisenhower los presidentes americanos se han quejado -con más o menos vehemencia- de que los aliados europeos se aprovechan de la defensa estadounidense. Y la verdad es que tienen buena parte de razón, aunque no nos guste a los europeos escucharlo. Los países europeos nos hemos aprovechado, aunque fuera poco realista esperar que Estados Unidos pagara la cuenta de la seguridad europea hasta el infinito. Pero la semana pasada ha ocurrido algo que puede hacer que los países europeos miembros de la OTAN 'se lo vuelvan a pensar'. Trump declaró haberle dicho a un líder europeo sobre cómo respondería Estados Unidos bajo su mandato si su país fuera atacado por Rusia: "No te protegería, de hecho, los alentaría a hacer lo que quisieran".
Ni que decir tiene el impacto que han tenido estas palabras en el Viejo Continente. No importa que Trump estuviera hablando de lo que haría si los otros países de la OTAN no cumplieran con el objetivo de gasto de la alianza del 2% del PIB, como sistemáticamente están haciendo. Al poner en duda el compromiso de Estados Unidos con dicha alianza militar de una manera tan directa y fundamental, en la práctica clavó una estaca en el corazón de la alianza. Por supuesto que la Administración Biden argumentó inmediatamente que si el actual presidente es reelegido la OTAN estaría tan segura como siempre bajo el paraguas de los Estados Unidos. Pero, ¿por cuánto tiempo?
Después del revuelo inicial después de esas incisivas declaraciones, quizás sería necesario que Europa realizase un serio 'examen de conciencia'. Europa estaría loca si dejara su seguridad cada cuatro años en manos de unos 50.000 votantes norteamericanos de estados indecisos, que es el margen aproximado de victoria en las recientes elecciones presidenciales y que se puede reproducir en el futuro. La realidad es que -gane quien gane en noviembre- es un riesgo que Europa no puede darse el lujo de ignorar ¿Quién puede decir que el heredero republicano de Trump o el heredero demócrata de Biden no renueven una inclinación antiOTAN?
La conclusión es que se ha vuelto arriesgado contar con Estados Unidos. Considerando lo que está en juego -la subyugación a Rusia-, Europa no tiene más remedio que empezar a preparar un 'plan B' sin contar con la protección incondicional de los norteamericanos. Aunque el gasto general en Defensa ha aumentado en los últimos años en Europa -como debería haberlo hecho por la guerra de Rusia contra Ucrania-, todavía no es suficiente. Según los propios datos de la OTAN, se espera que sólo 11 de los 31 miembros de dicha alianza cumplan el objetivo de gasto en 2023. Alemania aún no lo ha alcanzado.
Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, el foco del debate nacional alemán se ha desplazado de la guerra a las bombas de calor y la migración masiva. Incluso cuando el país aumentó su apoyo a Ucrania, la mente del público se desvió hacia otra parte. Durante el año pasado, Rusia cayó del primer al séptimo lugar en la percepción de los alemanes sobre las amenazas al país, según un estudio publicado recientemente. Mientras tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, habla muy bien de la búsqueda de una "autonomía estratégica" europea, pero en realidad su país no ha hecho nada para que eso se convierta en realidad.
Resolver estos problemas requiere mucho tiempo y es complicado. Europa no sólo necesita reconstruir sus ejércitos, sino que necesita reprogramar su mentalidad colectiva. Incluso cuando se acerca el segundo aniversario de la fallida marcha de Vladimir Putin sobre Kiev, la guerra y sus implicaciones para la seguridad europea siguen siendo demasiado abstractas para muchos europeos, especialmente aquellos de Europa occidental.
PD: Que nuestros lectores no entiendan estas líneas como un comentario exclusivamente político. La geopolítica tiene mucha importancia en la economía y en los mercados financieros. Guste o no en las bolsas cotizan unas cuantas compañías del sector Defensa. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Antonio Castelo es analista de iBroker