VALÈNCIA. Situado en el fértil valle de la Valldigna, rodeado de las majestuosas montañas de la sierra de Corbera y del Mondúver, y a pocos kilómetros del mar Mediterráneo, Simat de la Valldigna cautiva a quien se acerque a conocerla, tanto por su riqueza patrimonial, por su entorno natural como por la tranquilidad que allí se respira.
Y es que este pequeño municipio, A 55 kilómetros de Valencia, perteneciente a la comarca de Safor, ofrece al visitante una experiencia única, donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan con armonía.
Aunque los orígenes de Simat se remontan a antes de la época romana, es a partir de de la época de la dominación musulmana donde más información se conserva. Tras la conquista cristiana del reino de Valencia por Jaume I en el s. XIII, se reorganizó el territorio. En 1298, su hijo, el rey Jaime II, impresionado por la fertilidad y belleza de estas tierras, las donó a la orden del Císter para fundar un monasterio con estas palabras: Este valle es digno para un monasterio. Y de ahí nace el nombre de la Valldigna. Y poco después nacería el Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, cuyos muros narran los siglos de convivencia y las transformaciones vividas, los momentos de esplendor, de crisis, y de recuperación de este importante patrimonio.
Y es que esta construcción religiosa no solo fue vivienda de monjes sino que se convirtió rápidamente en el motor económico, social y espiritual de la zona y Simat creció a su abrigo.
Con ocho siglos de vida, el monasterio forma parte de la Ruta de los Monasterios de Valencia, así como de La Ruta de los Borgia, ya que su historia está muy ligada a la familia Borja, que dejó su huella entre 1479 y 1511, época en que tres de sus miembros ocuparon el cargo de Abades. Prueba de ello es el escudo borgiano que aún hoy adorna la bóveda de la Sala Capitular.
En el monasterio podemos admirar muchas de sus construcciones originales y dependencias, que han ido enriqueciéndose con el paso de los siglos.

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Además de las rutas especiales para conocer el monasterio a lo largo del año, todos los sábados y domingos por la mañana se realizan visitas gratuitas para particulares, para las que solo es necesario reservar previamente.
Durante años, reinó la concordia en estos territorios en los que convivían árabes y cristianos trabajando las tierras que había cedido el abad del monasterio. La comunidad musulmana solía reunirse en la mezquita de la Xara, hoy la Ermita de Santa Ana, otro de los monumentos de visita obligada ya que es el único edificio que resistió la expulsión de los moriscos y conserva valiosos elementos arquitectónicos y artísticos de la época islámica.
La subida merece la pena ya que la ermita se sitúa en un entorno privilegiado, con unas vistas espectaculares, donde en los días despejados, se ve hasta el mar. Cada año, el día de Santa Ana, los vecinos de Simat celebran una romería y suben a la ermita para rendir homenaje a su patrona.
Una buena opción para no perderse nada es seguir La Ruta de los Tesoros de Simat, un recorrido por este encantador municipio haciendo parada en los monumentos más representativos de la localidad, como la Font Gran, una fuente natural con un importante caudal durante todo el año, que se encuentra dentro de la población y alrededor de la cual se realizan todo tipo de actos festivos, la Mezquita de la Xara o el Monasterio de Santa María de la Valldigna, entre otros. La ruta puede realizarse tanto por libre, con la ayuda del plano y la descarga de las audioguías, como acompañados por un guía local previa reserva.
Pero además de su valor monumental, Simat es un punto de partida ideal para los amantes del senderismo. Y es que el entorno invita a sumergirse en la naturaleza.
Entre las distintas opciones está la Ruta del agua, un itinerario fácil que puede recorrerse a pie o en bicicleta y que discurre entre antiguos caminos, fuentes históricas, lavaderos, acequias, molinos y elementos del sistema tradicional de regadío. Esta ruta da cuenta de la importancia del agua como motor agrícola de la zona. El recorrido está dividido en dos itinerarios: la Ruta del Riego Tradicional y la Ruta de las Fuentes.
Otra excursión interesante es la Subida al Toro, una ruta de mayor exigencia física pero con una magnífica recompensa visual en la cima: una gran panorámica del valle y de la costa mediterránea.

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El Antiguo camino a Les Foies, por su parte, es una ruta tradicional, que utilizaban los agricultores y ganaderos para acceder a sus bancales de secano y campos de cultivo en terrenos de cierta altitud. Conecta el núcleo urbano con la zona de Les Foies, un entorno elevado de gran belleza. El camino conserva ese carácter rural con muretes de piedra, aljibes y casetas agrícolas.
Y por supuesto, después de tanto ejercicio, no podemos marcharnos sin conocer la gastronomía local, una cocina sencilla y sabrosa, con productos del terreno.
Destacan los distintos tipos de salmuera, las setas, muy arraigadas en la zona, les coques, que se preparan de múltiples maneras, ya sea cubiertas de embutido de sardina o de verduras, las ollas y las sopas, y cómo no, los arroces, entre los que destacan el arroz al horno o el arroz caldoso. Y de postre, qué mejor para dejar buen sabor de boca que un dulce típico como el pastisset de moniato.
Simat de la Valldigna se perfila así como un destino perfecto para quienes buscan alejarse del turismo masivo de la playa en verano y conectar con el entorno.
Tierra de agua, de montaña, de historia, aquí el tiempo parece haberse detenido entre las montañas y el monasterio, invitando al viajero a reconectar con la naturaleza y con él mismo.

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