VALÈNCIA. Comprar un piso en València es imposible, ni para adultos, ni para jóvenes, ni para ancianos… ni para nadie. El negocio de la vivienda ha hecho que la ciudad casa de cada uno deje de existir, que encontrar un espacio digno en el centro -o la periferia- sea una probabilidad entre un millón y que la idea de tener un techo se desvanezca. El pasado 5 de abril miles de personas salieron a la calle llaves en mano para protestar por una vivienda digna. Una manifestación que tomó las calles, como no puede ser de otra manera, y que puso el foco en la politización de los espacios, el encarecimiento de los alquileres y el derecho a un lugar al que poder llamar “casa”.
La cultura, desde su rama más crítica, aborda también el debate de la vivienda a través de varias creadoras valencianas que encuentran, a través del arte, su manera de protestar contra una ciudad que se les come y en la que no pueden encontrar su lugar. La directora valenciana Claudia García de Mateos explora en su cortometraje El pisito -recién llegado a Filmin- sobre las problemáticas que vive junto a su pareja a la hora de encontrar un alquiler digno para independizarse, teniendo que buscar alternativas “poco románticas” para compartir su futuro como pareja con un amigo de ambos.

- Eric Palma presentando la Oka en La Misti -
El creador y artista Eric Palma desarrolla -gracias a la residencia Torna el sol del colectivo Okuparte- una Oka contra la gentrificación que funciona bajo el lema “D’Airbn en Airbnb i ens tiren d’ací” (De Airbnb en Airbnb y nos tiran de aquí) en la que juega a generar un extenso debate sobre la crisis de la vivienda en València. Lo hace poniendo el foco en la gentrificación y cómo esto afecta a la cultura y al día a día de los valencianos. Viajando fuera de la península, la diseñadora Blanca Ariza reflexiona a través de su editorial La Isla Bonica como la isla de Ibiza se ha vuelto un completo circo mediático de fiesta y playa. Lo hace a través de las joyas que crea a mano, la fotografía y la moda con un discurso claro sobre aquellos que vienen a “invadir un lugar”.
A través de sus miradas, y gracias a sus voces, la crisis de la vivienda se abre hueco dentro de la cultura con un interesante debate que permite adentrarse en un juego de mesa clásico transformado al momento más actual. Un cortometraje que retrata la angustia de la búsqueda de piso y una editorial de moda que consigue tallar en oro en que se ha convertido la vida de la persona que resiste en su lugar de origen. Partiendo por la propuesta de la Oka de Palma el artista explica que gracias a Okuparte lo que iba a ser un parchís sobre la Dana se transforma a una Oka con la que criticar la gentrificación y otros temas que afectan en nuestra cotidianidad.
Centrado en la visión individualista de los espacios, Palma le da vuelta a una propuesta que mezcla arte y activismo para hablar de la gentrificación y generar un debate entre colectivos: “Me interesa hablar de la vida y el día a día respecto a la crisis de la vivienda. Me centro en generar un fanzine que enlaza esta crisis con la ecología, la cultura, la manera de vivir en la ciudad y busco respuestas para poder “jugar” con estos datos”. Tras un extenso proceso de investigación, Palma presentó, el pasado viernes en La Misti, el resultado de una Oka jugable en la que cada persona puede saltar de casilla en casilla y quedarse “a vivir” en sus reflexiones.

- Tablero de la Oka -
- ERIC PALMA
“Me interesa generar un diálogo sobre la cultura valenciana, como le afecta la crisis de la vivienda y también reflejar lo que es mi espacio. Para ello generó dinámicas que llevan al aprendizaje a través del choque de colectivos, del aprendizaje y del arte”. Para ello plantea preguntas que se centran en València y su cultura como protagonista y que van desde cifras y censos hasta cuestiones que abordan la ecología: “Quiero abordar muchos temas y generar debate para hablar de la ciudad y hacer un juego que sea entretenido y educativo. Tras leer mucho sobre estadísticas e historia de la ciudad, hago un mapa visual que hacer que los equipos tengan que responder correctamente para avanzar su ficha”.
Parándose en las casillas especiales, Palma también incluye pruebas como inventar un nuevo lema para pedir la dimisión de Mazón o hasta competir con el equipo contrario para hacer el ruido de un “masclet” explotando. “Me gusta reflejar la cultura a través de la creatividad mientras hablamos de vivienda y poder comprar una casa en mi propia ciudad. Convertir esto en juego me hace repensar los espacios y hacer un seguimiento sobre nuestra propia historia”, apunta el joven creador, quien junto a Okuparte consigue generar una pieza lúdico-educativa que lleva a la reflexión tras cada tirada.

- El pisito -
Por su parte, Claudia aborda el relato de El pisito a través de reflexiones personales y sobre esta crisis porque no le gusta hablar “de lo que no conoce o lo que no ha vivido”, simplemente genera un relato en primera persona que intenta resolver el problema de lo que está sucediendo. Para ellos la solución es irse a vivir con un amigo, una solución que surge desde los cuidados y el cariño. “Algo que es una posible solución es un problema para ellos -las inmobiliarias- porque la pareja aprende a relacionarse con los espacios desde otro lugar y no amplía su espacio formando una familia”. Este relato nace gracias al apoyo del IVC, À Punt y bajo el reto de que la productora When Lights Are Low le plantee a Claudia que cuente esta problemática en 15 minutos.
La ventaja -o tristeza- de este corto es que es tremendamente actual. Los precios de la vivienda que aparecen en el cortometraje, grabado en el año 2023, son aún más bajos que los actuales. “Me hace sentir mal y preocupada por nuestro entorno, pero sé que esto va a explotar, aunque de momento me resulta interesante reflexionar sobre los espacios en este cortometraje. Creo que de aquí en adelante se irán viendo más reflexiones sobre las ciudades que se han vuelto inhabitables y los espacios comunes -como hace su compañera Lucía Casañ en Un bany propi- También reflexionar sobre la búsqueda del hogar cuando no hay un espacio propio, aunque todo acaba siendo una cuestión de cuidados y de clases”. El título del corto, además, viene inspirado por una película de 1958 que aborda también una historia similar: una pareja que intenta acceder a una vivienda y les resulta imposible por el mercado y sus lógicas.

- El pisito -
En El pisito (2023) Claudia finalmente recurre a una-amiga-de-su-abuela para poder vivir con su pareja y un amigo, porque si no es insostenible. Respecto a la reflexión desde la cultura de este tipo de problemáticas, contempla que siempre es muy enriquecedor contemplar la experiencia personal de quienes le rodean en estos ámbitos: “El cine político es necesario porque nos ayuda a contemplar todo el rango de situaciones, es interesante que haya un amplio abanico de producciones -ya sean más emotivas o informativas- para apelar a todo tipo de públicos”. Además, avanza que su siguiente cortometraje: Los chicos con las chicas, reflexiona precisamente sobre los espacios en las escuelas y como se contemplan.
Y cogiendo un avión hasta Ibiza, la artista Ariza consigue elaborar todo un discurso brillante a través de su editorial La Isla Bonica, en la que playa, sol y fiesta quedan relegados a un segundo plano para hablar de tradición, cultura e historia de quienes habitan la isla desde sus orígenes. “Nos motiva la idea de generar una editorial de moda que hable de artesanía, nuestra historia y sostenibilidad a través de la imagen y las piezas de joyería. Nos centramos en representar la historia original de Ibiza y también la problemática que hay con la turistificación, gentrificación y la capitalización de los espacios. La idea es generar un discurso en el que convivan la tradición más costumbrista y conservadora del folclore junto con discursos contemporáneos sobre el imaginario colectivo”.
Para ello se viste con el traje regional y viste las joyas de su propia colección mientras habla de la historia de La Isla Bonica en unas piezas que reflejan sobre oro, el fruto de una investigación exhaustiva sobre los espacios, y que no solo se encuentra en los libros: “Investigo con fuentes bibliográficas y empíricas, hablo con las abuelas de los barrios y con los grupos de preservación del folclore para comprender los conceptos base”, lo que le lleva a la “emprendada” que es el conjunto de piezas de joyería que forman el traje tradicional.

- La Isla Bonica -
- SIRIA FERRER
“Primero investigo para comprender el origen y el simbolismo y luego lo estudio y actualizo”. Esto, por ejemplo, le lleva a adaptar el elemento de la “llave”, presente en la joyería tradicional al presente para hablar, entre otras cosas, de la crisis de la vivienda: “Esto hace un nexo común sobre el capital, la vivienda y como se ha convertido en una representación simbólica del estatus social”, destaca la creadora.
Poniendo el foco en el ocio y el mundo de la noche, Ariza crea también una colección de anillos con sellos de discotecas emblemáticas para hablar sobre como se ha capitalizado el ocio nocturno y como se liga cada vez más a la fiesta y las drogas: “Veo como se van capitalizando cada vez más los espacios en la isla, Ibiza es un ejemplo perfecto de estos efectos porque al ser una isla se pueden ver los cambios en cuestión de años, mientras en otras ciudades se diluyen”. Todo esto lo hace, por supuesto, con la ayuda de creadoras locales -como Siria Ferrer- que le ayudan a abrazar el proyecto de una manera sincera y “única”, mientras la crítica se mantiene activa en cada pieza.

- La Isla Bonica -
- SIRIA FERRER