La Unidad de Neurofisiología Clínica de Vithas Valencia 9 de Octubre trabaja estrechamente con otras especialidades médicas y quirúrgicas
VALÈNCIA. Hay especialidades médicas que todavía son grandes desconocidas para la sociedad en general, pero fundamentales para un buen diagnóstico médico. Una de ellas es la Neurofisiología Clínica, que sirve de apoyo y complemento al diagnóstico y seguimiento para especialidades diversas como Traumatología, Rehabilitación, Reumatología, Neurología, Pediatría, Oftalmología, Otorrinolaringología, Neurocirugía, Psiquiatría, Neumología, etc. «La importancia de las pruebas que realizamos es muy significativa porque ayudan a conocer mejor la situación real y hacer una valoración funcional del paciente y así afinar más el tratamiento o el diagnóstico», explica la doctora Susana Soler, médico de la Unidad de Neurofisiología Clínica y Unidad del Sueño de Vithas Valencia 9 de Octubre.
Además, es también una especialidad cada vez más utilizada en quirófanos, para minimizar los riesgos neurológicos en cirugías de diferentes especialidades (COT, Neurocirugía, Cirugía Vascular, Cirugía Plástica). A través de la monitorización neurofisiológica intraoperatoria se pueden prevenir secuelas de una cirugía.
El objetivo de la Neurofisiología Clínica es la exploración funcional del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal), sistema nervioso periférico (nervios y órganos de los sentidos) y sistema nervioso vegetativo (simpático y parasimpático), utilizando tecnología altamente especializada con fines diagnósticos, pronósticos y de orientación terapéutica.
Para ello está especialidad se basa en el dato, que se recoge de unas pruebas «completamente inofensivas y prácticamente nada invasivas y que arrojan mucha información sobre el estado del sistema nervioso estudiado». Por ejemplo, un electroencefalograma estudia la respuesta de la corteza cerebral, lo que permite diagnosticar y tratar trastornos cerebrales, especialmente epilepsia u otros trastornos convulsivos, así como encefalopatias, encefalitis entre otras enfermedades.
Por su parte, con los potenciales evocados «no solo se valora la corteza cerebral, sino que analizamos desde el nervio que estamos estimulando hasta la respuesta cortical, se colocan electrodos por distintas zonas lo que nos permite valorar nervio periférico, la raíz, el tronco cerebral, el talamo y la corteza cerebral. Todo ello nos permite diagnosticar enfermedades como neuritis óptica, esclerosis múltiple, sorderas, traumatismos craneales, lesiones de médula espinal o tronco del encéfalo, neuropatías, etc».
A ellas se une la electromiografía, que sirve para el diagnóstico de enfermedades con pérdida de fuerza, debilidad o pérdida de masa muscular, desde una esclerosis lateral amiotrófica a un síndrome del túnel del carpo.
Por último la polisomnografía del sueño es una técnica que se basa en el registro de una serie de variables neurofisiológicas, respiratorias y cardíacas que les permiten conocer la cantidad y la calidad del sueño. Eso es clave para diagnosticar algunas alteraciones que solo aparecen cuando dormimos, como las paradas respiratorias (apneas), pero también otras alteraciones como la narcolepsia, trastornos de conducta en sueño REM, sonambulismo o el síndrome de las piernas inquietas. «En nuestra Unidad del Sueño contamos con dos enfermeras específicamente formadas para está técnica y se hace un registro completo y vigilado, lo que aporta mayor seguridad al diagnostico», apunta la doctora Soler.
Una información muy necesaria ya que los trastornos del sueño son un problema de importancia tanto sanitaria como social de primer orden, ya que afectan a un número muy elevado de personas, y que han ido a más debido a la pandemia. Se calcula que el insomnio crónico afecta a un 10% de la población; el 5% sufre el síndrome de piernas inquietas; y un 6% padece síndrome de apnea del sueño y de ese porcentaje el 80% no están no diagnosticada ni tratada «y eso es peligroso porque afecta a toda su vida y puede poner en riesgo su vida y la de otros. De ahí la importancia de estas pruebas porque con un diagnóstico, un seguimiento y con medicación o con unas pautas de hábitos saludables se pueden prevenir y mejorar la calidad de vida de estos pacientes».
Para llevar a cabo todas estas técnicas, la Unidad de Neurofisiología Clínica y Unidad del Sueño de Vithas Valencia 9 de Octubre cuenta con un equipo compuesto con dos médicos y dos enfermeras y la última tecnología, «lo que nos permite ofrecer unos estudios objetivos, que complementan las exploraciones de otras especialidades, fundamentales no solo para el diagnóstico sino también para el control del tratamiento». Además de habitaciones habilitadas para el registro de los trastornos tanto del sueño como de otras patologías y una zona de control.
Un ejemplo del uso de las últimas tecnologías es la utilización de nuevas técnicas como la monitorización por vídeo EEG de 24 horas para pacientes con epilepsia, «que permiten obtener una mayor cantidad de información». Así el paciente ingresa en la unidad y pasa la noche o un día en una habitación equipadas con cámaras de vídeo, controladas por las enfermeras con el fin de estar pendientes en todo momento del paciente, al que además se le está monitorizando con un encefalograma para obtener la información de crisis y posibles alteraciones. Así se puede afinar más un tratamiento farmacológico, analizar cómo está funcionando, diagnosticar o descartar epilepsias o para una evaluación prequirúrgica de pacientes con epilepsia.
Así, la Unidad de Neurofisiología Clínica y Unidad del Sueño de Vithas Valencia 9 de Octubre trabaja estrechamente con las otras especialidades médicas y quirúrgicas del centro para ofrecer un servicio completo y multidisciplinar a los pacientes que necesiten de las exploraciones neurofisiológicas con el objetivo de llegar a un diagnóstico o indicación terapéutica acertada. «Es una especialidad cada vez más necesaria para otras especialidades médicas y que ha avanzado mucho en los últimos años y gracias a la tecnología podemos obtener más información y un mejor diagnóstico», asegura la doctora Soler.
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones