VALÈNCIA. Las elecciones celebradas este domingo en Castilla y León sirvieron al PP que lidera Pablo Casado para alejar algunos de los fantasmas más inquietantes que le acechaban en los últimos días, aunque también para poner de manifiesto que otros que hacían ruido en el desván, están muy presentes en su espacio electoral.
Así, el popular Alfonso Fernández Mañueco volverá a ser -a priori- presidente de la Junta de Castilla y León, aunque para ello necesitará probablemente a Vox, que logró un gran resultado con un ascenso extraordinario de uno a trece escaños. De esta manera, el PP ha pinchado en su vaticinio de alcanzar la mayoría absoluta, ha borrado del mapa a Ciudadanos y lo ha cambiado por un socio necesario mucho más incómodo. Un balance que tampoco es para celebrar demasiado cuando fue precisamente Fernández Mañueco el que adelantó las elecciones.
Ahora bien, el PP le arrebató anoche al PSOE el puesto de fuerza más votada logrando 31 procuradores (dos más que en 2019) por los 28 de los socialistas (siete menos que en la anterior cita). De esta manera, la buena noticia para el líder de la formación popular, Pablo Casado, es que todo apunta a que pese a la inquietud final, el PP seguirá gobernando en Castilla y León como desde 1987 y, por supuesto, que las fuerzas que componen el Gobierno de España -PSOE y Unidas Podemos- perdieron fuelle en los comuicios de esta noche.
No obstante, el problema para el partido de la gaviota quedó claro en la misma noche electoral. El presidente de Vox, Santiago Abascal, ya pidió en su discurso que su formación entre en el gobierno y, en concreto, exigió la Vicepresidencia para el candidato de su partido, García Gallardo.
Es decir, que la formación de ultraderecha cambia su estrategia hasta ahora y da un paso adelante para comenzar a luchar por entrar en los ejecutivos y participar así en la gestión. Por el contrario, el candidato del PP, Fernández Mañueco, dejó entrever en su discurso que los populares quieren gobernar en solitario y aseguró su intención de "dialogar con todos".
Este es el principal dilema que afecta, no sólo al destino de Castilla y León, sino también al escenario general de la política española. Hasta ahora, el PP ha gobernado en varias comunidades autónomas con el respaldo de Vox, aunque sin que formen parte de los gobiernos. Tampoco lo ha pretendido el partido de Santiago Abascal, que en este aspecto ha seguido la misma estrategia que en su día aplicó Podemos, de tratar de permanecer fuera de la gestión para tratar de crecer electoralmente sin sufrir el desgaste de gobernar.
Este cambio de planteamiento de Vox con su deseo de implicarse en el Ejecutivo, arroja al PP a una posición incómoda, dado que ahora tendrá que decidir si está dispuesto a gobernar codo con codo el partido de ultraderecha y, de ser así, con la incógnita de cómo puede responder el electoral ante los siguientes compromisos con las urnas. De hecho, la siguiente cita autonómica debería producirse en Andalucía y, distintas fuentes del PP ya señalaban que esta se produciría antes del verano. Sin embargo, este importante resultado de Vox y su deseo de entrar en el gobierno, podría cambiar la idea inicial por parte del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), de convocar los comicios tan pronto, por temor a que Vox siga en racha y sea necesario para formar gobierno.
Por otro lado, la noche electoral no fue buena para los socialistas. Su candidato, Luis Tudancas, se dejó siete escaños en esta nueva cita electoral y entonó un discurso que sonó a despedida. Pese a que la alegría para el PP, el eterno rival, no fue completa, para el PSOE fue una noche más bien amarga dado que evidencia el poco tirón de la marca en las últimas citas electorales, algo que también salpica y mucho al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Paradójicamente, la única 'alegría' para los socialistas es ver la incomodidad del PP ante el ascenso de Vox.
Otra de las sensaciones de la jornada fueron los tres escaños de cinco posibles de Soria ¡Ya!, integrada dentro de la plataforma de la España Vaciada. Aunque en otras demarcaciones no lograron representación, el impacto de esta formación en la citada provincia ha sido notable, logrando el 40% del total de los votos y dejando en evidencia a los grandes partidos.
En cuanto a otras fuerzas uniprovinciales, también lograron representación Unión del Pueblo Leonés (UPL) que ascendió a tres procuradores y Por Ávila, con uno.
En la otra orilla, no fue una grata jornada para Unidas Podemos ni para Ciudadanos. Los primeros, perdieron uno de los dos representantes logrados en 2019 y demostraron que el proyecto 'morado' está perdiendo fuelle desde su entrada en el Gobierno de España. En cuanto a los segundos, sumaron otra debacle electoral perdiendo 11 escaños y manteniendo únicamente a Francisco Igea como representante.