Superado, por fin el debate, ahora toca administrar lo que queda de campaña. Todos se van a afanar en no cometer errores, con la idea de mejorar los resultados del 20D. ¿Habrá terceras elecciones?¿Estamos donde estábamos? ¿Vuelven los vetos? ¿Qué pactos podrán tejerse tras el 26J?¿Qué harán los indecisos (32,5%)? ¿Cuál será el porcentaje de abstención?
Pues no era para tanto, como ya preveíamos. Ya pasó. Ahora habrá que medir la capacidad de reacción y de gestión de los intervinientes, a resultas de su actuación en el debate a 4. Y esto lo pueden rentabilizar unos y otros, (Sánchez poco) en lo queda de la campaña. Por lo visto y oído, volvemos a la situación de bloqueo institucional, de vetos y líneas rojas. Espero que la especie de una nueva convocatoria electoral no se abra paso, y que los candidatos sepan gestionar los resultados del 26J. Pero volviendo al debate, Mariano Rajoy consiguió colocar la única contienda a 4, al principio de la campaña, seleccionó su atril y tuvo el último turno en el apartado económico. A tenor del resultado, el único que perdió fue Pedro Sánchez; desperdició una de sus últimas oportunidades. Los demás no perdieron, que no es poco. Rajoy mantuvo los muebles, Pablo Iglesias se moderó hasta tal punto, que una vez más con su trampantojo parecía otro, más institucional. Y Albert Rivera consiguió salir de su equidistancia, atacando a Rajoy y a Iglesias. Se reservó con Sánchez. Me pregunto si le será rentable el matonismo empleado con Rajoy a cuenta de Bárcenas y el supuesto cobro de sobres en negro y contra Iglesias, por recordarle su financiación venezolana. El caso es que la dinámica de los candidatos estableció algunos pactos, no sé si tácitos o explícitos, de no agresión. Rajoy e Iglesias apenas se rozaron. Sánchez y Rivera tampoco. Sí hubo un amago de todos contra el líder popular en el asunto de la corrupción, pero no cuajó en los demás asuntos. Rivera se creció en el enfrentamiento, sorpresivamente duro contra Rajoy e Iglesias. El podemita, estuvo paternalista con Sánchez y le recordó que el enemigo era Rajoy y no él. Lógicamente de los pactos poco supimos. Rajoy repitió su mantra de gobierno de coalición e Iglesias insistió en un gobierno de cambio de izquierdas con el PSOE.
El formato a análisis. Planteamiento encorsetado, que daba poco pie al debate. El plató era triste e incluso algo rancio. Los tres grupos multimedia que participaron en su realización (RTVE, Mediaset y A3media) han solicitado un auditoría sobre la factura del evento. La Academia de la Televisión ha pasado una cuenta de 625.000€, gasto que las televisiones consideran excesivo para la pobre puesta en escena. También hubo problemas de sonido, por un espacio tan amplio como es el Palacio de Congresos y dificultad por el ruido de la instalación del aire acondicionado. Además hubo un problema añadido con Pablo Iglesias por no llevar chaqueta. Se le colocó en su camisa un micro doble, con lo que su sonido no era el adecuado. Los otros candidatos llevaban cada uno dos micros en las respectivas solapas de sus americanas. Los moderadores no consiguieron dinamizar el debate , salvo Vicente Vallés, que hizo preguntas y repreguntas.
Audiencias y Redes sociales. Casi, casi la contienda a 4, parecía una final de Eurcopa o de Champions. La audiencia televisiva superó los 10 millones y medio de espectadores. Hay interés por la política. Y significativo también que el debate provocó nada menos que 2 millones de interacciones en redes sociales. La cifra es sustanciosa porque el mismo día teníamos el debut de España en la Eurocopa frente a la República Checa, con el caso De Gea al fondo. Este evento sólo logró 350.000 interacciones. Como curiosidad tanto en Twitter como en Facebook, Mariano Rajoy fue el candidato que recibió más menciones, seguido por Sánchez en Twitter, e Iglesias en Facebook.
