VALÈNCIA. Rafa Hoyo tiene 24 años y lleva dos semanas quitando barro de su pastelería en la localidad de Aldaia. La Dana arrasó con gran parte de los comercios del municipio, pero el de Rafa fue uno de los más perjudicados al encontrarse en primera línea del Barranco de la Saleta. “Todo acabó destrozado”, cuenta el joven a Valencia Plaza quien, unas semanas después del trágico temporal, ha conseguido ayudas solidarias para sacar adelante su pastelería.
“Ya han pasado los días de limpieza, ahora necesito saber en qué orden va a empezar a rehabilitarse el local”, asegura el joven, que espera en las próximas semanas la llegada de obreros, frigoríficos y hornos para tratar de volver a la normalidad. “Estamos aún pidiendo presupuestos, pero 250.000 euros no me los quita nadie”, confiesa Rafa, que prevé, a pesar de contar con las ayudas habilitadas por las instituciones estatales, un gran gasto y un endeudamiento de cara al futuro: “Con 50 o 60 años yo calculo que terminaré de pagarlo todo”.
En Aldaia, cuenta el joven, es normal que cuando llueva se produzcan algunas inundaciones y por ello cuentan con “guías de agua” de metal en los bajos de las puertas que se utilizan para protegerse del agua. “Incluso con eso, todo quedó destrozado”, asegura Rafa y añade: “Fue demasiado, demasiada agua, demasiado fuerte”. Las sillas aparecieron de una punta del local a otra, la maquinaria totalmente inutilizada; en definitiva, “una locura” que entre cuatro o cinco personas hubiera sido imposible arreglar.
A través de la iniciativa Adopta un comercio, impulsada por la agencia de publicidad valenciana Siberia, la pastelería familiar de Rafa ha sido "adoptada" por una creadora de contenido digital que está ayudando a su negocio a recaudar fondos para avanzar en su reapertura. “Está muy implicada y me contesta a cualquier pregunta que le haga, me ayuda a dar visibilidad a lo que sea”, cuenta Rafa. “Se plantó el otro día aquí sin decirnos nada para preguntarnos qué tal estábamos”.
Esta iniciativa solidaria nació tras la Dana para apoyar a los negocios afectados en la provincia de Valencia y a través de la difusión en redes sociales sobre su situación. Consiste en la “adopción” de los establecimientos por parte de creadores de contenido que, de forma altruista, aprovechan su alcance en redes sociales para visibilizar la situación de muchos comercios afectados por la Dana. De esta manera, se consiguen donaciones materiales o económicas a través de sus números de cuenta o plataformas de crowdfunding que se encargan de mostrar los creadores de contenido en sus perfiles de redes sociales.
El 12 de noviembre, Siberia informaba que más de 800 comercios locales y creadores de contenido se habían unido a la causa. “Es simplemente dar visibilidad y, bueno, abrir un mundo a la gente que esté dispuesta a ayudarnos”, explica Rafa. Aunque el proceso no es fácil, y por muchas ayudas solidarias que ofrezcan, el tiempo juega como un gran obstáculo a la hora de alimentar esperanzas.
"Otros hornos que tenemos cerca han decidido cerrar, los llevan personas más mayores y han decidido no meterse en todo el tema de los préstamos a tan poco tiempo de jubilarse", cuenta Rafa. Él, asegura, tiene la ventaja de ser más joven y disponer de más tiempo para pedir préstamos y acabar antes con los trabajos de recuperación.
"Pero muchas veces la energía te falla y, durante los primeros días, cuando estás quitando el barro y lo ves todo desastrado, te replanteas si seguir o no", lamenta el joven. Sin embargo, reconoce que el altruismo de las personas que se interesan por el estado del negocio supone el "motor" que le impulsa a continuar con la actividad de la pastelería. Un apoyo que resulta fundamental en estos momentos para aquellos que, como Rafa, lo han perdido todo, excepto su resiliencia: "Ves a toda la gente que viene y te ayuda y no puedes fallar".