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James Gaffigan: sus lecturas, Led Zeppelin o lo mejor de València

  •   Foto: EVA MÁÑEZ 
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VALÈNCIA (Joan Castelló/ EFE). Nacido en Nueva York hace 43 años y residente en Oslo, James Gaffigan ha tenido que venir a València, donde dirige la Orquesta de la Comunitat Valenciana, para deslumbrarse, según explica en una entrevista con EFE, con el tomate valenciano, que con atún, aceite y sal le parece "un manjar exquisito", el vino de uva bobal y la paella, aunque aún no se atreve a cocinarla.

-¿Qué es para usted lo más importante de las vacaciones?
-Pasar tiempo con la familia. Lo segundo, la comida y el vino.

-¿Qué clase de comida y vino?
-Cuando viajo me gusta cocinar con los productos locales: pescado, verdura, carnes... Con el vino ocurre lo mismo. Si estoy en España me gusta probar los vinos de Ribera del Duero o Rioja. En la Comunidad Valenciana he descubierto la variedad bobal.

-¿Vino tinto o blanco?
-Los dos. En Valencia se hace un vino blanco muy bueno, y tiene unas uvas muy particulares que le dan un toque especial.

-¿Barbacoa al estilo norteamericano o cocina europea?
-Me gusta cocinar. Vivo en Noruega y allí tenemos muy buen pescado, y como mejor está es a la brasa. Me gusta también cocinar platos que requieren tiempo: preparar un buen caldo como base, y luego hacer el guiso.

-¿Se ha atrevido a cocinar una paella?
-Lo he intentado una vez en Estados Unidos, pero en Valencia todavía no porque no he tenido una cocina adecuada para hacerlo. Como mejor se hacen es con leña y en un buen paellero. Aquí lo que sí he podido es comer muy buenas paellas y saborear los tomates valencianos, que son buenísimos.

-¿Cómo los prepara?
-Me gustan crudos, con aceite, sal y un poco de atún en conserva. Es un manjar exquisito, una de las mejores cosas del mundo. Me gustan las cosas sencillas.

-Nueva York, Oslo, Berlín... ¿donde pasará sus vacaciones?
-Este año no tengo tiempo para vacaciones, pero cuando lo tengo voy a casa: me olvido del trabajo y relax total. En València, cuando no tenemos función y tengo día libre, me gusta contemplar el mar. Ver una playa tan bonita en el Mediterráneo es como si estuviera de vacaciones.

-¿Practica algún deporte en vacaciones?
-(Sonríe) No tengo tanto interés por el deporte como cuando era más joven.

En vacaciones lo que hago es parar. Necesito desconectar y el deporte no me lo permite.

-¿Entonces dedica más tiempo a la familia?
-Sí, cuando estoy en casa es para disfrutar con mi familia. Mi cerebro se recarga de una manera distinta a cuando estoy en fase "músico". Necesito siempre ese equilibrio. Cuando estoy con mis hijos me vuelco con ellos y llego a la noche cansadísimo, sin pilas para dedicarme a la música. Estoy cien por cien con la música o cien por cien con familia.

-¿Qué libros le han dejado más huella?
-Me encanta leer y cuando más tiempo le dedico a la lectura es cuando viajo en avión. Me gusta la literatura americana, de autores ya fallecidos como John Steinbeck, y otros más actuales como Cormac McCarthy, que te hace vivir Texas como si estuvieses allí. Pero siempre estoy abierto a las recomendaciones de mis amigos y de la gente de mi entorno. Me gusta que me aconsejen.

He leído también obras de autores alemanes, austriacos, italianos y españoles, pero cuando lees traducciones pierdes muchos matices.

-¿El último libro?
-"Milkman", de la escritora irlandesa Anna Burns. Me gustan también los "bestsellers", como uno que he leído recientemente, "The Goldfinch" (El jilguero), de Donna Tartt.

-¿Qué lugar de València le ha fascinado más?
-Haber podido conocer a los tenderos del Mercado de Ruzafa. Al realizar allí las compras me siento parte de esta comunidad.

-Björk, Nirvana, Rage Against the Machine... ¿Fue un joven inconformista en su juventud?
-No es extraño que de joven me gustaran diferentes tipos de música (como hard rock, metal...), pero también me gustaba escuchar a Bach o Mahler. No reniego de mi evolución. Empecé con otro tipo de música y acabé en la clásica.

Tengo un gran respeto por grupos y cantantes como Led Zeppelin o Michael Jackson, pero la música clásica, Wagner, Mozart, Bach o Haydn, me aporta una profundidad mayor.

-¿Cuándo se produjo su paso a la música clásica?
-A los 19 años, cuando oí por primera vez la tetralogía del Anillo del Nibelungo de Wagner. La escuchaba con los auriculares y fue algo mágico.

-¿Se atrevería con la guitarra al estilo de Kurt Cobain?
-Ese era mi sueño cuando tenía 13 o 14 años: quería ser músico en una banda de rock. Si no hubiese descubierto la música clásica, habría acabado tocando en una banda y, posiblemente, ahora estaría muerto.

-¿Le gustaría interpretar una obra en un acto fallero?
-Las Fallas se viven en un ambiente extraordinario. Es una gozada escuchar las melodías del tabal i dolçaina. Mezclar estos instrumentos con los de una orquesta clásica puede ser arriesgado pero me gustaría...

-Como experto viajero, ¿una ciudad en la que perderse en un fin de semana?
-Berlín, por la multitud de razas que conviven en ella. Me recuerda a Nueva York y al barrio de Brooklyn en el que me crié. En mi infancia tenía amigos asiáticos, latinos, africanos... y cuando no tengo esa diversidad étnica me siento raro. 

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