El Partido Popular de la Comunitat Valenciana ha sorteado esta semana una moneda, que estaba en el aire, y lo volverá a estar: el juicio al actual alcalde, Pepe Vegara, por un supuesto delito contra la administración pública. El primer edil se enfrenta a una petición de prisión de siete años por el presunto delito de falsedad en documento mercantil y dos delitos contra la Hacienda Pública por fraude de IVA y en el impuesto de sociedades mientras estaba al frente de su empresa, Estación ITV, propietaria, entre otras, de ITV Vega Baja.
Será en noviembre cuando se retome la vista después de suspenderse por indisposición del abogado de Vegara. Y será meses después cuando sepamos el veredicto. El alcalde dice estar tranquilo. Que lo estaba antes que lo está ahora. Pero con una moneda al aire todo puede pasar. En caso de que el tribunal no vea delito, pues quedará ver si Fiscalía o la Agencia Tributaria presentan recurso. Si hay condena, por mínima que sea, los focos se volverán a poner en Orihuela y en la Comunitat Valenciana. Desde el 29 de octubre tenemos una cámara fija puesta en nuestro territorio: la razón es obvia y, ante cualquier incidencia, decisión, protesta, reacción que pasa en l'Horta Sud y en el Palau, el botón rojo de la cámara se enciende y se pone a emitir en directo. Los García Ferreras, Ana Rosa, Silvia Intxaurrondo... están pendientes de todo lo que genera la Dana y en cualquier momento, la cámara puede enfocar hacia el sur. Así que, pase lo que pase, lo que hay que tener presente es que Orihuela saltará a la escena nacional porque la cámara ya está aquí y no deja de ser un alcalde puesto por Carlos Mazón.
Y a ello se añade que el PP de Orihuela ya lleva protagonizando varias situaciones de este tipo en los últimos 40 años de ayuntamientos democráticos. Pese a ello, los populares sólo han estado fuera de la Alcaldía alrededor de 12 años: en los primeros años de la democracia, cuando el PSOE era hegemónico, y en los pactos que han permitido que escisiones del PP suscribieran acuerdos con el PSOE o Los Verdes. Entre tanto, tres de los cinco alcaldes populareshan sido juzgados; el primero de ellos, Luis Fernando Cartagena, condenado, y el cuarto (Emilio Bascuñana) tiene una causa pendiente, como ahora José Vegara, que es el quinto.
Cada alcalde tuvo su contexto. A Cartagena le pilló la apertura de juicio ya como conseller; José Manuel Medinafue absuelto en casi todas las causas; Mónica Lorente tuvo una condena menor, pero sus casos fueron en plena ola de escándalos; Bascuñana fue apartado por una moción de censura y el juicio de Vegara se celebrará posiblemente con Mazón de presidente y, por tanto, con las cámaras apuntando a la Comunitat, aunque, como he dicho muchas veces, la política actual es tan volátil que quién sabe. A lo mejor cuando salga la sentencia sigue Mazón en la Generalitat, y no Pedro Sánchez en la Moncloa. A saber...
Digo todo esto porque, en este caso, los hechos son graves, aunque la posible responsabilidad de Vegara fuera cometida en su etapa como empresario; es decir, que si hay condena, será muy difícil sostener al primer edil oriolano, aunque el PPCV se ponga a comparar a todos los ediles del PSOE o Compromís que están en la misma situación y los compare. Vox tampoco podrá ponerse una venda en los ojos. Pero un delito contra la Hacienda Pública no es cosa menor. Aquí cabe la duda de si un cargo público debe seguir en su puesto una vez en el banquillo de los acusados.
Así que, mientras la moneda está en el aire, que el PP no descuide los pasos a seguir en Orihuela, bien si hay que buscar un plan b en este mandato o en el siguiente. De lo que no tengo duda es de que, mientras la Dana traiga cola, que la traerá, las cámaras están y estarán puestas en esta región, más allá de cómo avance la reconstrucción. Las comisiones de investigación y la instrucción judicial pueden aportar novedades a todo lo que hoy todavía no sabemos.
Así que, si hay condena en Orihuela, al primero que se le exigirá que actúe será al PP. Y a continuación, a Mazón (si es que todo sigue igual). Pero la diferencia es que ya no valdrá excusarse en el rival; habrá que actuar. De lo contrario, la cámara encenderá su luz roja y apuntará de nuevo a la Comunitat. Es verdad que el PP juega en Orihuela con red —ahí están años de mandato, pese a los escándalos—, siempre y cuando no haya escisión, pues la escisión le generó sustos y de los buenos. O que esa ciudad bis que es la costa (donde vive el 32% de la población, en su mayoría, extranjera, y dónde es difícil comunicarse en castellano, pero como deja grandes plusvalías, nadie se queja) se le subleve. Así que queda dicho, por si pasa.