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panel de opinión - consecuencias de las elecciones en castilla y león

Calendario congelado, debilidad de Podemos, el cambio de rol de Vox... la lectura de los analistas

15/02/2022 - 

VALÈNCIA. Las elecciones autonómicas celebradas este domingo en Castilla y León han dejado en el aire muchas incógnitas que despejar respecto a lo que ocurrirá en las próximas semanas a la hora de pactar el futuro gobierno de la región pero, también, respecto al impacto en el escenario nacional de estos comicios.

Valencia Plaza consulta a seis expertos analistas para que desgranen las que, a su juicio, son las claves principales de unas elecciones cuya onda expansiva también puede tener consecuencias en la Comunitat Valenciana, donde deben celebrarse comicios el próximo año.


Oscar Barberá. Profesor de Ciencias Políticas en la Universitat de València.

-¿Qué lectura hace de los resultados y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-La estrategia del PP nacional de presentar las elecciones de Castilla-León como parte de un cambio de ciclo imparable no ha funcionado.  Pese a ser el primer partido en las elecciones, el PP ha perdido votos respecto a 2019 y ahora se enfrenta al incómodo dilema de si llegar a acuerdos de gobierno con Vox. El PP nacional contaba con posponer todo tipo de acuerdos para evitar potenciales castigos de sus votantes más moderados (posiblemente, antiguos votantes de Ciudadanos).

Más importante todavía, si en las elecciones de Madrid el PP pareció haber encontrado una fórmula para frenar el ascenso de Vox reteniendo el centro político, esto no ha terminado de funcionar en estas elecciones. Si Madrid es España, Castilla-León no parece serlo (¡!). Muchos se preguntarán si el problema es el discurso o el liderazgo, lo que no jugará a favor de Casado. Alinear los intereses de Casado y Mañueco respecto a la formación del gobierno tampoco será una tarea fácil.

Vox aparece como el gran triunfador de la noche por su importante ascenso electoral. Sin embargo, el apoyo en estas elecciones no mejora sustancialmente el porcentaje de apoyo obtenido en las generales de noviembre de 2019. Lo más importante de las elecciones no está en los votos conseguidos, sino en el giro estratégico del partido pidiendo participar ya en los gobiernos con el PP.

Pese a la pérdida de escaños, los resultados son buenos para el PSOE que alejan el relato de su imparable declive. Las elecciones de Madrid fueron un desastre, pero como ya hemos dicho, esto no es directamente traducible a otros territorios. Un pacto de gobierno PP-Vox serviría al PSOE como aliciente para tratar de recuperar parte de los votantes moderados que desertaron a Ciudadanos para apoyar al PP.

Estas elecciones pillaron a Podemos con el nuevo proyecto de Yolanda Díaz sin consolidar. El partido ha salvado los muebles al mantener la representación, pero estas elecciones muestran que la alianza Podemos-IU tiene sus limitaciones. Esto será mucho más evidente de cara a las próximas elecciones generales, donde UP tendrá muy difícil obtener representación en las circunscripciones pequeñas.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-El ajustado resultado electoral va a quitar definitivamente las ganas de avanzar elecciones a todo aquel que tuviera la tentación de hacerlo. La implicación más obvia va a ser en Andalucía, donde esto puede dar algo de tiempo para consolidar el proyecto del PSOE y, también para articular mejor los diversos proyectos a la izquierda del PSOE. Si saben aprovecharlo, claro.

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que puede tener estas elecciones en la Comunitat Valenciana?
-El primer efecto seguramente sea consolidar la legislatura hasta el final, a no ser que Sánchez decida avanzar elecciones, en cuyo caso es probable que Puig también lo hiciera, como pasó varias veces con el PSOE en Andalucía.

No creo que sea posible hacer una extrapolación automática de los porcentajes de voto de Castilla León a la situación Valenciana. Sin embargo, está claro que Ciudadanos lo va a tener muy difícil para superar la barrera electoral que se negó a cambiar cuando tuvo ocasión. En Madrid y Castilla León la inmensa mayoría de los exvotantes de Ciudadanos apoyaron a partidos conservadores. No estoy seguro de que esto sea tan automático aquí y, sin duda, esta va a ser la gran batalla de las próximas autonómicas. Si el Botánic consigue hacer poco ruido y aguanta lo suficiente para vender los resultados de la gestión de los fondos europeos esto podría decantar la balanza hacia la izquierda.

