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una ruta por los edificios del mestre picapedrer

Pere Compte, más allá de la Lonja

10/08/2024 - 

La València que conocemos en la actualidad no se entendería sin la obra de Javier Goerlich o Santiago Calatrava, pero tampoco sin la de Pere Compte (o Comte), figura clave de la arquitectura gótica valenciana del siglo XV, el periodo de mayor proyección internacional de la historia del cap i casal.  Nacido en Girona pero formado en València, Pere Compte fue maestro de las obras reales, maestro de las obras de la ciudad y colaboró en la creación del Gremio de Pedrapiquers en 1472 junto con Francesc Baldomar y García de Toledo. Su firma está en uno de los edificios más importantes de la ciudad: La lonja de la seda o de los Mercaderes (1482 y 1548). Una valía profesional que le llevó a ser mencionado como "mestre pedrapiquer de molt sabut en l’art de la pedra”, pero también a trabajar bajo las órdenes de la familia Borja o a realizar las obras de la catedral de Tortosa (Tarragona). Un legado que merece la pena descubrir, pues Pere Compte puso las bases de la arquitectura moderna y del corte de la piedra, de la estereotomía moderna y de la geometría descriptiva. 

La mayor parte del trabajo de Pere Compte se encuentra en València, como es el caso de las obras de la Catedral de Valencia, que inició en 1477 en sustitución de su maestro Francesc Baldomar. En la catedral realiza diversas obras, pero la más importante es la finalización de la arcada nova y el pasillo de unión con la Sala Capitular. Unas actuaciones de ampliación que obligaron a cambiar la clave de la nave mayor y en las que Pere Compte emplea novedosas aplicaciones geométricas para el trazado de arcos, bóvedas, escaleras y soportes. En este caso emplea el rampante redondo, que constituirá una de las mayores aportaciones del tardogótico hispánico. Y es que, no hay que olvidar que Pere Compte puso las bases de la estereotomía moderna; es decir, la parte del arte de edificar que enseña a dar forma, proporción y cortes necesarios a las piedras que se han de emplear en un edificio para su mayor firmeza y hermosura. Para dichas obras en la catedral, y gracias al uso del quinal, empleó el cabrestante en lugar de la grúa, tal y como se recoge en la obra de Arturo Zaragoza y Merecedes Gómez-Ferrer Pere Compte arquitecto.  

Su obra también está en las recias puertas de las torres de Quart, la serliana del pórtico del Almudín, el Portal Nou, la Casa del Obispo de Tortosa — se documenta por primera vez la solución de una escalera de piedra con superficies alabeadas—, las murallas de la ciudad y su variedad de soluciones abovedadas se despliega también en el Carmen de Valencia y en el convento de Santo Domingo, donde algunas de sus salas son un precedente de las lonjas de Mallorca y València. Sin olvidar el Palau de la Generalitat, donde Pere Compte realizó las obras de la fachada y, en 1482, diseñó en 1482 la que sería la escalera de honor, aunque en 1511 fue sustituida por la de Joan Corbera.

Los trabajos para la familia Borja

La obra de Pere Compte se sitúa en un momento en el que València vivía una completa renovación urbanística y monumental, pero su trabajo no se limita a ella. Su fama le llevó a trabajar bajo las órdenes de la familia Borja, que por aquel entonces había convertido a Gandia en un importante ducado. Y es que, no hay que olvidar que durante trescientos años el Palau Ducal sería la casa matriz de su dinastía y los duques de Gandia crearon una refinada corte que reunió a la élite intelectual de la época, con nombres de la talla de Ausiàs March, Joan Martorell o Joan Roís de Corella, convirtiendo al Palau en uno de los núcleos más importantes del s.XV, el Siglo de Oro de las Letras Valencianas.

