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EL MURO / OPINIÓN

Otro símbolo por los suelos

La Ciudad del Teatro es otro de los ejemplos de un tiempo de borrachera. Es más, a las puertas de su cerrada sede aún se amontona la escenografía hidráulica diseñada por Santiago Calatrava de aquel espectáculo millonario conocido por “Las Troyanas”. Total fueron 30 millones de euros sólo en la rehabilitación de la Nau de Altos Hornos

31/01/2016 - 

La fotografía que antecede a estas líneas tiene lo suyo. Fue tomada hace apenas unos días. La imagen en su globalidad corresponde a la denominada Nau, lo que iba a ser la sede central de la mega Ciudad del Teatro propuesta por el entonces equipo de Eduardo Zaplana, Olivas & Cia. Detrás del proyecto vinculado a las artes escénicas existía otra operación inmobiliaria consistente en el desarrollo urbanístico de su entorno, un  plan que preveía convertir la zona de Altos Hornos de Port  de Sagunt en un paraíso de hoteles, apartamentos y servicios complementarios con los que reforzar las inversiones en la zona y el ladrillo rápido y generoso. 

Pero si se fijan bien, a la derecha de la imagen, que es la segunda parte de la historia, descubrirán un grupo de elementos de color grisáceo. Grandes tubos amontonados y/o abandonados a su suerte. Ambos son complementarios. Forman parte del esperpento político del momento y que hasta hoy nadie ha sabido solucionar, aunque aún debamos lo suyo, muchos millones de euros. 

Las Ciudad del Teatro fue una quimera PARa hacernos creer que nos iban a montar el mayor escenario del mundo

Seré rápido. Las Ciudad del Teatro fue una quimera que alguien inventó para hacernos creer que en el antiguo complejo siderúrgico nos iban a montar el mayor escenario del mundo mundial. Un teatro al aire libre para miles de personas diseñado y construido por un tal Manos Perrakis -arquitecto amigo de la actriz Irene Papas, una de las imágenes del Régimen de momento- junto a numerosos edificios complementarios, escuelas y albergues para los miles de estudiantes de teatro que se iban a desplazar hasta aquí locos por la aventura escénica. Y como epicentro, un espacio llamado la Nau que debía ser el nuevo gran y principal escenario artístico

Se lo vendieron políticamente a Sagunt cuando el Consell decidió llevarse a Alicante la denominada Ciudad del Cine, actualmente también en venta, para acallar concesiones. Fue un fiasco. Lógico. Pero para el singular espacio y convencer de las bondades de la iniciativa se produjeron media docena de espectáculos cuyo coste, por supuesto, no bajaron de los tres millones de euros. ¿Dónde están actualmente las producciones? 

Tal y como muestra la imagen, así está hoy la Nau: cerrada, custodiada las 24 horas, sin destino, contenido, presente, futuro – desde su cierre hace algunos años se ha montado algún oficio religioso y ciertos conciertos de música pop- y de regreso en manos del SEPI, que era su propietario original, pero de la que debemos todos nosotros más de 20 millones de euros de su rehabilitación, según datos oficiales y que pagaremos durante los próximos años para gloria del Estado. Al menos, decían hasta 2019 con un interés de 5,5%. Casi nada, “amigo” Draghi.

Debemos todos nosotros más de 20 millones de su rehabilitación, que pagaremos durante los próximos años

¿Y ustedes, verdad, sin imaginarlo? Así nos va y nos ha ido. Allí se gastaron 30 millones en una rehabilitación inútil de la que nadie quiere hoy saber nada. O quizás, aún muchos la desconozcan. Si alguien tiene ganas que vaya por allí y observe. Ya que están investigando, que se dice ahora en lugar de imputando, pues otro regalito. 

Ahora viene la segunda parte. Esos elementos amontonados a las puertas de la Nau corresponden a una escenografía que le fue encargada  al arquitecto Santiago Calatrava como atrezo del espectáculo “Las Troyanas” –repito la cifra, más de tres millones de coste y dirigido y protagonizado por Irene Papas- que continúa abandonado a su suerte. Es hidráulico, luego se mueve y se remueve. No se sabe qué hace allí. O mejor dicho, está allí desde hace años, desde su regreso de Roma donde fue trasladado para una función del espectáculo, pero en cuya ciudad permaneció bloqueado a causa de una investigación policial debido a un desgraciado accidente durante su desmontaje.

Dijeron en su día que sería el emblema visual de la Ciudad del Teatro y que luciría a sus puertas. También que de no ser así decoraría una de esas rotondas que igual ocupa un carro de arriero, una barca de pesca, unas piedras amontonadas o una escultura de dudoso.

De ese elemento no tengo el coste controlado en su totalidad. Pero imaginando la firma, tiemblo en cuanto a los sobrecostes. Dicen que fue un regaló. Habrá que creerlo de forma bondadosa. Pero allí continúa. ¿Imagen de un símbolo? Más bien, del descontrol absoluto de un tiempo pasado. Para seguir mirando.

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