En contra del Botánic jugará el hecho que, si las cosas no cambian, dos partidos de derecha van a competir contra tres en la izquierda. Pese a la proporcionalidad del sistema electoral, los restos podrían favorecer a los partidos de derechas. A no ser, claro, que algunos votantes consecuentes de Vox decidan optar por la abstención en elecciones autonómicas que no les interesan, lo que ya permitió la victoria del Botánic en 2019.


Aida Vizcaíno. Profesora de Ciencias Políticas en la Universitat de València.

-¿Qué lectura hace de los resultados y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-Se ha producido un vaciamiento de los partidos con posiciones centradas, PSOE y Ciudadanos, y un reforzamiento de la protesta canalizada por plataformas provinciales. En ese panorama convulso, la ultraderecha obtiene beneficios. Continúa la intensa competición en el bloque de la derecha, inusual en España hasta hace unos años, mientras que en la izquierda se acelera la dinámica centrípeta hacia el PSOE. Y en un escenario sin mayorías claras que demanda socios coalicionables, es un hándicap enorme para la izquierda. En términos estatales, estos resultados parecen anunciar el fin del “terremoto electoral”, iniciado en 2014 con la irrupción de Ciudadanos y Podemos. Es casi irremediable la desaparición de los naranjas y veremos la capacidad de supervivencia de los morados.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-La influencia en el ambiente electoral para Andalucía es evidente pero esos comicios serán otro cantar. La variable participación será clave en los resultados andaluces, presumiblemente hacia el crecimiento del voto de izquierdas, por tanto, habrá que esperar para ver la fuerza de PSOE y Unidas Podemos y la correlación con los partidos de la derecha. Ahora bien, el clima de profunda polarización y estancamiento -casi bloqueo- de casi todas de las arenas electorales sin dimensión nacionalista, nos impide imaginar algo parecido a una “gran coalición” de PP y PSOE… ¿Veremos algún territorio convertido en laboratorio electoral? Hemos asistido a tantas cosas desde 2014 que ésta es de las pocas que nos quedaría por ver.

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que pueden tener estas elecciones en la Comunitat Valenciana?
-La complejidad sociopolítica valenciana es mayor por la presencia de la variable nacionalista. Para el bloque de izquierdas, es una llamada de atención a Unides Podem y su capacidad de resistencia, pues la no entrada en les Corts sería catastrófica. Pese al agotamiento institucional, los socios botánicos están condenados a entenderse aunque la clave será quién canaliza la reacción ciudadana ante el crecimiento de la ultraderecha. Poco queda del clima de 2015 pero que nadie desdeñe el perfil sociodemográfico del votante de Compromís. En el bloque de la derecha, el PP debería comenzar a crear y situar el relato sobre cómo gobernar con la ultraderecha, sin líneas rojas democráticas, pues no parece capaz de alcanzar, hoy por hoy, una mayoría absoluta que lo evite.


Guillermo López. Catedrático de Periodismo por la Universitat de València y analista político.

-¿Qué lectura hace de los resultados y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-Los resultados no han sido una sorpresa porque han confirmado las últimas encuestas. Hubo cierta ensoñación del PP sobre lo que podría ocurrir mediante ese adelanto hecho en clave nacional. El objetivo era continuar la cimentación de la mayoría conservadora que comenzó con las elecciones de Madrid y ahondar en el descenso de apoyos de la izquierda. Sobre esto, diría que el PP ha sido víctima de sus propias altas expectativas, aunque en realidad sí ha mejorado un poco sus resultados y ha ganado las elecciones mientras la izquierda se ha desinflado. Las dos últimas elecciones autonómicas (Madrid y Castilla y León) han supuesto una victoria clara del bloque conservador. Ciudadanos va a desaparecer y el socio del PSOE, Unidas Podemos, está muy débil y no me da la sensación de remontada.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-Creo que el calendario va a congelarse porque ahora el PP no tiene aliciente para adelantar las elecciones en Andalucía y no pienso que se produzca. Sólo conllevaría la muerte de Ciudadanos, que ya está prácticamente certificada y no le conviene a Moreno Bonilla una cita en la que Vox pueda dispararse. Tampoco creo que haya adelanto de las generales porque Pedro Sánchez podría tener una mayoría aún más complicada -necesitaría a Unidas Podemos y seguramente a todas las formaciones independentistas- que la que logró orquestar en noviembre de 2019. Bajo mi punto de vista, sólo cabría una posibilidad de adelanto y sería si a Sánchez pudiera interesarle hacer coincidir las elecciones con las autonómicas y locales de mayo del próximo año.

