Aunque los tipos de miedo varían con la edad, suelen originarse cuando sufren algún cambio en su vida cotidiana, una pérdida de un ser cercano o tienen estímulos intensos cercanos
MADRID (EP). Muchos niños se despiertan durante la noche gritando como consecuencia del miedo que experimentan con la oscuridad. Un problema que, si no se trata a tiempo, puede provocar que en la edad adulta el carácter sea más reservado, triste o huraño.
Así lo ha asegurado la psicóloga del Centro de Psicología Clínica Esther Miralpeix y miembro de la plataforma Saluspot, Esther Miralpeix, quien ha explicado que, aunque los tipos de miedo varían con la edad, estos suelen originarse cuando sufren algún cambio en su vida cotidiana, una pérdida de un ser cercano o tienen estímulos intensos cercanos.
Por lo general, los miedos nocturnos suelen venir acompañados de ansiedad, temblores, sudores e, incluso, regresiones a conductas anteriores como, por ejemplo, mojar la cama cuando ya controlaba los esfínteres, tartamudear o chuparse el dedo.
Ante esto, la experta ha insistido en la importancia de tratar a los niños que padecen estos terrores con el fin de evitar que se vuelvan crónicos y persistan a lo largo de su vida adulta. "Esto puede dificultar que se relacione con los demás de una manera más espontánea e, incluso, que su carácter se vuelva más reservado, triste o huraño. Aunque un adulto sienta temor, será más capaz de controlarlo si sus padres le escucharon y le atendieron en la infancia", ha comentado.
En este sentido, Miralpeix ha informado de que la técnica EMDR ayuda a tratar problemas con origen en experiencias traumáticas tempranas, al tiempo que ha destacado el papel que juegan los padres, los cuales deben adoptar una actitud "tranquila" y demostrar que conocen la situación.
"Además, si fuera necesario, pueden permitirles dormir en la cama de los padres o que sean éstos quienes acompañen al niño a su habitación", ha argumentado la experta, para subrayar la necesidad de cuidar las rutinas diarias, compartir más horas de juego y ayudarles a hacer los deberes.
Finalmente, la psicóloga ha asegurado que para combatir los terrores nocturnos en los menores resulta también eficaz que se favorezcan las situaciones de conversación en las que espontáneamente el niño explique lo que le preocupa, ampliar el círculo de relación familiar y social, enseñarle a cuidarse, dormir a las horas a las que les corresponde, hacer ejercicio, descansar y desarrollar alguna afición.