VALÈNCIA. Tras el paso de la Dana por València, el pasado 29 de octubre, quedó una estela de caos y desesperación. El lodo arrasó con todo a su paso y ahora València se somete a una larga y lenta recuperación para que las cosas vuelvan a estar como antes, restableciéndose poco a poco. En lo que respecta al sector cultural de la ciudad, bajo el barro quedaron sepultadas las historias de cientos de artistas valencianos que tenían, además de sus hogares, algunos de sus estudios en la periferia. 

Lugares de trabajo y producción que han quedado obsoletos, aunque no ha sido así con sus ideas. Con motivo de encontrarles un nuevo hogar el pasado viernes el espacio cultural La Mina, gestionado por María Gras, acogió una reunión sobre los avances del proyecto de Apertura de espacios para la producción artística, realizado con una subvención del Ministerio de Cultura, junto a la Unión AC, la asociación de Artistas Visuals de València, Alacant i Castelló (AVVAC) y la ayuda de XarxaProd.

Una reunión en la que estuvieron presentes: Cyrille Larpenteur, presidente de la Unión AC; Xelo Bosch, coordinadora general del proyecto, miembro de Unión AC y coordinadora de AVVAC; Anja Krakowsky, administradora del proyecto y  miembro de la Unión AC y de AVVAC; Jabier Busturia, coordinador de artistas y del proyecto de apertura de espacios (y también miembro de Unión AC y AVVAC) y Ortesia Cabrera de redes y comunicación de la Unión AC. 

Para ofrecer su visión desde fuera de València, sobre espacios autogestionados, también formaron parte de la reunión la gerente de XarxaProd, Laia Casanova, y el gerente del espacio TPK de l'Hospitalet, Diego Tampanelli. Entre todas estas invitadas se pudo generar un sitio en el que debatir sobre las necesidades de los artistas y las artistas afectadas por la Dana, que a través de este proyecto están en busca activa de sus nuevos refugios artísticos en la ciudad de València. 

Se hizo partiendo desde el punto de lo que supone perder un espacio creativo, además de la falta de “políticas que garantizan la sostenibilidad de los artistas”, comprendiendo también la complejidad de que la gran mayoría sean autónomos. Desde AVVAC se señala que las pérdidas en los talleres van desde herramientas de trabajo hasta obras que quedaron “destruidas” aunque cabe resaltar que el impacto emocional de perder un espacio -o un hogar- es completamente incalculable. Es por ello que en la reunión Larpenteur quiso hacer hincapié en la importancia del buen funcionamiento del proyecto para dotar de nuevos espacios a los artistas. 

Por su parte, Bosch, explicó que cuando llegó la riada desde AVVAC empezaron a contactar con artistas afectados, encontrando hasta más de un centenar que se unieron al programa para pedir ayuda: “La riada ha hecho florecer un sector muy precarizado, los artistas, cuando pierden todo, y si son autónomos, no tienen derecho a nada. La idea es que AVVAC sirva también como sindicato para reivindicar sus derechos”, explicó en la charla. Respecto a la subvención para los espacios creativos, se destacó que hay un enorme listado de artistas afectados que están buscando “sitios y posibilidades” por lo que el proyecto -que estaba destinado solo a espacios municipales- se ha abierto a toda la ciudadanía. 

“Hay que cambiar de estrategia y dimensionar esta idea a otro nivel. Buscamos lugares disponibles para aquellos que lo han perdido todo. Los artistas siempre somos los de la última fila y es muy importante generar una red que ayude a generar una plataforma en la que encontrar estos sitios”, destacó Bosch durante la reunión. Busturia quiso destacar también que en el listado de artistas -en el que cuentan con un centenar por el momento- se han hecho sondeos sobre sus necesidades y sus pérdidas para intentar encontrar espacios públicos con los que puedan hacer match. 

En la fase en la que se encuentra el proyecto, Bosch explica que han dado el salto a un plan B en el que buscan espacios en València en los que los artistas afectados puedan producir sus obras. Tal y como explicaron Casanova y Tampanelli lo ideal sería que estos lugares sean lo suficientemente amplios y que se pueda permitir a los artistas hacer estancias de más de medio año, para que -si es posible- también conecten con la comunidad que les rodean. Volviendo a València Bosch destacó también que de momento, en medio año que lleva el proyecto, solo han conseguido una “casi confirmación” de un espacio municipal y cuentan con otro que se ha echado hacia atrás.

“Hemos pasado al plan B que es hacer un llamamiento general a lugares ya existentes. Buscamos a quienes puedan ceder una ubicación a las personas afectadas para que puedan desarrollar su producción artística”. A quienes puedan ceder un espacio se les podrá destinar una parte de la ayuda destinada para el proyecto, una vez se apruebe que el lugar es apto para trabajar y que se puede realizar una media-larga estancia por parte del artista damnificado que se ubique en el espacio. Ahora lo importante, tal y como destacan desde AVVAC, es que se corra la voz y que todos aquellos que puedan participar les contacten para que se puedan encontrar los nuevos “refugios” para los artistas damnificados.