VALÈNCIA. El primer pleno del Consell tras las vacaciones estivales que se celebrará el próximo viernes 10 de septiembre contará ya, y si nada lo impide, con Héctor Illueca como nuevo vicepresidente segundo y responsable del departamento de Vivienda y Arquitectura Bioclimática. Así lo acordaron este jueves, tal como se venía apuntando en días anteriores, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la líder de Podem, Pilar Lima, durante la reunión mantenida en el Palau tras las crisis desatada por la marcha de Rubén Martínez Dalmau.
Ambos quieren resolver la situación de manera exprés, cada uno por sus motivos. El primero, para solucionar cuanto antes una imagen de desequilibrio que siempre quiere esquivar. La segunda, porque a nivel interno su relación con el dirigente saliente nunca ha sido buena y a partir de ahora tendrá a alguien de su cuerda. Lo cierto es que los plazos servirán para tratar de disiparla la tormenta lo antes posible y con la intención, por parte de Puig, de evitar cambios más profundos en el seno del Ejecutivo autonómico. La previsión es que el actual director de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social del Gobierno central cese a petición propia en el Consejo de Ministros del martes. Entre miércoles y jueves, Puig firmaría el decreto de nombramiento para, a continuación, celebrar la toma de posesión y llegar al primer pleno del nuevo curso político del Consell con todo cerrado.
Cómo será la vida a partir de entonces es todavía una incógnita, aunque el recambio, por muy quirúrgico que sea, resulta de importancia para Puig por las posibles consecuencias. Dalmau se encontraba absolutamente alineado con él a diferencia de Mónica Oltra. En sustitución de una figura cómoda, llega una persona de la corriente de Lima y Pablo Iglesias, no tan proclive al seguidismo como demuestra la estrategia que Podemos lleva a cabo en el Gobierno central. Motivo por el que en Presidencia existe cierta preocupación a que el nuevo escenario complique más el control del Botànic y la estabilidad con la que contaba el presidente de la Generalitat hasta el momento.
El encuentro de este jueves, el primero en el Palau entre ambos dirigentes, contó, en todo caso, con un tono cordial. Y, públicamente, Lima vino a responder a las reservas con las que Puig afronta el aterrizaje del nuevo conseller. "No me ha trasladado esa preocupación. Al contrario, Illueca es un perfil adecuado para la gestión de equipos, para llevar a cabo todas las políticas que necesita la Conselleria de Vivienda y para reforzar el Botànic, como hemos hecho hasta ahora y como seguiremos haciendo. Aportará frescura para construir la convivencia", garantizó.
"Hemos hablado de lealtad, de estabilidad, de los acuerdos firmados, porque no hay otra alternativa. Si el Botànic falla llegará la barbarie, la extrema derecha. La intención de Puig y la nuestra es cuidar la coalición. Habrá diferencias y discrepancias, lógicamente, pero eso forma parte de la cultura de coalición que hay que empezar a trabajar y desdramatizar", añadió.
Lima comentó que Podem es "una fuerza que nació para gobernar y no abandonamos, ni hemos abandonado ni abandonaremos a nadie. Para un partido como Podem no es fácil gobernar porque el nivel de exigencia es mucho más alto, pero lo asumimos porque somos diferentes y quizá es porque somos auténticas y capaces de enfrentarnos a los poderosos", apuntó.
Ratificación sin convocatoria del CCV
La líder de los morados en la Comunitat volvió a dejar algunas afirmaciones que varios de sus compañeros de filas, que arrastran el descontento durante todas estas jornadas por la manera en la que ha gestionado la salida de Dalmau, cuestionan. Por ejemplo, que el Consejo Ciudadano Valenciano (CCV) haya ratificado ya de manera telemática a Illueca como sustituto de Dalmau con un 80% de los votos a favor. De acuerdo con otros cargos de la formación, el pasado miércoles se abrió de urgencia una votación telemática, pero sin convocar el CCV (la ejecutiva amplia del partido por la que tienen que pasar los nombramientos), de manera que no hubo ni reunión ni debate.
Según estas mismas fuentes, las diputadas consejeras a excepción de la propia Lima no votaron y alrededor de un 25% de los miembros no ratificó a Illueca porque no ha habido "ni información, ni explicaciones ni posibilidad de debate", lo que definen como un "atropello".