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MEMORIAS DE ANTICUARIO

Parecidos (no demasiado) razonables

9/10/2016 - 

“Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban”

PABLO PICASSO


VALENCIA. Este no es el tema más fácil de abordar.  El del arte es un territorio de neblinosos contornos y arenas movedizas. La historia del arte viene repitiendo el modelo general: una serie de artistas especialmente dotados, están destinados a abrir nuevos horizontes creativos- en ello radicaría de alguna forma su genialidad- y otros se limitan en mayor o menor medida a seguir su estela, con una personalidad más acusada o, cuando carecen de esta, con un seguidismo más evidente, y en algunos casos hasta sonrojante. Un ejemplo de una evidencia insultante es el de Picasso cuya sombra inmensa se extiende a lo largo y ancho del siglo XX y aún persiste. Hijos suyos cual epígonos han surgido y siguen haciéndolo por todas partes. Hoy hablaremos de los parecidos cuestionables entre artistas cercanos físicamente, o también separados por miles de quilómetros, dado que las nuevas tecnologías permiten acceder a las obras de otros con una facilidad impensable décadas atrás. 

Desde hace unos días me han llegado opiniones sobre la exposición a aire libre que se celebra estos días en la Place Vendôme de París con obra de Manolo Valdés. En una de sus esculturas es fácil advertir unas formas similares a las empleadas por el escultor valenciano Andreu Alfaro en sus conocidas esculturas de varillas. ¿Casualidad? ¿homenaje? ¿apropiación?. Teniendo en cuenta que las casualidades son improbables, que la apropiación es demasiado evidente- y además Valdés no la necesita, y que este conoce perfectamente la obra de Alfaro, prefiero pensar en la cita o el homenaje de un artista a otro. 

Exposición de Manolo Valdés en la Place Vendôme


Cuando hablamos de plagio, no lo hacemos de falsificaciones, tema que abordaremos en otra ocasión. Una falsificación es el calco de una obra preexistente para hacerla pasar como tal, o bien la elaboración de una pieza u obra siguiendo procedimientos y empleando materiales o técnicas del momento, para engañar y, estafar a un pobre ignorante que se cree más listo que el propio delincuente. En la falsificación la firma que aparece es la del artista falsificado, y la huella del falsificador ha de permanecer oculta entre tinieblas.

Repaso de latín: Plagiārius significa “secuestrador” por tanto plagium equivale a “secuestro”. La RAE, siempre concisa pero afilada, dice que es la acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. La palabra “sustancial” y la indeterminación que lleva aparejada, es el término que “les pone” a los leguleyos, pues es la madre de todos los pleitos ya que la relación entre la cantidad y calidad de los elementos que integran una obra de arte no resulta fácil de cuantificar por jueces, museos o galerías. Como consecuencia la inspiración será el caballo de batalla a la hora de diferenciar el plagio de, por ejemplo la crítica o la parodia.

Falsificar versus plagiar

El plagio puede acontecer en cualquier momento y lugar. Yo tengo especial devoción por el inefable mundo de las rotondas: si, si, esos espacios que ha germinado  en nuestras ciudades, y por ende en nuestras vidas, durante el período ominoso del “boom inmobiliario”; espacios que parecen pergeñados por una retorcida mente para la perpetración impune del plagio. Las rotondas y su movimiento, el “rotondismo monumentalista”  ya tiene censo: veinticinco mil en toda España; un inmenso museo…en no pocas ocasiones, del espanto.  Cierto, el plagio no acontece siempre como causa-efecto, pero a nadie se le escapa  que muchos de estos “creadores” de trayectorias ignotas y calidad cuestionable encuentran en el plagio esa vía de salida cuando el talento y la creatividad escasea: así uno puede toparse con “potentes chillidas”, “eternos mirós”, “meninas valdenses” y “plensas” por todas partes.

Evocando a Plensa en una rotonda de cuyo nombre no quiero acordarme

El rotondismo escultórico tiene su lado positivo: es un vehículo enciclopédico impagable para descubrir un mundo que va desde lo original (escaso) hasta los parecidos razonables, sino directamente plagios. Este mundo que se visita sin salir del vehículo ayuda a ir afinando el ojo y diferenciar entre el buen arte y el horror. Conviene para nuestra formación continua, armarse de valor de vez en cuando y meterse entre pecho y espalda medio de centenar de rotondas de las que más duelen. El mal cine, literatura o música nos hace aprender mucho sobre su admirable némesis. Igual sucede con el arte plástico.

