Los mares se quedan sin peces. La contaminación, los efectos del cambio climático y la sobreexplotación amenazan el futuro de muchas especies. Los seres humanos estamos consumiendo a un ritmo insostenible, que provoca que las poblaciones de peces no tengan tiempo de regenerarse. Según asegura la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en la edición de 2023 del informe 'El estado de la pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro,' el 58% de las especies están sobreexplotadas en estos dos mares. Un panorama que solo puede ir a peor, si pensamos que, en 2050, seremos casi dos mil millones más de bocas que alimentar que en la actualidad.
España es el primer productor acuícola de la Unión Europea. Tenemos un territorio extenso para la cría o cultivo de peces. Ocho mil kilómetros de costa, nueve grandes ríos, un buen número de cursos fluviales menores, lagos y embalses, además de una orografía y una diversidad de climas que favorecen el desarrollo de la acuicultura. En 2021, ese cultivo superó las 321.000 toneladas de pescado, según datos de Apromar (Asociación Empresarial de Acuicultura de España). El mejillón, la lubina, la trucha arcoíris y la dorada encabezan el ranking de las principales especies criadas en nuestro país. Para la Comunitat Valenciana, la acuicultura tiene un peso importante dentro del sector primario. La costa valenciana aporta la mitad de la dorada que se cultiva en toda España, el 20% de la lubina y la mayoría de la corvina.
Gran parte de esa corvina proviene de Avramar, una de las mayores empresas que existen de acuicultura en el mundo. Con instalaciones en Grecia y España, la compañía es líder mundial en producción de pescado mediterráneo. La compañía tiene su sede española en València, además de dos criaderos de alevines en Castellón y Murcia y tres centros de cultivos marinos frente a las costas de Alicante. La empresa cría dorada, lubina, pargo rosado y corvina, esta última comercializada bajo la marca Corvina REX, su buque insignia. Se crían en viveros ubicados en mar abierto, como los que se encuentran frente a Calpe, El Campello y la Vila Joiosa. El trabajo del grupo empresarial abarca todo el proceso de crianza. Desde la reproducción de los peces, a través de la puesta de huevos en el criadero, pasando por una primera fase larval, donde reciben alimentación especializada rica en plancton vivo. A continuación, cuando los peces alcanzan un tamaño adecuado —entre cinco y quince gramos–, se transportan a las granjas marinas en camiones y barcos adaptados. Allí, los alevines crecen en viveros flotantes hasta alcanzar la talla comercial. «Es importante indicar que, en esta fase en mar abierto, se lleva a cabo un continuo y exhaustivo monitoreo para asegurar el control del crecimiento, la salud y el bienestar de los peces, proporcionándoles una dieta nutritiva y ajustada a sus necesidades específicas en cada etapa de su desarrollo», apuntan desde la compañía. Una vez listos para el consumo, la pesca de los ejemplares se realiza siguiendo un método tradicional similar al de la pesca con cerco: se lanza una red circular dentro del vivero para recoger el pescado en el barco, con la ayuda de una grúa con salabre.