VALÈNCIA. Ante unas elecciones y a la hora de depositar nuestro voto solemos tener claro qué papeleta vamos a coger. El partido, el conjunto de hombres y mujeres que lo integran, la ideología, las propuestas, las medidas e incluso la capacidad de compromiso para cumplir lo prometido decantan nuestra elección. Sin embargo, la figura que está al frente de todos ellos, el líder, es un elemento clave y determinante para mostrar nuestra simpatía. Existen numerosos sondeos que hablan sobre las características que piden los electores a sus candidatos, cualidades que se convierten en valor tanto para votar como para defender ante otros la decisión. En términos generales lo que quiere la mayoría es que el líder sea: honrado, esté preparado y sea una persona cercana. Pero también hoy en día se requiere contar con herramientas de negociación, versatilidad, motivación, afabilidad, credibilidad, apertura mental y energía, entre otras, para llegar a la meta con cierta holgura respecto a nuestro rival.
Además, cuando los mecanismos de representación están dañados por casos de corrupción, independentismo, rechazo a la inmigración, surgimiento de nacionalismos extremos… con ocurre en España, es cuando los ciudadanos observan con lupa y se fijan más en los detalles y características de los políticos que van a representarlos. Estamos pasando de la era de la imagen, del parecer a la del ser, a la del contenido que se ejerce con eficacia, transparencia y credibilidad.
Nos hemos propuesto acercarnos a los candidatos y observar dichos rasgos desde otra perspectiva. Desde la que brinda como técnica de observación y de interpretación de la escritura la grafología. Nuestro objetivo no es explicar la personalidad, su evolución, los puntos fuertes o débiles de los candidatos, sino ver qué rasgos de los solicitados hoy por los electores encontramos en nuestros políticos a través de su escritura. Lo hacemos con la máxima honestidad y por supuesto con la mayor profesionalidad. En esta ocasión, la grafía de Rubén Martínez Dalmau.
Rubén Martínez i Dalmau traduce con su escritura una personalidad inquieta, creativa, con múltiples intereses, curiosa, independiente, pero también reactiva, ambiciosa y combativa ante las injusticias y la falta de ética que contienen las situaciones sociales. Ya que ante todo es una persona considerada con el entorno en el que sabe moverse y lo hace con respeto y acatando las normas que rigen la sociedad.
Poseé una escritura viva, agitada, casi en alerta, mordaz, ávida por saber y comprender, sin embargo cuando se trata de tomar decisiones y orientarse hacia objetivos procura guiarse por las deducciones que surgen de la lógica y la razón. Lo que le lleva a planificar con detalle cualquier proyecto antes de actuar. Aunque la velocidad que imprime a sus proyectos puede hacerle obviar algunas referencias clave.
Así que si bien tiende a organizar y juzgar la realidad en función de datos técnicos y normas morales y sociales; también es cierto que la diversidad de sus intereses y la necesidad de que los planes lleven su sello personal pueden ralentizar estos procesos.
A ello se suma que la persona puede imaginarse más dificultades de las que existen en realidad, de ahí que su actitud pueda ser estar a la defensiva.
Los gestos gráficos observados nos dan el perfil de una persona analítica, técnica, con mucha capacidad intelectual, con sentido del esfuerzo y la responsabilidad, que no siempre puede autocontrolar su mordacidad e ironía de su verbo. Verbalidad que le puede ocasionar disgustos o bien convertirse en un aliado en determinados foros.
Se mueve bien en la improvisación y en ambientes con cierta tensión y agitación, sin importarle en exceso los resultados, que tarde o temprano, sabe que llegarán. En estos ambientes de estrés encuentra algo cotidiano, que incluso le calma y le activa porque una de sus razones de vida es precisamente estar en activo, hacer, competir, rebatir, llegar lejos.
Tiene facilidad para adaptarse a los cambios, de hecho le gustan, eso sí, en pequeñas dosis porque en el fondo tiende a rehuir los conflictos abiertos. Él considera que a través del diálogo y la inteligencia se pueden encontrar soluciones de mayor calado y más efectivas para todas las partes en conflicto. De hecho es ingenioso en la asociación de sus ideas. No obstante le cuesta dominar sus reacciones, su intransigencia, medir su sátira, su empuje, su impulsividad, porque en el fondo subyace la necesidad de ser él, de mostrar su originalidad y revelar su inconformismo ante algunas situaciones.
Pero también la escritura nos habla de dinamismo, determinación, reivindicación y motivación por la novedad, los cambios… aspectos que contribuyen a que venza sus vacilaciones y siga en el rumbo del perfeccionismo.
Sabe avanzar, a veces a contracorriente, motivado por la necesidad de sobrepasarse a sí mismo, de desafiarse, por lo que aunque dude si toma una decisión la ejecutará.
Hay un transfondo de rebeldía, obstinación e impaciencia y a la vez esfuerzo y trabajo intelectual para avanzar. Admite sus responsabilidades y llegado el caso, si perdiera, lo reconocería. Sabe ser crítico, tanto de sus juicios, que a veces pueden ser exagerados, y sus reacciones, como ante las situaciones provocadas por otros. A través de la razón encuentra el camino de vuelta y la calma para comprender.
Como lider sabrá mandar, lo hará con respeto, buscando el momento adecuado, pero también puede ser exigente o brusco a la hora de reclamar respuestas, incluso puede, si llega el caso, neutralizar con la palabra cualquier crítica. En síntesis es la escritura de una persona que provoca adhesiones o rechazo, nunca indiferencia. Un hombre de "sí o no" y fuerte voluntad.
*No entramos a valorar el nivel de preparación y formación de la persona a través de la escritura por cuanto no forma parte de este tipo de análisis. Pero como reflexión si podemos señalar que existe un nivel técnico elevado que le permitiría actuar de manera eficaz en la Administración, así como gran entendimiento del entorno social y aceptación de las normas que rigen la convivencia.
María Costa es periodista, escritora y grafóloga.