VALÈNCIA. Con tan solo seis años, el dibujante y guionista Miguel Ángel Giner Bou comenzó su increíble colección de cómics de superhéroes, que se prometió a sí mismo llevar siempre encima. Bastantes años más tarde, quien sería su mujer, la ilustradora Cristina Durán, empezaría a guardar sus originales y bocetos con mucho cariño, incluso años antes de adivinar que en el 2019 le darían el Premio Nacional de Cómic.
Juntos construyeron en el año 2008 lo que sería su hogar creativo y sede familiar: La Grúa Estudio, en Benetússer. Entre dibujos, cómics, cientos de libretas y bolígrafos, decidieron también empezar a coleccionar todos los ordenadores Mac que se les quedaban obsoletos, que no han sido pocos a lo largo de estos treinta años de vida de La Grúa, que se formó como estudio en el año 1993. Pero el año pasado, un fatídico 29 de octubre, la Dana arrasó con todo sin importarle la emocionalidad de estos objetos y recuerdos que Giner y Durán atesoraban con todo el amor del mundo.

- -
- Imágenes cedidas por Cristina Durán
La riada arrasó también con su hogar, con La Grúa, pero este fin de semana por fin ha abierto sus puertas tras un año muy complicado de cambios, pérdidas y de tener que trabajar sobre mesas abarrotadas a falta de un lugar propio en el que producir. Antes de abrir las puertas de La Grúa al público -amigos, familiares y demás invitados- Durán y Giner repasan mentalmente cómo les ha tratado este año de recuperación y como han conseguido “restablecerse” poco a poco.
Aunque están esperanzados con esta nueva etapa y oportunidad, les resulta imposible no sentirse asustados por todo lo que pasó un 29 de octubre de hace un año. Entre la casa y el estudio recuerdan que se colaba el apoyo y la solidaridad de más de una veintena de amigos y desconocidos que se abrieron hueco para ayudarles a reconstruir un espacio en el que han convivido a lo largo de estos 17 años en Benetússer que quedó bajo el barro en cuestión de horas: “Es terrible ver cómo tu proyecto de vida y personal queda destrozado, es desolador ver como la Dana arrasa con un espacio que has construido con tanto cariño y amor”, explica Durán.

- -
- Foto: CRISTINA DURÁN
“Cuando empezamos a reconstruirlo, alucinamos con la solidaridad de la gente y con el apoyo del sector del cómic y de la ilustración. Vinieron una avalancha de donaciones y de cariño de toda la gente que nos rodeaba y supimos que teníamos que seguir adelante”, explica la artista. Un apoyo que para Giner les ayudó también a animarse a reconstruir el espacio pasara lo que pasara: “Aunque fuera complicado, sabíamos que teníamos que seguir adelante, aunque fuera por la gente que nos animaba hacerlo”.
El matrimonio de creativos recuerda también como en los primeros meses estaban paralizados de la impresión, pero aun así Durán consiguió hacer un retrato de la desgracia para El País o la portada de Renàixer del fang. Giner, sin embargo, encontró en el arte una vía de escape y una forma de sanar sobre lo sucedido en un diario con el que está preparando un posible nuevo cómic. “Hay personas que se paralizan ante estas situaciones y otras que prefieren ponerse a producir si se ven afectados, no hay término medio. Yo me puse en activo a preparar un diario de campaña, del día a día, pero a Cristina le costó retomar el trabajo”, recuerda.

- -
- Imágenes cedidas por Cristina Durán
A pesar de ello, se sorprendieron también de la solidaridad de los encargos que recibían, aunque muchas veces les resultara difícil asumirlos porque no tenían un espacio donde generarlos: “Queríamos asumirlos, pero no podíamos, en otra época podríamos haber dicho que sí, pero agradecimos que contaran con nosotros y que nos apoyaran emocionalmente en todo el proceso”.
Tras la odisea de encontrar albañiles y carpinteros para volver a poner La Grúa a funcionar -espacio que comparten también con Musila Studio- Durán explica que se han permitido algunos cambios para “ver el espacio con nuevos ojos”: “Nos parecía importante emocionalmente que al entrar al espacio se comprendiera una segunda etapa de La Grúa, hemos añadido más color y algunos elementos nuevos que nos ayudan a leer el espacio de otra manera. Nos hemos esperado a abrir porque somos muy perfeccionistas y queríamos que todo estuviera perfecto”.

- -
- Foto: CRISTINA DURÁN
Ambos celebran que ahora vuelven a tener un espacio que pueden separar de su hogar en el que ya no tienen que compartir el “rinconcito para crear” -en el que se les mezclaban las tablets con las acuarelas- a no ser que quieran compartirlo en algún momento.Recuerdan que en ese “espacioimprovisado” cabía el dibujo y otras cosas más por obligación: desde sus creaciones hasta los papeleos del seguro, aunque ahora por fin pueden separarlo todo. “Podemos trabajar en un espacio en el que sentirnos cómodos y en el que podemos separar la casa del trabajo”, explican ambos.
Sobre la reapertura de La Grúa admiten que tal vez se han pasado invitando a gente, pero que es muy importante para ambos que los vecinos, amigos y familiares puedan celebrar la reapertura del espacio en el que tanto han confiado. “Necesitamos sentir ese cariño, esas llamadas y ese amor que nos ha acompañado desde hace un año”. Y ahora La Grúa ha quedado desbordada, pero de gente y solidaridad, y de una fiesta perfectamente ubicada en un espacio cercano a una gran plaza, hacia la que dejan la puerta abierta para todos los amigos, incontenibles, que les han ayudado a seguir adelante.

- La Grúa reabre sus puertas
- Foto: SARTOU PHOTO