La amistad no admite gradación. O se es amigo o no se es. Lo que sí está sujeto a variación es el uso que se le da a esa amistad. Por ejemplo, durante el juicio del caso Erial, el empresario Joaquín Barceló, amigo desde la infancia de Eduardo Zaplana, declaró ante el tribunal que el expresidente de la Generalitat le “pidió favores”. “Me pareció normal y se los hice”, agregó, “si eso es ser testaferro, sí, he sido testaferro de Zaplana”.
No es difícil imaginar el rumor de asombros que recorrió la sala. Este testimonio entre otros, puede haber encaminado al exalcalde de Benidorm hacia una cómoda celda durante diez años, si la salud, los pertinentes informes médicos o un bien elaborado recurso de la sentencia promulgada ayer no lo impiden.
También son amigos los Ripoll y los Ortiz, según otro fallo judicial dado a conocer este martes. La pieza relativa a la adjudicación del plan zonal de la Vega Baja, en la que todos los encausados han sido absueltos, señala que el extodo en Alicante José Joaquín Ripoll y su mujer navegaron en el yate del empresario Enrique Ortiz por amistad, no porque estuvieran amañando el emplazamiento de un colosal vertedero para dar servicio a 27 municipios del sur de la provincia. Ambos, político y promotor, podrán seguir descalzándose frente al televisor cada vez que lleguen a su hogar después de una dura jornada de trabajo. No es difícil imaginar el frufrú de sus pijamas cuando levanten las piernas para apoyarlas sobre una mesa bajera o una chaise longue, según la RAE. Cheslón, propone el Diccionario Panhispánico de Dudas.
Hay otros mundos, sin embargo, y están en este. Lo más habitual en estos tiempos, tal como reflejan las calles, las charlas de bar y los chats familiares de whatsapp, es que los amigos están para las duras. Hay maneras y maneras de vivir y la que se impone como tendencia es echar mano de los amigos y familiares para que te ayuden con la hipoteca o el alquiler. No es difícil de imaginar el terremoto de carraspeos previos a la petición de ayuda. El Gobierno sigue viendo como única respuesta ante el aumento de los precios unas ayudas que irán a parar al bolsillo de los tenedores. Entiéndase como persona que tiene o posee algo, dice la RAE, en este caso, inmuebles, no como instrumento de mesa con dos o más púas que sirve para pinchar alimentos sólidos y comerlos. Pero, como ya he repetido varias veces, el ejecutivo socialista no es el único responsable.
El ser humano es el único animal sobre la Tierra capaz de transformar una brillante idea de economía colaborativa, como ceder pisos que no se usan con frecuencia para disfrute de los demás a precios razonables, en una herramienta para el Mal. La codicia nos puede, con la agravante de que luego nos quejamos de la codicia de los demás. Y la rueda no para de girar. Y de atropellarnos.
Desconozco si los Ripoll y los Ortiz seguirán viéndose. Es muy probable que a Zaplana y Barceló no les quede más mediación que los respectivos representantes legales, a no ser que decidan iniciar una decimonónica relación epistolar desde sus respectivas prisiones, si finalmente acaban entre rejas. Lo que no está tan claro es que los amigos que ayudan a una persona con dificultades económicas vuelvan a verse otra vez, a no ser que se resuelvan sus apuros. Porque con problemas habitacionales, laborales o de cualquier otra índole, no se suelen tener ganas ni posibilidades de salir a tomar una cerveza, siquiera. Aunque el sentimiento de amistad es fuerte. Y quién sabe, quizá en los tres casos sean capaces de superar la vergüenza, la distancia o el cambio de rumbo vital que suelen diluirla. Y en estos tres aspectos, sí hay gradación.
@Faroimpostor