Si algo ha servido esta semana es para poner sobre la mesa y conocer los argumentos que tienen la Universidad de Alicante y la Universidad Miguel Hernández sobre los estudios de Medicina. Se busca una solución muy difícil, un acuerdo antes de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, y a la solución administrativa, el campus sanitario compartido, se le ve como una opción verde e indeterminada (por mucha voluntad que se ponga en su defensa), más allá de lo que se pueda hacer académicamente con cada universidad.
Parece claro que lo que pretende la UMH, de que la Universidad de Alicante renuncie a los estudios de Medicina, es imposible (salvo que el TSJ diga lo contrario). Aunque reconozco que el rector del campus ilicitano tiene razón en dos cuestiones: el tema de las prácticas de los estudiantes, tal y como lo tiene planteado la UA, puede generar problemas, y que encontrar profesorado altamente cualificado, y además, funcionarizado, va a ser un reto para el campus de San Vicente conforme avancen los estudios…
Mirado desde el otro lado, también cabría preguntarse por qué la UMH no acudió a la ampliación de plazas que permitió el Gobierno después de la pandemia, algo que sí aprovechó la Universidad de Alicante y que posteriormente remató con las ayudas logradas para la reforma de unas instalaciones para impartir los estudios de Medicina.
Es decir, que mire por dónde se mire, cada universidad tiene sus razones. Y que el informe de la Abogacía de la Generalitat plantea algunos reproches administrativos que nunca pueden, desde mi punto de vista, hacer tambalear un proyecto legítimo, necesario y hasta ese momento con los informes favorables como es la Facultad de Medicina de la Universidad de Alicante…
¿Cómo no nos podemos permitir tener dos facultades de Medicina distanciadas por solo 10 kilómetros y que cuestan 10 millones de euros cada una? Esto tiene muchas aristas. Hay muchas cosas que no nos podemos permitir. Por ejemplo, ¿pueden tener Alicante y Elche dos palacios de congresos de más de 100 millones de euros de coste cada uno a 24 kilómetros de distancia? Hay tantas cosas duplicadas que si tuviéramos que cuestionarlas todas. En ese caso, como dije la semana pasada, a lo mejor habría que pensarse la fusión de ambos campus. Pero las fusiones también tienen costes.
Quizás en el caso de la falta de médicos, pues a lo mejor sí es un gasto con el cual debemos contribuir, vista la necesidad de facultativos que tiene la sociedad. ¿Lo ideal sería una única facultad? Pues sí, pero si el pasado no fuera el que es…
Así que vistos los argumentos de las dos partes, ambas con razón parcialmente, insisto, lo mejor sería un pacto sobre Medicina, en el que los dos campus de la provincia de Alicante tengan una política común de captación de alumnos, de servicios, de prácticas, de instalaciones compartidas, de residencias, etc… Quizás sea más factible que pasar por el trance de que una de las dos tenga que renunciar, o que sea el TSJ quien deconstruya una decisión administrativa, cuyas consecuencias —y en eso también tiene razón Juan José Ruiz, rector de la UMH— serán dolorosas para las dos universidades. Así que visto lo visto, y escuchado lo escuchado, lo mejor sería rebajar orgullos y hacer una apuesta en común por las dos medicinas, la de la UMH y la de la UA. Todo lo que no sea eso tiene difícil encaje, puede ser doloroso y puede consumar intereses ocultos que a día de hoy desconocemos. Porque puestos a revisar, habría tanto que corregir…