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que pueden tener estas elecciones en la Comunitat Valenciana?
-La consecuencia es que no va a haber adelanto electoral, porque si se diera creo que sería muy posible que hubiera una mayoría conservadora. En las elecciones de abril de 2019 hubo muy buen resultado de la izquierda en España, pero en la Comunitat Valenciana el Botànic tuvo una victoria bastante ajustada. Ahora en la derecha habrá solo dos actores, no tres, un factor que quizá podría haber cambiado el resultado en aquel momento. Lo más probable es que Puig intente hacerlas coincidir con las autonómicas y locales de mayo de 2023, lo cual tendrá interés por ver cómo lo justifican, cuando en 2019 se 'vendió' como un intento de distinguir a la Comunitat Valenciana con un calendario propio. 

Por otro lado, un peligro añadido para el bloque de izquierdas es la debilidad de Unides Podem: si mañana hubiera elecciones autonómicas aquí, no es nada descartable que no llegaran al 5% necesario y, siendo así, no creo que la suma de PSPV y Compromís fuera suficiente frente al PP y Vox. La forma de salvar Unides Podem más clara pienso que es pactar con Compromís, pero no todos lo simpatizantes de la coalición son partidarios de esto. En definitiva, es una situación de incertidumbre. Creo que la izquierda ha vivido en una falsa sensación de seguridad en la Comunitat Valenciana porque el gobierno es estable, pero eso no significa que sea sólido en términos electorales y el principal problema es cómo salvar los votos de la izquierda que residen en Unides Podem.


Blanca Nicasio. Profesora de Ciencias Políticas de la Universidad UCH-CEU.

-¿Qué lectura hace de los resultados y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-Los resultados no evidencian un cambio de ciclo claro pero sí muestran tendencias en la reconfiguración de los espacios ideológicos. Vox se refuerza en el bloque de la derecha frente a un Cs que prácticamente desaparece y un PP que se queda lejos de sus expectativas. Probablemente los electores no comprendieron el relato sobre el adelanto electoral y el PP no ha logrado ni crecer en votos -pierde más de 50.000 votos respecto a las autonómicas de 2019- ni frenar a Vox, que por primera vez es clave para asegurar la gobernabilidad, lo que les obliga a repensar su estrategia de cara al siguiente ciclo electoral. El bloque de la izquierda se debilita y se da una fuga de votos hacia los partidos de corte provincial, que entran en las instituciones rompiendo así la barrera psicológica de ser formaciones extraparlamentarias. De otro lado, estas son probablemente las últimas elecciones en las que no se sabe qué va a hacer Yolanda Díaz respecto a la puesta en marcha de una nueva plataforma política. En ese sentido, en este contexto de bloques, es necesario para la izquierda ver la capacidad que tendrá para ensanchar el espacio de votantes del centro-izquierda.

Igualmente, hay que tener en cuenta que se está produciendo una fragmentación diferente: se reduce el apoyo a las formaciones que hicieron implosionar el sistema de partidos en 2015 -Cs y UP- y sube el de partidos que defienden sensibilidades provinciales. Así, estas plataformas territoriales se abren el camino para las próximas generales, y mandan un mensaje de que son viables para tener representación institucional. La sensación de abandono de muchos ciudadanos por parte de los partidos tradicionales abre el camino a nuevas opciones políticas a izquierda y derecha.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-Ahora todos los focos se dirigen a qué se va a hacer en Andalucía. Hay que tener en cuenta que, salvo en Galicia, cada vez que se convocan elecciones se ha producido un crecimiento de Vox. Por ese motivo es previsible que se aleje la posibilidad de adelantar elecciones, y que Moreno Bonilla prefiera ganar tiempo para fortalecer su candidatura. En el caso de Andalucía, además, hay que tener en cuenta que probablemente se presentará una candidata de Vox con un nombre más potente y con un grado mucho mayor conocimiento respecto al candidato en Castilla y León, lo que puede influir directamente en la intención de voto.

Por otro lado, los resultados reflejan que utilizar el adelanto electoral como una opción más dentro de las que tienen los partidos que gobiernan solo para mejorar su posición política puede ser un error. Así que lo ocurrido en Castilla y León es un aviso a navegantes.  

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que pueden tener estas elecciones en la Comunitat Valenciana?
-En el bloque de la derecha, las encuestas también auguran un buen resultado de Vox lo que hará que busquen aprovechar ese viento de cola. En esa línea, su alcance dependerá de la fortaleza o debilidad con la que el PP de Carlos Mazón llegue a las elecciones, es decir, de la capacidad que tengan de frenar el trasvase de votos a Vox. El PP necesita una estrategia de distanciamiento frente a Vox, de ahí que cabría esperar que busque ampliar votantes desde el espacio de centro. En el bloque de la izquierda, tratarán de movilizar a sus votantes a través, de un lado, del discurso de la gestión y, de otro, del peligro de un posible gobierno del PP con Vox. Además, en UP deberían saltar las alarmas, que necesita superar una elevada barrera electoral autonómica, lo que le puede llevar a buscar posibles alianzas para garantizar su entrada en Les Corts.


