VALÈNCIA (EFE). La valenciana Carmen Pellicer, coautora junto a José Antonio Marina del 'Libro blanco de la profesión docente', defiende que ha llegado el momento de implantar una evaluación rigurosa del desempeño del profesor (pese a la renuencia que origina en algunos), echa en falta ambición en la reforma de la profesión que plantea el Gobierno y lamenta que envejecer siga siendo la única vía de avanzar en la docencia.
En una entrevista con EFE, la pedagoga, teóloga, escritora y ponente del "Informe España 2050" cree que los docentes deben responsabilizarse tanto de los éxitos como de los fracasos y emplea un símil futbolístico para explicarlo: "Cuando las cosas no van bien en un equipo de fútbol, se echa al entrenador; en la escuela se echa al jugador".
La presidenta de la Fundación Trilema, dedicada a la formación, investigación y la innovación, considera que todos los puntos de la propuesta del Ministerio de Educación para reformar en profundidad la carrera docente son "interesantes", aunque reconoce que le habría gustado más ambición y que se incluyesen aspectos "muy importantes" sobre la gobernanza, los roles no docentes y la carrera directiva.
"También me gustaría ver, junto a las propuestas, un modelo de financiación que aumente el porcentaje de PIB de inversión en educación", añade Pellicer, escéptica con el destino que se está dando a los fondos europeos en el ámbito educativo.
La tecnología, explica, "no va a arreglar la escuela. Invertir un porcentaje tan alto en recursos tecnológicos, no digo que no haga falta, pero aumentar las plantillas sería más eficaz para mejorar la calidad. Debemos ser creativos en cómo gastamos esos fondos para subir la calidad y no solo para mejorar la foto".
En su opinión, España necesita un modelo de evaluación del desempeño profesional, es decir, encontrar una manera que permita saber constantemente "si vas bien o no vas bien y, sobre todo, si vas mejorando".
"Hay resistencia porque se piensa que un súper cicuta va a entrar a controlarlo todo, pero eso no es un modelo de evaluación"; este descansa, en primer lugar, en la autoevaluación rigurosa y, después, en una auditoría profesional externa que garantice que la calidad docente siempre se mantiene en alza.
Cuando un profesional "no llega a los estándares mínimos, hay que articular una manera en la que mejore o que deje la profesión como cualquier otro trabajo", añade la autora de "Papeles para un pacto educativo"
La falta de una cultura de evaluación "es uno de los obstáculos que han impedido siempre el diseño de una carrera profesional. Lo que no se puede hacer es que solo descanse en la antigüedad".
"La única manera de cobrar más" y tener reconocimiento profesional es "hacerse más viejo, eso no puede ser. Va en contra de cualquier intento de mejorar el sistema", subraya.
La presidenta de la Fundación Trilema, que gestiona siete centros educativos en Manises y La Pobla Llarga (Valencia), Madrid, Soria y Zamora, es también crítica con el máster de secundaria, ya que "no avanza a la velocidad ni con la exigencia que hoy se requiere; de ahí, la propuesta del famoso MIR educativo, un programa de prácticas muy exigente".
"Ser profesor no se aprende en los libros. Es una mezcla entre un arte y una ciencia. Tiene que estar en el aula el suficiente tiempo para entender qué es una escuela. No solo da clases, es un miembro de un equipo que educa y educa de muchas maneras; asiste a claustros, a evaluaciones, participa en tutorías, habla con las familias. Hay bastante consenso sobre este MIR, el problema es quién lo paga".
Por ello apuesta por un Magisterio Dual, donde los alumnos pasen más tiempo en los centros que en las aulas universitarias.
Tampoco cree que las oposiciones sean la mejor opción para captar a los mejores, un modelo que tacha de caduco. En el mundo anglosajón, donde ella tiene una amplia experiencia profesional, la selección en la red pública se basa en reunir méritos, hay entrevistas personales y un periodo de prueba. "La oposición como una especie de canonjía de por vida deberíamos planteárnoslo".
Otro punto que destaca es la formación permanente: "Es como si un médico aplicara durante toda su carrera los tratamientos que aprendió 20 años antes. Aquí pasa igual, por muy bueno que seas inicialmente, si dejas de estudiar e investigar te quedas obsoleto. Nosotros tenemos 120 horas anuales de desarrollo profesional, que no son cursillos, es entrar a observar a otros profesores, dejar que otros analicen tu desempeño, pilotar una iniciativa innovadora...".
En sus escuelas, Trilema ha diseñado una plataforma de desarrollo profesional docente en formato digital (ePorfolio) destinada a la autoevaluación y la mejora profesional.
"Todos sabemos cuáles son los problemas, lo que hay que hacer es arremangarse y ponerle solución. No hay que darle más vueltas", concluye la directora de "Cuadernos de Pedagogía"