VALÈNCIA. Sergio Arlandis es profesor de universidad (ejerce en la Universitat de València como profesor de didáctica de la literatura y lo ha sido también en la University of Pennsylvania o la University of Virginia, y profesor invitado en la Universidad de Granada y la de Turín), es responsable de La Nau Menuda/Jove de la Universitat de València, donde también es Cap de Iniciatives, columnista, y uno de los investigadores, poetas y críticos literarios, más extraordinario de su promoción. En 2015 fue considerado, por la crítica nacional e internacional, uno de los cuarenta poetas, en lengua hispana, más relevantes entre los nacidos a partir de 1970, tiene seis libros de poesía publicados, fue premio Ciudad de Valencia-Vicente Gaos, en 2008, y ha sido finalista en, dos ocasiones, del Premio Nacional de la Crítica, además de recibir numerosos reconocimientos de instituciones públicas. Es miembro de la Real Academia de la Lengua Española en Norteamérica y colaborador de la Real Academia de la Cultura Valenciana. “Algo que me mueve y me motiva es sacar adelante proyectos que sepan leer la actualidad, romper por su novedad y por su valor o por su pertinencia y eso te hace ir evolucionando, adaptándote a nuevas realidades. Creo que hay mucho que hacer en este sentido, pues la cultura debe representar a toda la sociedad valenciana y no solo una parte y, en cierto modo, creo que ha faltado diálogo y entendimiento en los últimos años y, sobre todo, pluralidad”, afirma.
De este paso por diferentes áreas de gestión cultural, personal y económica, asegura que lo mejor que puede sacar es “la visión tan plural que todas estas experiencias me han dado con el tiempo: por ejemplo, a la hora de dirigir equipos de trabajo, de saber conformar proyectos desde el consenso, el diálogo, pero también desde la eficacia de su ejecución, de darles forma real, saber enfrentarte a presupuestos cerrados, incluso a veces muy restringidos, etc. Creo que progresivamente aprendes a gestionar, con eficacia, el hecho de que la actual sociedad es un rompecabezas y cabe tener la habilidad y la capacidad de convencer para llevar adelante todos los proyectos necesarios para el crecimiento cultural de nuestra sociedad”.
Arlandis es consciente de que “con dinero todo es fácil, pero saber superarte en la adversidad de la precariedad y obtener éxito ya no lo es tanto y esto es algo que a mí, personalmente, me parece atractivo de conseguir”. Además, considera que, en muchas ocasiones, “ha faltado imaginación para gestionar nuestra rica y variada cultura, quizá porque ha faltado implicación personal real o falta de interés en realizarlo, quizá también porque a veces los sectarismos llevan a esto. Si lo veo con perspectiva, los proyectos que he llevado a cabo están ahí para constatar lo que digo, desde los resultados más que visibles a pesar de las limitaciones: la intelectualidad no puede perder la visión humanística y totalizadora de su formación: hay que ser capaces de ver más allá de los intereses ideológicos o de los limitados conocimientos de casi todo. Yo creo en una democracia que aspira a que todos mejoremos y nos igualemos en la excelencia, no en la bajeza o en la ignorancia”.