Más cultura

Elche, el destino que lo tiene todo

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Lo primero que nos viene a la cabeza al pensar en Elche son sus palmeras, símbolo de la ciudad, y sinónimo de oasis y fertilidad. Y sí, en Elche hay palmeras, más que en ningún otro lugar de Europa, pero también encontramos una naturaleza sorprendente, fantásticas playas, una exquisita gastronomía y un importante legado cultural, digno de tres Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO: El Palmeral, la representación festiva del Misteri d’Elx y el Museo escolar de Puçol. 

A solo nueve kilómetros del aeropuerto de Alicante y conectada con tren desde Valencia, la ciudad de Elche, una de las más antiguas de nuestro país, merece sin duda una escapada. Y el otoño es la época ideal por las amables temperaturas de las que goza el Levante español, con más de 300 días de sol al año, que incitan a disfrutar de paseos y de terrazas y actividades al aire libre. 

«Nos acercábamos a Elche, ya se distinguía su valle rebosante de frutos y su inmenso palmeral, el mayor y más hermoso de Europa, el más paradisíaco de toda España».

Esto escribió Hans Christian Andersen, en 1862 en su Viaje por España. Desde entonces, la belleza de El Palmeral de Elche no ha dejado de crecer y de atraer a miles de visitantes. Y es que, sin este paisaje único no se entendería la ciudad, ni se entenderían a sí mismos los ilicitanos.

Con más de 200.000 ejemplares, El Palmeral, orientado a la horticultura intensiva, con un sistema de regadío andalusí establecido por los fundadores de la ciudad hace un milenio, es un testimonio vivo de la influencia de la cultura árabe en la región.

En los 12.000 m2 del Jardín Huerto del Cura encontraremos una gran variedad de plantas tropicales y mediterráneas, un fabuloso jardín exótico declarado Jardín Artístico Nacional en 1943. Y por supuesto palmeras, muchas palmeras. Entre ellas destaca una por su majestuosidad: es la Palmera Imperial, que se yergue altiva con sus siete brazos que le crecen del mismo tronco. Debe su nombre a la Emperatriz Elisabeth de Austria, más conocida como Sissi, que quedó fascinada cuando visitó el palmeral en el año 1894.  

Otros ejemplares curiosos son la Palmera del Candelabro, de cuyo tronco brotan 5 brazos, o la Palmera del Tornillo, cuyo caprichoso crecimiento en espiral la hace única. Y es casi obligatorio hacerse en una foto en la Palmera del Forat, un ejemplar que presenta un curioso agujero en el centro del tronco que crea divertidas instantáneas. 

Si nos hemos quedado con ganas de seguir rodeados de naturaleza, una buena opción es acercarnos hasta alguno de los dos Parques Naturales con los que cuenta Elche, donde nos dejaremos envolver por la paz de un humedal, que no es comparable a ninguna otra que ofrece la naturaleza. 

En el Parque Natural El Hondo, podemos emprender alguna de sus rutas señalizadas y disfrutar de las aves que allí habitan o que han elegido el parque como parada en su viaje migratorio. Hasta 172 especies se han contabilizado, entre ellas flamencos,  garzas y otras en peligro de extinción como la cerceta pardilla. Este humedal, que forma parte de la antigua albufera de Elche, creada por la desembocadura del río Vinalopó y desecada casi en su totalidad entre la Edad Media y el siglo XVIII, para convertirla en terreno cultivable, cuenta con más de 2.400 hectáreas. Las pasarelas y los observatorios permiten al visitante apostarse para observar la actividad de las aves, y llegada la hora, tener el privilegio de disfrutar de los más hermosos atardeceres.

Por su parte, el Parque Natural Las Salinas, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO está situado en los términos municipales de Elche y Santa Pola. Comprende una zona de explotaciones salineras, unas charcas de agua salobre, una orla de saladares y una franja de playas y dunas, que combinan la belleza del paisaje salino con la riqueza de su biodiversidad. Aquí es posible ser testigo de cómo levantan el vuelo los coloridos flamencos, las aves más características del parque, que llegan a veces a juntarse por miles. En el parque puede además visitarse el Museo de la Sal.

Y para los incondicionales de la playa, también hay plan: seis extensas playas de arena fina y blanca, en su mayor parte vírgenes, que con la tranquilidad el otoño se convierten en lugares privilegiados donde pasear y disfrutar del mar. Al norte del litoral ilicitano, nos esperan las playas de L’Altet, Los Arenales del Sol y El Carabassí, donde las dunas de arena fina son las protagonistas. Al sur, las playas de El Pinet, La Marina y Les Pesqueres-El Rebollo, donde las extensas pinadas se combinan con la arena. 

Y por último, tras una jornada de intensa actividad, nos hemos ganado saborear la gastronomía de la zona, de esa rica huerta que provee de productos frescos durante todo el año y que junto a los pescados y mariscos frescos del mar, conforma la historia culinaria. 

El plato más conocido de Elche es el delicioso arroz con costra, un plato tan sabroso como contundente. Pero también destacan en su gastronomía el arroz con conejo y caracoles, el tradicional puchero con pelotas o el mujol del Hondo con all i oli.

De postre, la mejor opción son sin duda los frutos de la tierra, y es que la ciudad ilicitana es famosa por su producción de dátiles, de higos y de granadas.

Elche es sin duda un oasis que nos espera, un vergel que lo tiene todo: patrimonio cultural, naturaleza, playa y gastronomía. 

www.comunitatvalenciana.com

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo