VALÈNCIA (AGENCIAS). El pueblo de Oliva, la localidad que vio nacer al poeta Francisco Brines, comienza a despedirse del autor, fallecido este jueves a los 89 años. Los vecinos vivieron ayer una jornada "de gran tristeza" y coinciden en destacar "el increíble legado" cultural y personal que deja. "Se ha ido pero está con nosotros", aseguran. Francisco Brines era hijo predilecto de Oliva y como tal será homenajeado este sábado, cuando su capilla ardiente se instalará en el Ayuntamiento de la ciudad para que todos los que lo deseen puedan darle el último adiós. Un día después, el domingo, el Palau de la Generalitat acogerá una segunda capilla ardiente en València, donde será enterrado.
Brines siempre fue una persona "muy querida" en su municipio y el orgullo había aumentado aún más desde la concesión del Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispánicas. Al conocerse la consecución de la distinción y su entrega en Oliva de manos de los Reyes, los comerciantes de la localidad pusieron en marcha una iniciativa en la que llenaron los escaparates de los comercios locales con sus versos y con mensajes de agradecimiento. Ahora estos sirven de tributo póstumo al autor.
"Fue un privilegio estar con él, escuchar sus palabras y tener su sonrisa. Cualquier persona que le escuchara, aunque solo fuera un día, siempre lo llevará en su corazón", ha manifestado La presidenta de la Asociación de comerciantes de Oliva, Rosa Llopis. Otras vecinas de la localidad costera valenciana recuerdan la proximidad del poeta y el amor que sentía hacia Elca, el paraje donde vivió hasta el final de sus días. "Deja un legado impresionante, yo solo quiero decirle gracias por lo que ha hecho por todos", exclama una ciudadana.
Una de las personas más próximas al poeta en los últimos años, la directora de la Fundación Francisco Brines, Àngels Gregori, recuerda con emoción la reciente entrega del Cervantes de manos de los monarcas, "el último día" en el que Brines estuvo bien, ya que después todo se fue complicando hasta el desenlace de ayer. "Lo gozó muchísimo, rodeado de gente a la que él quería", rememora Gregori, que recalca que Brines mantuvo su "vitalidad" hasta el último instante. "Mantuvo su fortaleza y su gratitud a la vida y eso se tradujo en su propia poesía, que es un agradecimiento a la posibilidad de ser y de estar en el mundo", agrega.
La directora de la fundación define a Paco Brines como "un ser humano exquisito" y pone en valor "el legado inmaterial impresionante que deja, con algunas de las mejores páginas escritas en lengua castellana". Además, cumplió su sueño de instaurar un premio que dé la oportunidad a otros de hacerse un hueco en el mundo de la lírica, como le sucedió a él cuando ganó el Adonais. "No verá quiénes serán los ganadores de la primera edición, pero se ha ido contento al ver que ha tenido una participación de mas de mil originales".
El Ayuntamiento de Oliva se ha convertido en el lugar donde mostrar respeto por el poeta y a las 12.00 horas autoridades y vecinos han guardado un minuto de silencio en su memoria. El alcalde, David González, ha reconocido que la noticia del fallecimiento se está viviendo "con mucha tristeza, no solo por su valía indiscutible como escritor, sino por su calidez humana". "Es una pérdida irreparable, era una persona muy querida, muy cariñosa, entrañable y comprometido con su cuidad. De hecho, su obra estuvo ligada a nuestro territorio y paisaje mediterráneo", ha aseverado el primer edil. En términos similares, el concejal de Cultura, Julio Llorca, ha asegurado que Brines "va a ser un referente y una inspiración para todos los vecinos".
El Gobierno valenciano ha declarado tres días de luto oficial en la Comunitat Valenciana por la muerte de Brines, y el Palau de la Generalitat acogerá en su Salón Dorado este domingo, de 10 a 13 horas, la capilla ardiente del escritor, para darle "el homenaje y la despedida que merece" el primer Cervantes valenciano. Así lo ha asegurado el president de la Generalitat, Ximo Puig, quien ha destacado que la muerte de Brines supone una "pérdida enorme", pero ha afirmado que su legado perdurará, porque "simboliza más que nadie el Mediterráneo, la capacidad de entender el mundo desde la visión de la razón y el corazón".
"Estará siempre entre nosotros" y servirá de fuente de inspiración en la tarea de mejorar la vida de los ciudadanos de la Comunitat, ha afirmado Puig, quien ha destacado que las últimas palabras de Brines fueron un "Os quiero", escrito en sus últimos instantes cuando su familia y personas más íntimas le dieron un papel y un bolígrafo. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, ha recordado esas palabras, para decir: "Necesitamos más 'os quiero' y mucho menos 'te odio'", mientras que el conseller de Cultura, Vicent Marzà, ha destacado el legado lleno de obras que deja Brines, pero "sobre todo, de estima hacia la palabra y también hacia la tierra".
Brines, uno de uno de los últimos supervivientes del "Grupo poético de los años 50", era también académico de la Real Academia Española (RAE), que ha despedido al poeta parafraseado las palabras que él mismo dedicó, en 1984, a Vicente Aleixandre por su fallecimiento: "Lo queríamos tanto que no se nos va a acabar nunca de morir".
También el Instituto Cervantes ha despedido a este poeta, del que ha dicho que es "maestro absoluto", recordando un verso suyo: "Escribo para siempre desde la noche inmensa e impura en que no me sé vivo". El presidente de Les Corts, Enric Morera, y el alcalde de València, Joan Ribó, han tenido también palabras de recuerdo para Brines, quien atesoraba asimismo el Premio Nacional de Literatura, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional de Poesía Federico García Lorca y el Nacional de la Crítica.
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