En esto del plagio no podía faltar nuestro amigo Jeff. En 1989 Koons fue acusado de quebrantar los derechos de propiedad intelectual de la casa Rogers cuando se apropió de la imagen de una de sus postales de felicitación para crear la escultura ‘Puppie’ (1988). La interesante sentencia venía a trazar una línea divisoria entre crítica y expropiación, concluyendo que ambas son excluyentes. Yendo al caso concreto, la escultura de Koons no criticaba o hacía comentario crítico alguno sobre la fotografía de Rogers, simplemente se apropiaba de ella. 

Algo parecido sucedió con la escultura Fait d'hiver (1988), en la que un cerdo que lleva atado al cuello un tonel al estilo de los perros San Bernardo acude al socorro de una mujer tendida en la nieve. La obra fue retirada a petición del prestamista, según el Pompidou, y después de que el publicista francés Franck Davidovici presentara una denuncia al considerar que es una copia de la campaña publicitaria que él diseñó en 1985 para la marca de ropa Naf-Naf. La escena de la escultura de porcelana Koons es muy parecida a la foto de la campaña publicitaria, aunque hay algunas diferencias, como la vestimenta de la mujer o el hecho de que en la obra del artista estadounidense hay dos pingüinos que no están en la imagen. A pesar de ello el director del Pompidou defendió a Koons “Gran parte de la creación moderna y contemporánea reposa en el concepto de la citación e incluso de la apropiación. Es esencial que los museos puedan continuar a dar cuenta de esas corrientes artísticas”

Plagio versus apropiacionismo

Existe un término propio del arte contemporáneo: el “apropiacionismo”. Mediante este, el artista hace suya una imagen que ya es icónica en la historia del arte  empleánola como parte de una obra de arte. Warhol es un maestro de la disciplina, sin embargo cuando  se apropió de una instantánea de Patricia Caulfield, artista viva, se vio en la obligación de pagarle 200,000 dólares más un porcentaje de un 10% de las ventas de esa obra de por vida. Un caso claro, y cercano, de apropiacionismo, que no plagio, se puede degustar en buena parte del Equipo Crónica, para lo que aprovecharé para recomendar la extraordinaria muestra antológica que actualmente se lleva a cabo en el Centro Cultural Bancaja".

Patricia Claufiel. Ibiscus

Algunas muestras de arte más o menos recientes pusieron en el tapete el tema del plagio. Los acusados se defendían aduciendo apropiacionismo, cual cajón de sastre en el que todo cabe. El nombre de este movimiento proviene del concepto de “apropiación” porque sus artistas hacen suyos elementos de otras obras para crear una última obra completamente nueva recontextualizando los elementos apropiados y dotándolos de nuevo significado. La técnica del collage, por ejemplo, es apropiacionista, como lo es también la cita. Así muchos artistas citan la obra de otros a en las suyas propias, como también sabemos que un collage se arma con fragmentos de imágenes hechas por otros.

Andy Warhol


El tema de los plagios ha llegado también a los concursos pintura. Leía hace poco que el año pasado en un importante concurso en México se produjo la retirada de la obra Tus actos gritan más fuerte que tu voz de una artista llamda Susana Paulina Casillas, al detectarse similitudes estéticas con la pieza “Perception” de la artista rusa Tanya Shatseva (1990). Según me fui informando, esta no era la primera vez que la polémica llegaba a este certamen. Al parecer, incluso hace años el premio quedó desierto por diversas acusaciones de plagio que obligó a un cambio en el reglamento del certamen. Para detectar el fraude, en esta ocasión los jueces hicieron uso de las nuevas tecnologías: “Un primer rastreo no arrojó una imagen semejante, pero después salió a la luz, gracias a una búsqueda más profunda” manifestó uno de los jueces. Este rastreo más profundo dio lugar a la localización de la obra plagiada, acordando la retirada de la pieza premiada inicialmente. Como puede deducirse, la dificultad radica en  conocer todas las manifestaciones artísticas alrededor del mundo para poder detectar imitaciones. Es casi como buscar una aguja en un pajar.

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