VALÈNCIA. De la València de la riuà se ha escrito, contado, y escuchado mucho. Y casi todo igual. El relato de la tragedia, la heroicidad de un pueblo haciendo frente a la naturaleza, la ciudad amada arrasada… Cada ciudad tiene, en el peor momento de su historia, un relato que la engrandece. Olvido, la película de Inés París con guion de Fermín Palacios que se preestrena hoy en Cinema Jove, viene a poner un contrapunto, un relato alejado de los lugares comunes, bajo el contexto de la riuà.
La película cuenta la historia de Olvido Granell, una joven periodista, única mujer en la redacción, que insiste en dar respuesta a algunas de las grandes preguntas que dejó la tragedia. En una visita a la desembocadura en busca del río, se entera de que han aparecido los cadáveres de unos jóvenes con unas cicatrices que evidencian que no han muerto ahogados. A partir de ahí, con al ayuda de un teniente y su compañero fotógrafo, bucearán en una gran conspiración al más alto nivel, que les hará recorrer la València devastada.
Maria Caballero presenta su primer papel protagonista en un largometraje con la compañía de Morgan Blasco, en el papel de teniente Caplliure. La pareja funcionan, desde lugares diferentes de la trama, para poder centrar la historia en la trama de suspense, que da un repaso a las grandes sombras de la España de finales de los 50: el poder de la Iglesia Católica, el periodismo hiper-masculinizado, el papel de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, la precariedad a la que se enfrentaba la población general, incluso para ir a un hospital.
“Esto no es una película sobre la riada, no es una superproducción hollywoodiense con olas que se llevan edificios, pero si quieres contar una historia en ese contexto, no vale con hacer un par de charcos en la acera, hemos querido ser muy fieles con lo que ocurrió”, contaba en una visita al rodaje el guionista del film, Fermín Palacios. Y es que, si bien se ha rodado tanto en València como en el Río Serpis o Sagunto, el equipo transformó la fábrica de Elcano de Manises para construir hasta 19 espacios diferentes, desde la morgue hasta la redacción, pasando por la comisaría o un internado. Esta concentración ha permitido recrear la ciudad de la riuà optimizando el presupuesto en vez de sacrificar verosimilitud.
Con la máxima de “una historia local que pueda ser global”, Olvido no se obceca en hablar de la ciudad, sino que está de telón de fondo, sin obviar sus zonas, sus nombres. “Es incomprensible que la ficción no se ha haya ocupado de un contexto tan potente como el de la riada de València”, destacaba Palacios entonces.
Inés París ejerce una dirección aséptica pero que ejecuta el guion de una manera quirúrgica. La producción ha sabido exprimir el que ha sido un presupuesto humilde, algo que las películas de época acusan mucho. Caballero, por su parte, está viviendo su carta de presentación: mientras preestrena Olvido, y a la espera de una fecha para su distribución en salas, recibirá el próximo 1 de julio el premio Un Futuro de Cine. Sobre este primer protagonista, contó a Culturplaza, “El papel de Olvido es el de reafirmar constantemente su búsqueda en la verdad, pase lo que pase y caiga quien caiga”, y confesó que ha “conectado mucho con el personaje”.
Olvido viajará al terreno de la conspiración, pasando por los sucesos paranormales y la persecución policiaca, con el sistema represivo de una policía vertical a las órdenes de los poderosos… y de la Iglesia, claro. Todas estas capas serán transitadas por la pareja protagonista para intentar llegar a la verdad final, tal vez el más evidente; pero al igual que cuando sucede una riada, cuando todo se revuelve entra el factor determinante de la confusión. Solo cuando alguien aparta decididamente el barro, se puede volver a ver el agua cristalina, que por cierto, también es reflejo.