Hoy es 14 de octubre
Muchas veces la complejidad de las guerras o conflictos, aunque sean comerciales, nos impiden ver cuales son sus verdaderos orígenes
El futuro es ese reto que ha hecho a la humanidad progresar gracias a esos idealistas o soñadores que han proyectado mundos utópicos basados en la tecnología por lo general. Y así es como hemos pasado, por ejemplo, de pasear en coches de caballos a transportarnos en locomotoras a vapor, o circular en coches de motor de combustión interna, e incluso volar en aviones a reacción o naves espaciales; de vivir en cavernas hemos pasado a vivir en cabañas, casas o castillos, edificios, hoteles subacuáticos hasta en el espacio en Estaciones Internacionales.
Pero, y ahí están esas obras como 1984 de George Orwell, o Un mundo feliz de Aldous Huxley, donde se especulan con mundos distópicos, por no citar otras obras que han tenido aún más éxito como películas, por ejemplo Yo Robot de Isaac Asimov, donde la distopía proviene de la amenaza tecnológica; y es por eso que en los continuos avances (benditos ellos) de nuestra compleja sociedad deben de tomarse teniendo en cuenta los máximos factores posibles, también los morales e ideológicos, y no sólo los económicos.
Ahora es cuando nos reubicamos en el momento actual, y el enfrentamiento comercial China-USA del que ya hemos tratado otras veces en esta columna y este diario, que simplemente es el síntoma de quien va a liderar el futuro, si este será siguiendo el modelo americano de democracia y libre mercado (aunque como toda obra humana con sus imperfecciones), o el otro modelo del dragón rojo oriental de dictadura y economía planificada en términos macro, aunque en el micro pueda tener apariencia de liberalismo o incluso capitalismo salvaje.
Este futuro, del que tratamos, va a tener entre sus componentes principales la tecnología, de la que también hemos escrito en esta columna al hablar de la cuarta revolución industrial o 4.0, donde se producirá (ya está comenzando) la hibridación del mundo real (físico) con el virtual (ciberespacio), y donde las conexiones P2P -peer to peer- es decir (y resumiendo con perdón) de ordenador a ordenador (detrás de los cuales existe un humano) serán sustituidas, casi en la mayoría de los casos con las conexiones M2M -machine to machine-, de maquina a maquina, es decir prescindiendo de la intervención de las personas, y donde se requerirá unas formidables velocidades de conexión, y ahí es donde entra el 5G, quinta generación de tecnología de telefonía móvil, que permitirá, en parte, esas altísimas prestaciones y velocidades.
Pues ya saben o habrán leído que China, a través de su empresa Huawei, lleva parece ser la delantera en esta tecnología del 5G (financiada alegremente por occidente, uno de sus clientes), y que ya en el Mundial de fútbol de Rusia de 2018 esa compañía pudo exhibir sus avances en esas tecnologías. Recordemos los problemas de seguridad con esa misma compañía según los USA, que llevo en mayo del año pasado al Pentágono (Ministerio de Defensa norteamericano) prohibir la venta de móviles ZTE y Huawei en sus bases militares de todo el planeta. No es raro entonces que el general de cuatro estrellas y Consejo de Seguridad Nacional (2009-2010) James L. Jones, hace aproximadamente un mes, nos advirtiera que “entregar la tecnología 5G a China pone en riesgo la seguridad de España”, a raíz de la compra por parte de las operadoras españolas (que sólo se basaban en el precio) de dispositivos chinos que permiten desarrollar esas nuevas tecnologías.
Y esta semana, Felix Roldán, también general de cuatro estrellas, y Director del CNI, en la inauguración de Feria Internacional de Defensa en Madrid, ha alertado de los riesgos que se ciernen con la puesta en marcha del 5G, que según el Centro Criptológico Nacional se aplicará ya masivamente en el 2023, y que al suponer un incremento exponencial del trafico de información y datos (el Big data) también supondrá un aumento de las vulnerabilidades. Fíjense que según el informe sobre Seguridad Nacional del 2018 del Departamento de Seguridad Nacional de Moncloa, recoge que el Centro Criptológico Nacional (dependiente del CNI) que atiende a las Administraciones y determinadas empresas gestionó 38.192 incidentes informáticos, siendo un 57% intrusiones mientras que el INCIBE-CERT (enfocado más al resto de operadores empresas y ciudadanos) atendió a 111.519 incidentes de seguridad informática de los cuales 722 han correspondido a operadores estratégicos y críticos (por ejemplo redes eléctricas o de gas, centrales nucleares, etc.), pues cuando se incrementen exponencialmente (como han podido leer antes) las conexiones, necesitaremos más seguridad y protección, y parece que ciertos productos chinos, según los especialistas, no nos las pueden dar.
Otra cuestión será, dentro de esa revolución 4.0 y del M2M, la discusión sobre el algoritmo (la formula, por decirlo de alguna manera comprensible), en base a la cual su coche autómata (sí, sí, el que tendrá en unos años) tenga que decidir y ante un posible accidente (aunque sea en el 0,0001 % casos, mucho menos que los errores humanos), entre colisionar con varios peatones o estrellarse pereciendo sus hijos que los enviaba al colegio en ese automático y magnífico robot-coche, pero eso ya es otra historia para otro articulo con las leyes de la robótica de Asimov de por medio.