Juan Rodríguez Teruel. Profesor de Ciencia Política en la Universitat de València y Fundador de Agenda Pública.

-¿Qué lectura hace de los resultados de CyL y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-Las elecciones en Castilla y León apuntan dos grandes movimientos, que van más allá de la región. En la derecha, Vox sustituye a Cs y amenaza al PP por su derecha. Siendo un dato relevante, hay que valorarlo en su justa medida: los comicios han puesto al día el estatus del partido de Abascal en ese parlamento autonómico, dándole el mismo peso que ya obtuvo en las elecciones generales de noviembre de 2019. En ese sentido, la posición de gobierno que tenía Cs en la Comunidad y su peso en el parlamento castellanoleonés ya no respondía a los parámetros en los que se encuentra el equilibrio de fuerzas dentro de la derecha española hoy. No estamos, pues, en una oleada ascendente de Vox. En realidad, las elecciones autonómicas que se vienen produciendo en los últimos dos años sitúan, de momento, un cierto techo electoral a la derecha radical. Lo verdaderamente trascendente se produciría si esta vez esto le abriera la puerta, por primera vez, a un ejecutivo autonómico.

El otro resultado relevante, y este sí señala una tendencia novedosa para el ciclo electoral que viene, es el retroceso simultáneo de los partidos que forman la coalición que gobierna hoy España, PSOE y Unidas Podemos. Como podíamos intuir, la aparición de candidaturas localistas no va a tener mucha repercusión en términos de gobierno, pero sí puede abrir una vía de desgaste y fragmentación en el voto de la izquierda.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-Estos resultados no amenazan la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez, que tiene fuerza y argumentos suficientes para prolongar la legislatura hasta el final. Pero sí marcan un escenario inquietante para su coalición en las elecciones autonómicas que vienen por delante, y sobre todo en las elecciones generales futuras: hay una tendencia al encogimiento de la izquierda, que podría impedir la reedición de la coalición entre PSOE y Unidas Podemos en aquellos gobiernos donde hoy funciona. El problema viene menos de los socialistas que de sus socios, que siguen perdiendo apoyo electoral desde 2016. Y en Castilla y León, estos dos partidos podrían haber perdido hasta 100.000 votantes que se habrían ido a la abstención. Y una cantidad menor hacia candidaturas localistas, que en realidad no van a tener ninguna trascendencia. Como algunos hemos venido apuntando, el fenómeno de la España Vacía podría comportar esencialmente una fuente de desmovilización o fragmentación del voto de la izquierda.

Pero esto no significa necesariamente que la recuperación de los partidos de derecha aplane el camino hacia cambios de gobierno en las próximas elecciones, sea a nivel estatal o autonómico. El ascenso de Vox no solo va a limitar el alcance de la recuperación del PP, sino que puede hacerle un más complicado la articulación de coaliciones con otros partidos para poder gobernar. Eso no será un problema necesariamente en Castilla y León, donde el PP siempre había podido gobernar en solitario hasta 2019.

Pero sí en lugares como Andalucía, la Comunitat Valenciana o a nivel estatal, donde el terreno de las mayorías suele ser más complejo y requiere la participación de fuerzas o votantes moderados. Quizá por esa razón no veremos más avances electorales a nivel autonómico. Y las relaciones del PP respecto a Vox se harán más problemáticas en todas partes, formen o no coalición de gobierno en Valladolid: en ausencia de mayoría absoluta entre ambos partidos, el PP va a tener muy difícil gobernar, incluso si es la primera fuerza electoral.

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que puede tener estas elecciones en la Comunitat Valenciana?
-Todo ello puede aplicarse a la Comunitat Valenciana. El auge de Vox marcará el paso de la recuperación de la derecha valenciana, pero ello no necesariamente le garantizará el acceso al Palau de la Generalitat. Aunque la extrema derecha siempre ha tenido un peso sociológico relevante en la Comunitat, también es cierto que las mayorías de gobierno han necesitado un anclaje en los sectores moderados del electorado valenciano. Además, Carlos Mazón refleja mejor lo que propone Pablo Casado que Isabel Díaz Ayuso. Y por ello podría ser más vulnerable si la figura de Casado se resiente a nivel estatal.

En ese sentido, el PSPV cuenta con un factor decisivo: la popularidad del president Puig es hoy superior a la que, por ejemplo, tiene Pedro Sánchez en el conjunto de España. Y con ello, el socialismo valenciano no depende tanto de la inercia del PSOE como en el pasado reciente, lo que puede protegerle del desgaste que podría estar acumulando el gobierno central. No obstante, el retroceso de Unidas Podemos en la Comunitat Valenciana es paralelo al de su plataforma a nivel estatal, y está por ver que PSPV o Compromís puedan hacerse con esos votantes decepcionados de la izquierda radical.



Idoia Arreaza. Politóloga especializada en análisis político. Coordinadora del CIS Valencià de La Comarca Científica.

-¿Qué lectura hace de los resultados y en qué estado cree que quedan los bloques de izquierda y derecha?
-Los resultados electorales nos dejan una conclusión clara: estamos asistiendo a un cambio de ciclo pero con diferentes características en cada Comunidad Autónoma. En el caso de Castilla y León, su cambio de ciclo parece apuntar dos tendencias. Por un lado, el bloque de la derecha tiende hacia el extremo del eje, esto lo vemos con la debacle de Ciudadanos y el crecimiento de Vox. Por otro lado, toman fuerza las formaciones con una agenda propia del territorio (Unión del Pueblo Leonés, Soria !Ya! y Por Ávila), en detrimento de las formaciones de izquierda estatal y, en especial para Unidas Podemos, como pasa en otras Comunidades Autónomas.

Mientras, los partidos tradicionales (PP y PSOE) pierden fuelle: en el caso del Partido Popular con un resultado muy alejado de las expectativas que tenía  cuando convocó elecciones y, en el caso del PSOE con la pérdida de 7 procuradores. Nuevas formaciones en ambos ejes que dejan a las formaciones tradicionales y de ámbito estatal una posición debilitada y, sobre todo, con mayor dificultad para formar gobierno en solitario.

-¿Cómo puede afectar este resultado al ciclo y calendario electoral?
-Es probable que los resultados electorales de Castilla y León no afecten demasiado al ciclo y calendario electoral. El PP realmente no ha ganado, ha quedado en primera posición por el retroceso del PSOE. Entonces, sería lógico que el adelanto electoral que está sobre la mesa para Andalucía no llegue: el Partido Popular esperaba conseguir una mayoría necesaria para gobernar en solitario, siguiendo la estela de las elecciones de la Comunidad de Madrid, que no ha conseguido. Se ha quedado lejos de la mayoría absoluta y necesitará de unos pactos que pueden conducir a la entrada en el gobierno de la extrema derecha, haciendo más cesiones que las que ha hecho con el que ha sido su socio hasta ahora, Ciudadanos. Ahora, si el propósito es acabar con Ciudadanos entonces sí es probable que veamos un adelanto electoral en Andalucía. Todo dependerá también de cómo quede la negociación para sacar adelante las cuentas públicas.

A nivel estatal podríamos decir que la legislatura está asegurada y puede no correr grandes riesgos. En este caso, podríamos descartar un adelanto electoral y más aún a la luz de los resultados que viene consiguiendo el PSOE en las elecciones celebradas en qué en ninguna de ellas consigue ampliar su espectro electoral y ampliar las papeletas recogidas.

-¿Qué consecuencias colaterales, aunque sea por mera tendencia nacional, cree que puede tener en la Comunitat Valenciana?
-En el caso de la Comunitat Valenciana, es complicado hacer una traslación de resultados e impacto. Castilla y León es una de las comunidades con un electorado más de derechas, con mayor simpatía hacía el centralismo y con mayor identidad únicamente española. Más allá del electorado, y tomando los resultados electorales, el impacto o las consecuencias en la Comunitat Valenciana pueden venir a raíz de las negociaciones para la formación de gobierno en Castilla y León: si, finalmente, el PP pacta con Vox esto puede servir de argumento para el bloque valenciano de izquierdas que trasladarán ese pacto al ámbito valenciano con unas encuestas que dan casi por desaparecido a Ciudadanos. 

El adelanto electoral de las elecciones valencianas está también sobre la mesa, como ya pasó en 2019, pero el resultado del PSOE no ha sido bueno y, por tanto, es probable que Ximo Puig se reserve de adelantar elecciones. Alargar la legislatura hasta el final permitiría, además, aprovechar el fin de la pandemia y la llegada de los fondos europeos para mejorar su posición, junto con el impacto que ambas cosas puedan tener. Además, el PSPV sabe que la alternativa al Botànic es un gobierno del PPCV con Vox; correr ese riesgo rompería la estrategia y argumentario del PSPV.

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