Abrieron durante el verano de 2022, con una propuesta libre que bebía de todas las latitudes que habían dejado huella en José y Mihaela, en un barrio "de gente normal, trabajadora, que no sea tendencia o tenga tanto glamour, un barrio como nosotros, como nuestra filosofía: algo simple y sin luces de colores, pero genuino, con sentimiento, carácter y pertenencia”, nos contaron entonces. Tres años después anuncian que cierran el local donde empezazron a escribir su propia historia. Un ciclo que acaba, según ellos mismos nos explican, por falta de espacio en el local. "Nos impide seguir creciendo gastronómicamente el local, nos impide dar más comensales los fines de semana y dar un mejor servicio. Y claro, te estancas económicamente. Por eso, antes de bajar el nivel o aún peor, antes de ofrecer siempre lo mismo preferimos cerrar este ciclo aquí".
La pareja, que abrirá por última vez el 31 de julio, quiere ahora parar un tiempo, trabajar en otros poryectos en los que están inmersos y encontrar el lugar adecuado donde volver a poner a rodar un restaurante que ha sido un regalo para esa ciudad que también se existe en los márgenes. Permaneceremos atentos.