VALÈNCIA (EFE). El olivar y el aceite de oliva están abriendo nuevos caminos a escala mundial, con avances en el futuro reconocimiento de la colección de olivares de Córdoba y la revisión de la norma internacional dentro del Codex Alimentarius (conjunto de normas alimentarias para proteger la salud del consumidor y facilitar el comercio internacional de alimentos).
El nuevo director general del Consejo Oleícola Internacional (COI), el español Jaime Lillo, destaca en una entrevista con EFE los ejemplos de cooperación técnica para promover el sector.
En ese sentido, la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) acaba de comunicar que España ha avanzado los trabajos para el reconocimiento de la primera colección internacional de olivares, en ese caso la de Córdoba, como parte de los recursos fitogenéticos incluidos en el conocido como tratado mundial de semillas, según confirma Lillo.
El COI está colaborando para incorporar los recursos genéticos del olivar en el tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, que hasta ahora no los contempla.
En vigor desde 2004, este tratado reconoce la contribución de los agricultores a la diversidad de cultivos y establece un sistema para que productores, mejoradores y científicos puedan acceder a los materiales de 64 cultivos básicos.
A escala internacional se han creado varias colecciones internacionales de olivares vivos "in situ" que mantienen la base genética del olivo, concretamente en España (Córdoba), Marruecos, Italia, Turquía y Argentina, junto a 45 bancos de germoplasma (semillas).
Otro trabajo prioritario del COI está relacionado con la armonización de las normas del aceite de oliva para facilitar el comercio y la defensa de todos los consumidores, señala Lillo.
"Ahora mismo hay una oportunidad de armonización porque se están revisando las normas internacionales del Codex (Alimentarius)", y precisamente en 2024 se reunirá el grupo de trabajo liderado por España para debatir la del aceite de oliva, comenta el responsable del COI.
El Codex, integrado por más de 180 países, es un órgano gestionado por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuyos estándares alimentarios internacionales armonizados buscan proteger la salud y promover prácticas leales en el comercio de alimentos, sirviendo de referencia en caso de conflictos comerciales en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Lillo apunta que la norma del Codex para el aceite de oliva "es muy parecida" a la del COI, pero en los últimos años este organismo internacional la ha estado actualizando en función de los avances científicos y los problemas que han ido surgiendo en nuevas regiones productoras.
"Estas nuevas regiones tienen parámetros que no estaban en las normas, que inicialmente se hicieron para las producciones mediterráneas, y ahora hay que incorporar las del hemisferio sur, como las de Argentina, Uruguay y Australia", detalla.
Además, el representante del COI resalta que prestan asistencia a los países que no tienen una norma propia para el aceite de oliva y ofrecen una "base técnica y científica" para el avance en el consenso de las normas, de modo que "todos tengan las mejores posibles".