VALÈNCIA. Ni es hijo de un rey ni se deja ver por cualquiera, El Príncipe de La Zaidía es un personaje estrafalario que se comunica a través de las cuerdas de su guitarra, creando música sin grandes pretensiones. No quiere dar conciertos ni llegar a sonar en la radio, nunca deja que le llamen por su nombre y no se deja ver por cualquiera. En uno de sus eternos paseos por La Zaidía se “encontró” con el músico valenciano Otro, también natural del barrio desde hace más de 10 años.
En su primer acercamiento -cerca del parque de Marxalenes- se juntaron ambos con una guitarra y comenzó a sonar lo que ahora es Soledades, una masterización de los temas de El Príncipe para cantar su legado. Este nuevo disco de Otro nace desde la insistencia y para ayudar a un hombre que se mostraba totalmente desinteresado por compartir sus sonidos con el mundo: “Me hacía gracia, y había algo francamente un poco morboso en mi intención de ayudarle. Me daba bastante curiosidad escuchar lo que había estado haciendo de música, y de algún modo me parecía que podía ser una fuente de inspiración y de sampleo para mi propia música. Pero bueno esto para él no es un secreto”, explica Otro.
En este primer encuentro, Otro le abrió las puertas de su casa al Príncipe porque no quería “hacer ruido en la calle” con su música. Grabaron por pistas -y en una toma- todas las guitarras en la azotea y la voz en la escalera, por eso la música suena “así de cavernosa”. La experiencia de grabación, que Otro define como “delirante y bastante incómoda para ambos”, ahora se materializa en unos once minutos de guitarras, voces angelicales y sonidos grabados: “El resultado de esta grabación lo estoy sampleando, con su consentimiento, en un tema mío que espero poder acabar dentro de poco".
"Fue una experiencia extraña, de algún modo temí haber perdido mi oportunidad con él de reentablar relación o volver a saber nada de su música”, aclara el artista. Ambos se conocieron cuando Otro era más pequeño. Cuenta que coincidieron por la zona del colegio Doctor Olóriz tras un día en el que Otro cargaba la guitarra tras tocar en el concierto de navidad: “Estaba saliendo del cole un día que había tenido ensayo me vio con la guitarra y con el “pelete” largo y no se resistió a decirme algo”, tras ello comenzaron a dar clases de guitarra informales en las que coincidieron en su amor por la música.
De esta extraña relación surgen las Soledades de ambos, en las que Otro reconoce la pasión de El Príncipe por la música que le enseñaba hace años: “Cuando quedábamos hace años me enseñaba música antigua. Casi todo me lo enseñaba bastante desencantado, pero para mí era una locura claro escuchar los clasicazos de rock y blues que supongo que para él serían tremendas obviedades y que, aunque él ya aborrecía, asumo que sentía que era una exigencia didáctica ponérmelos".
"De blues recuerdo que le gustaba mucho Rory Gallagher y que tenía un póster y todo, y de cosas más folk americano le encantaba Karen Dalton. No sé, dos referencias bastante raras, mirando atrás”. Estas referencias se actualizan ahora a través de la publicación de su música, y a través de los nuevos oyentes: “Mucha gente en ha teorizado posibles referencias más “actuales” de El Príncipe que yo no conocía. La gente ha dicho que le ha recordado a John Frusciante, a Tom Waits a Lucientes… Son referencias que yo personalmente sí que tenía más presentes, pero bastante alejadas del ámbito en el que yo le conocía”.
El disco, que parece producido con una grabadora de mano, encapsula ese estilo inusual de ambos, que se da la mano en la rareza y la creación de algo más espontáneo. Entre las fabulaciones de El Príncipe y junto al tratamiento de audio y las voces de Otro cuentan el relato crudo de cuando coincidieron por el barrio hace cosa de diez años. Con esto dan una nueva historia musical a La Zaidía, barrio de grandes músicos valencianos como Concha Piquer y Nino Bravo. Se dice que quien escucha atentamente puede sentir las notas musicales brotando se las baldosas, que se despegan de los chicles aplastados y abrazan las soledades del músico abandonado