Sin embargo, la relación de Pere Compte con la familia Borja se produce antes, cuando a finales del siglo XV los primeros duques de Gandia mandan construir la residencia de la familia Borja en València, hoy conocido como Palacio de Benicarló o Palacio de los Borja y sede de las Cortes Valencianas. La residencia  fue mandada a construir en un momento de auge económico de València. Para su construcción participan los prestigiosos maestros de obras Francesc Martínez alias Biulaygua y Pere Compte, quien firma la escalera de piedra del patio, así como algunas ventanas y arcos del palacio. 

Un primer trabajo que haría que más tarde fuera de nuevo solicitado por la familia más importante del Renacimiento. El encargo fue de María Enríquez de Luna, la duquesa regente de Gandia (1497 a 1511) y figura clave en la ciudad ducal, pues no solo mantuvo a salvo el ducado para su hijo Juan sino que lo engrandeció e hizo más atractivo a nivel artístico y patrimonial. A ella se le atribuyen las obras de finalización de la Insigne Colegiata de Gandia para las que contrató al arquitecto Pere Compte, al escultor Damian Forment y al pintor Paolo da San Leocadio. Así, Pere Compte interviene en la ampliación de la Colegiata la Iglesia de Santa María y a él —o a su taller— se le atribuyen las gárgolas que decoran la fachada y que recuerdan a las que hay en el edificio de la Lonja. 

No sería su única intervención en La Safor. Durante el siglo XVI, el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba cuenta con la protección de los duques de  Gandia y María Enríquez, la principal protectora del monasterio, realizó obras de ampliación, como el claustro superior o el aljibe medieval del patio de los Naranjos. En esas mejoras el mestre picapedrer construyó una escalera helicoidal de estilo gótico flamígero, realizada con fábrica de yesería. La escalera se puede apreciar desde el claustro inferior, pero es en la sala capitular, llamada así porque era el lugar donde los monjes leían el capítulo y pedían perdón por sus pecados, donde se puede admirar la azulejería de los peldaños (cerámica valenciana del siglo XVI) y la decoración vegetal. Cabe destacar que una escalera similar se encontró recientemente en el Colegio del Arte Mayor de la Seda. 


Más allá de la provincia de Valencia 

El legado de Pere Compte en la Comunitat Valenciana también llega hasta la ciudad natal de Miguel Hernández. Concretamente en la catedral de Orihuela (La Santa Iglesia Catedral del Salvador y Santa María de Orihuela), construida en el primer tercio del siglo XIV sobre los cimientos de la antigua mezquita, siguiendo los esquemas arquitectónicos del gótico catalán. Sin embargo, a principios del siglo XVI fue reformada para completar las deficiencias constructivas detectadas. Se renovó el crucero con una audaz solución arquitectónica diseñada por el maestro, quien eliminó los pilares centrales para crear un espacio mayor, llenándolo de luz.

Pere Compte tuvo una longeva vida laboral de 52 años, de ahí que su firma esté en numerosas construcciones de la época y no solo en la Comunitat Valenciana. Es el caso de la catedral de Santa Maria de Tortosa, cuya construcción fue muy lenta y se produjo en distintas fases (1347-1597), tanto que a día de hoy su fachada sigue sin estar terminada. Bajo la dirección de Pere Compte se terminaba la primera bóveda de la nave después del altar y en la que elimina dos pilares para constituir un crucero cubierto por una única bóveda donde trabajan los arcos transversales en lugar de los cruceros. Además, en esta época se cambió el modelo de las molduras de los pilares del templo, que se atribuye a Pere Compte y Antoni Queralt.

Un legado que va mucho más allá de las obras citadas. Por ejemplo, sus soluciones de bóveda se pueden apreciar en los conventos del Corpus Christi de Llutxent, las cartujas de Portaceli y Valdecrist, capillas funerarias, intervino en la regularización de ríos y acequias, incluso en un proyecto de trasvase de agua del Cabriel hasta el Turia. En definitiva, un arquitecto e ingeniero cuyo legado lleva a descubrir el momento de esplendor que tuvo València a nivel arquitectónico. 

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