ALICANTE. El convento de las Monjas Clarisas Capuchinas se queda sin inquilinas en el Centro de Alicante. Las últimas tres hermanas que permanecían en sus dependencias abandonaron el monasterio hace apenas diez días para reagruparse con otras componentes de la orden, lo que ha llevado al Obispado de la Diócesis Orihuela-Alicante a entablar contactos para captar la presencia de otra congregación que dé continuidad a la actividad diaria del convento, según confirmaron fuentes consultadas por Alicante Plaza.
La pretensión del Obispado es que el monasterio siga vinculado a una congregación de monjas de clausura, como hasta la fecha, lo que, según las mismas fuentes, descartaría otros posibles usos vinculados a la Iglesia, o cualquier otro destino no religioso, como el que se continúa buscando en el caso del edificio del antiguo Asilo de Benalúa, ahora de nuevo en pleno proceso de comercialización en busca de posibles compradores interesados, como informó este diario.
De hecho, los contactos iniciados por el Obispado para disponer de una nueva congregación estarían razonablemente avanzados con lo que -salvo sorpresa- existirán opciones reales de que se confirmase la llegada de otra comunidad de religiosas a medio plazo que ocupase las dependencias del convento, en su emplazamiento actual: un inmueble situado entre las calles Cándida Jimeno Gargallo, Bailén y Villegas, en funcionamiento desde 1947.
Sea como fuere, la marcha de las capuchinas no ha impedido que la Iglesia del convento haya mantenido su actividad hasta el punto de que sigue oficiándose misa diaria en su horario habitual, gracias al apoyo del Cabildo de la concatedral de San Nicolás. Y esa normalidad sería la que se pretende mantener hasta que se conozca el desenlace de las negociaciones promovidas por el Obispado para que pueda cubrirse el vacío generado por la despedida de la congregación de las Clarisas, cuatro siglos después de que recalase en Alicante.
En concreto, las monjas Clarisas Capuchinas se instalaron en la ciudad en 1672, procedentes de Murcia, aunque no dispusieron de convento propio hasta que terminó su construcción, en 1702, en la ubicación que hoy ocupa el edificio del Banco de España, en la confluencia entre la avenida de La Rambla y Duque de Zaragoza, con trasera en la calle Bailén. Ese edificio previo quedó saqueado y destruido en 1931, lo que propició que se construyese un nuevo convento monasterio a partir de 1944 en su emplazamiento actual.
Por lo pronto, las negociaciones emprendidas por el Obispado evitarían que pudiese producirse el cambio de uso que sí se produjo en el caso del Convento de las Monjas de la Sangre, en el Casco Antiguo, después de que, en 2019, la congregación se trasladase al Monasterio de la Santa Faz con el fin de hacerse cargo de la custodia de la reliquia de la Santa Faz.
En la actualidad, las dependencias de ese convento del Casco Antiguo quedan a disposición de una entidad social vinculada a Cáritas, en la que se ofrece servicio de comedor social, después de que no llegase a fructificar la negociación de su posible cesión al ayuntamiento con el fin de que pudiese convertirse en museo.