VALÈNCIA. Por muy corta que sea su aparición, se come la pantalla. La ‘roba escenas’ Jean Smart encara septiembre con dos nominaciones a los premios Emmy. Si finalmente obtiene el galardón a mejor actriz de reparto por su aplaudido, aunque minúsculo, papel de madre de Kate Winslet en Mare of Easttown, significará, sin duda, un merecido premio, pero de consolación, porque la serie que definitivamente da alas y encumbra a esta actriz todoterreno de casi 70 años es la comedia dramática Hacks, donde interpreta a la legendaria comediante Deborah Vance, una diva de Las Vegas en el ocaso de su carrera.
Hacks es un buddy show, es decir, una historia con dos personajes protagónicos, opuestos radicalmente, que están condenados a entenderse. La legendaria Deborah Vance debe renovar sus chistes para un público de Florida, como ella dice, ante la amenaza de perder su espectáculo permanente en uno de los mejores hoteles de Las Vegas. Acepta, a regañadientes, la colaboración de una guionista californiana de 25 años, Ava (Hannah Einbinder). De ahí surge el choque de trenes generacional, pero también sociocultural, que finalmente funciona gracias a los dos únicos aspectos que tienen en común: el hecho de que ambas son mujeres y su pasión por la comedia.
Hacks contiene un componente ‘meta' muy jugoso, que deleitará a cualquier guionista, especialmente al de comedia. En buena parte de sus conversaciones discuten sobre la fabricación de un chiste. Las bromas de una le chirrían constantemente a la otra, y viceversa. Deborah prefiere los chistes con remate que se basen en la clásica fórmula “la comedia es dolor”. Es así como la comediante se convirtió en una leyenda: fabricándose un personaje cruel consigo mismo, el de una mujer loca, capaz de incendiar la casa de su exmarido por despecho, en una época (los 80-90) en el que la sociedad era abiertamente misógina. “La gente prefiere reírse de mí que creerme”, afirma en una secuencia de la serie.
Ava, sin embargo, se rebela ante la aceptación machista que exterioriza en el escenario esta leyenda del stand-up. La joven guionista prefiere compartir con el público el dolor de cada tragedia, en vez de soportarlo con resignación. Entre estos dos polos, la serie explora el papel de la mujer en la industria del entretenimiento con una mirada actualizada y feminista.
Con casi cincuenta años de carrera, Jean Smart es recordada en el imaginario colectivo principalmente por colaboraciones como actriz invitada o de reparto. Logró un Emmy por su papel recurrente en Frasier; otro por Samantha Who?; los fans de 24 la recuerdan por su interpretación como Marta Logan; y después nos dejó a todos boquiabiertos durante la segunda temporada de Fargo, la serie.
Sin embargo, tras Fargo, la actriz vivió un periodo de sequía. Fue entonces cuando se quejó abiertamente ante los medios sobre la escasez de papeles para mujeres de su edad y la discriminación de Hollywood. “Para los actores, creo que lo más doloroso es saber cuánto tienes que ofrecer y no tener la oportunidad de hacerlo”, dijo en una entrevista al New York Times.
Sin embargo, tras el doblete de este año, con dos producciones de HBO a la vez, la intérprete pasa por fin lo que algunos han denominado como el ‘Jeanaissance’, el renacimiento de Jean Smart.
Vayamos mucho más atrás en su carrera, porque sus inicios fueron absolutamente vanguardistas. De formación clásica, pisó los teatros de Oregón con varias obras de Shakespeare hasta debutar en Broadway a los 29 años, interpretando a Marlene Dietrich en Piaf.
En 1980, llegó su primer gran éxito al protagonizar la obra teatral Last summer at Bluefish Cove, de Jane Chambers, un relato sobre una lesbiana, con un cáncer terminal, que conoce a la mujer de su vida durante el último verano de su existencia. Sorpresa: Jean Smart es, desde los años 80, un icono LGTBi y probablemente muchos no lo sepan.
Según cuenta la propia actriz, había mujeres entre el público que acudían a la función hasta ocho o diez veces. Era la primera vez que se representaba abiertamente a este colectivo, sin cuestionar su identidad sexual. La obra obtuvo tal éxito que se tiró dos años y medio en cartel, cuatro días por semana, siempre con las entradas agotadas.
Casada con el actor Richard Gillilan, al que conoció en los ochenta durante su paso por la sitcom Designing Women (CBS), encontró en él al mejor compañero de viaje. El pasado mes de marzo, durante las últimas semanas del rodaje de Hacks, Gillilan falleció repentinamente. Según cuentan los creadores de la serie, la secuencia del funeral la rodó tras conocer la noticia. En otra escena memorable, Deborah le enseña a Ava a llorar sin mover ni un músculo de la cara. Y en otro momento bárbaro, la actriz aguanta toda una secuencia representando a un muñeco de cera de sí misma.
No les voy a destripar más. Véanlo ustedes mismos. Y luego me dicen si están de acuerdo conmigo en que Jean Smart va a recibir en septiembre los vítores de una industria que ha tardado tal vez demasiadas décadas en colocarla en lo más alto. Ya era hora.