VALÈNCIA. La implantación del certificado covid en la Comunitat Valenciana para acceder a establecimientos de hostelería y ocio nocturno se recibe con incertidumbre por el sector. Al impacto directo de la pandemia y las restricciones horarias impuestas en diferentes momentos pospandémicos se abre una nueva etapa que, si bien se intuye mucho menos perjudicial, no deja de preocupar en muchos negocios, que deberán adaptarse a la nueva regulación del certificado a marchas forzadas.
La obligatoriedad de presentar el llamado pasaporte covid entrará en vigor la medianoche de este viernes: se considerarán válidos el certificado de vacunación con pauta completa, el de diagnóstico de PCR negativa en las últimas 72 horas o test de antígenos negativo en las últimas 48 horas, y el certificado de recuperación de la enfermedad en los últimos seis meses.
Los clientes deberán presentarlo bien en papel, bien en formato digital, y los establecimientos deberán descargarse una aplicación creada por la Generalitat Valenciana para el control efectivo de los certificados, 'Covid check'. Un mecanismo que, eso sí, será obligatorio en establecimientos con un aforo de más de 50 personas, de manera que los locales pequeños quedarán exentos de esta norma.
Estos condicionantes ya han planteado muchas dudas e interrogantes en el sector. En la Federación Empresarial de Hostelería de València (FEHV) admiten estar recibiendo "muchas consultas" de los negocios. Según ha comprobado Valencia Plaza, algunos hosteleros se han estado planteando los últimos días la posibilidad de reducir temporalmente el aforo de sus locales para evitar los problemas que supone la obligatoriedad de solicitar el certificado a todos y cada uno de los clientes.
Cambiar el aforo supone, según explican en el Ayuntamiento de València, modificar la licencia de actividad que rige en cada establecimiento. Y si la reducción es superior al 25% del aforo actual, se consideraría una "modificación sustancial" del permiso, lo cual obligaría a solicitar una licencia nueva, un trámite mucho más farragoso y largo que, por ahora, no ha convencido a los bares y restaurantes que pudieran pensárselo.
"Tenemos poco que hacer", admiten resignados en uno de los locales de València ciudad, donde esta posibilidad se estaba estudiando: "Al final tendremos que pasar por el aro", asumen, para subrayar la demora de años que podría suponer una nueva licencia. Se niegan finalmente a meterse "en una acosa así" pero insisten en que, en lo referente al certificado, "hacer de policía es complejo" porque "si alguien se niega a dártelo, te vas a encontrar con un problema".
A juicio del secretario de la Federación, Rafael Ferrando, esto serían "movimientos de ingeniería" que si bien servirían momentáneamente, "pueden dar problemas" más adelante. En ese sentido, explica que en las conversaciones con la Generalitat Valenciana para la aplicación del certificado, la Federación consiguió que existiera la distinción de aforos, precisamente, y entre otras cosas, porque para los locales pequeños, con personal exiguo, "el control es complicado.
En ese sentido, explican en uno de los establecimiento de Xúquer, se espera una sobrecarga de trabajo para los empleados ya contratados en el bar, porque hay negocios con aforos elevados que no requieren una plantilla tan numerosa, de manera que los escasos empleados deberán añadir a sus quehaceres el control del certificado. "Tenemos dos empleados, si tienen que estar mirando el pasaporte es un lío", aseguran, de manera que se está planteando la posibilidad de pagar a una persona adicional para controlar "dentro de los horarios" en los momentos clave, que en la Federación apuntan en los momentos previos a la comida y la cena.
Pero uno de los temores que se respira entre estos negocios es perder clientela. De hecho, ya se han registrado cancelaciones de reservas alegando que alguna de las personas que iba a asistir no tiene en vigor el certificado. "Hay gente que está buscando ya locales con aforos reducidos para no tener que presentar el pasaporte covid", señalan en el mencionado local al respecto.
Ferrando asegura que uno de los problemas que se plantean con este tipo de medidas es la incertidumbre: "Es una medida nueva y la gente no sabe cómo va a funcionar", explica. Pero pese a todo, asume con estoicidad que se pongan en marcha controles de este tipo porque, a la postre, son "un mal menor". "Preferimos las molestias de tener que controlar el certificado en un momento concreto que se apliquen restricciones horarias, por ejemplo, para evitar consecuencias peores", admite el presidente de la Federación.
Aun así, sostiene que el sector ha "recibido tarde toda la información" y ha pasado "penurias" para adaptarse rápidamente a los protocolos remitidos desde la Generalitat Valenciana. Pese a todo ello, dice, "intentamos que haya cierta normalidad y que se cumpla con todo lo que nos piden".
En algunos locales de restauración han comenzado a colocar ya los carteles distribuidos por la Generalitat, que consisten en una señal de "STOP COVID" de fondo rojo con letras blancas que advierte de la obligatoriedad del certificado de vacunación, de diagnóstico o de recuperación. En la parte inferior, el cartel indica dónde es obligatorio este pasaporte en la Comunitat Valenciana y cuáles son los certificados válidos.
Hay que recordar que la administración autonómica fijará este viernes dos tipos de sanciones para quienes incumplan con la normativa del certificado: leves y graves. Las primeras irán dirigidas a los particulares e irán desde los 60 hasta los 600 euros. Y en cuanto a las segundas, se aplicarán a los establecimientos y supondrán entre 600 euros y los 30.000 euros.
Respecto a los locales, se considerarán infracciones graves que los locales obligados a ello no pidan el certificado -u otros documentos admitidos- a la entrada del mismo. Además, también será considerada una falta grave que se considere que el control, aunque se haya establecido, no haya sido en ningún modo efectivo. Es decir, que se detecte un número muy importante de personas dentro del local que no disponen del citado certificado.