Con la campaña en el ecuador y el debate ya su superado, este fin de semana y el lunes se publicarán las últimas encuestas con intención de voto como marca la ley. Otra cosa, son los trackings diarios de los partidos y de algunos medios que ya no podrán publicitarse. En los sondeos conocidos hasta ahora, incluido el del CIS, se señalan estas tendencias: victoria del PP, sorpasso de Unidos Podemos al PSOE, debacle de Sánchez y Rivera estancado.
Entre las muchas preguntas que se realizan en las encuestas, destaco una bastante “endemoniada”, que se hace en el sondeo de Metroscopia para EL País. La cuestión planteada hace referencia a la posible salida de Rajoy si así se puede pactar gobierno. Y este es el resultado: Entre los votantes del PP, nada menos que un 57% estarían de acuerdo con la renuncia de su líder. En C´s el porcentaje se eleva al 91%, en Unidos Podemos el 76% y en el PSOE el 78%.
Y por lo que nos toca, recuerdo el sondeo de Valencia Plaza, coincidente con el del CIS, que pronostica batalla en Castellón ya que podría registrar un cambio sustancial: El PP podría perder uno de sus escaños actuales en favor de “A la Valenciana”. Y el caso es que parece que ninguno de los partidos ha prestado mucha atención a la circunscripción castellonense.
Encuestas y sondeos mediante, tengo para mí que los factores que van a sentenciar el resultado electoral serán el porcentaje de indecisos y el grado de abstención . También a tener muy en cuenta la distribución de escaños y restos con la ley D´Hont que hacen impredecible en estos momentos el resultado. Y por último con la foto del 26J, entrarán en juego los vetos/líneas rojas y nos volveremos a ver en el escenario del 20D.
La Geperudeta
Respeto, tolerancia, convivencia, libertad, constitución, democracia,… son todos, conceptos por los que nos debemos regir tanto los ciudadanos como nuestros representantes. La sensibilidad y el buen hacer se certifican siempre con las acciones. Los gestos extemporáneos, alambicados y en muchas ocasiones retorcidos no traen nunca, y digo nunca, nada bueno. Viene a cuenta esta reflexión a propósito del cartel ofensivo que “alguien” ha querido convertir en una oportunidad política o peor aún, en un ataque personalizado contra la Iglesia como institución y como colectivo que agrupa a muchos católicos valencianos. El cartel en cuestión en el que aparecen La Virgen de los Desamparados, La Geperudeta y la Virgen de Montserrat, La Moreneta, dándose un beso lésbico, no tiene un pase. Ni como concepto ideológico, ni como idea política, ni como apoyo a una opción sexual diferenciada, ni como ataque a los símbolos de una religión, ni siquiera como creación publicitaria, es que es sencillamente de mal gusto.
El efecto provocado ha sido revelador. Lambda que agrupa al colectivo LGTB, que organiza este fin de semana las actividades del “Dia del Orgullo Gay” se ha desmarcado de la ocurrencia. El Alcalde Joan Ribó ha sido muy claro “No me gusta, no hay porque ir contra los símbolos de una religión”. Ha estado rápido e inteligente. Sin embargo, el Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha cometido un error sin sentido. Ha estado falto de sensibilidad, contemporizador, torpe y obligado por sus relaciones con los promotores del cartel . Ha asegurado que el cartel en cuestión no está planteado como ofensa. Pues menos mal. Poco más y no se entera. Como he dicho aquí muchas veces, Puig debe recordar que es Presidente de todos los valencianos. Por cierto, ni media palabra de Mónica Oltra, que desde hace años, como es sabido y como buena fallera que es, realiza la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados. Y como reacción lógica, la respuesta del Cardenal Cañizares, como máximo representante de la Iglesia, que ha convocado un acto en desagravio de la Virgen de los Desamparados.
Insisto, trellat, sentido común, sensibilidad, tacto y sobre todo, tolerancia, respeto, convivencia y libertad para todos.