El brioche de Kilómetro Cero de Salvador Pla y las ensaimadas rellenas de David Esteve son un auténtico manjar de Dioses
Esta semana hablamos de dos productos patentados de bollería artesanal valenciana que han sabido unir tradición, innovación e identidad local. Son nuestra propuesta para una merienda perfecta.
Pla Pel Món es el producto estrella de Salvador Pla, reconocido en 2018 como el Mejor Pastelero del Mundo. Su obrador de la calle Pizarro de València levanta pasiones por muchas razones -su carta de panes especiales, sus tartas elegantes y refinadas, sus pasteles…-, pero si tenemos que escoger una pieza de bollería única para una merienda memorable, esta es sin duda alguna el Pla Pel Món. Un brioche muy de la terreta, cuyos ingredientes principales son la calabaza asada (ecológica y cultivada en Náquera), naranjas del Mercado Central y almendra marcona autóctona. El acabado exterior, una exquisitez también: Un glaseado de mandarina natural y polvo de pistacho.
Se trata de un dulce de viaje, especialmente diseñado para poder llevarlo de regalo o enviarlo por mensajería sin que pierda su frescura por el camino. De ahí su packaging: una cajita con asa. Ese fue la idea de origen, al menos. La realidad es que muchísimos clientes locales de Monpla lo compran para llevárselo a casa, con la ventaja añadida de que mantiene su textura esponjosa de siete a diez días.
“Es un híbrido entre el panquemado valenciano y el panettone italiano. De este último toma prestado el método de conservación. Es decir, para su elaboración utilizamos masa madre natural, no levadura prensada. Además, el aporte de calabaza y el aceite de oliva contribuyen también a que su textura perdure igual de tierna y húmeda. Es un producto muy pensado. Por ejemplo, dado nuestro clima, yo no quería un brioche excesivamente graso, como los que suelen preparar en países más fríos como Alemania o Francia. De ahí que el exceso de mantequilla se sustituye por aceite de oliva”.
“Inventé el Pla pel Món porque cuando me dieron el Premio, empezamos a recibir un aluvión de turistas increíble. Y muchos nos pedían algún producto que pudiesen llevarse con ellos y no necesitase nevera. Pero resulta que, así como los mallorquines tienen su ensaimada con su tradicional caja para transportarla, los valencianos no teníamos nada parecido. En el gremio lo habíamos hablado muchas veces, pero nunca nos poníamos de acuerdo en crear e impulsar todos juntos un dulce de viaje valenciano. Así que lo hice yo por mi cuenta. Y ha sido un éxito increíble. Empezamos hace un año y medio, y ahora mismo he tenido que poner un límite de 250 unidades a la semana, porque tengo un obrador pequeño y sino no podría producir el resto de productos de Monpla”.
¿Alguna recomendación para su consumo? “Junto a una mistela, e incluso a una horchata valenciana, forma una combinación perfecta”, nos dice Salvador.
Cómo pedirlo: Los forofos del Pla del Món lo recogen tanto en la tienda (es más fácil encontrarlo de jueves a sábado, y se puede reservar), como a través del servicio de mensajería general de Glovo u otras apps similares. Como resiste muy bien los traslados y viajes, hay quien lo pide mediante empresas de mensajería a otras partes de España.
Dirección: Calle Pizarro,
Precio: 18 euros (suficiente para una merienda de 4 ó 5 personas)
“Maretes, infancia. València, llar, familia,
eixe color a dolç acabat d’enfornar, nostàlgia,
eixa nana que la meua iaia cantava…”
Otra deliciosa pieza de bollería patentada, muy valenciana y de reciente creación. Las Maretes son ensaimadas pequeñas con una base de crema pastelera cocinada al horno, a la que luego se añade distintos rellenos que dibujan una espiral a modo de seña de identidad.
El maestro pastelero David Esteve ha dado una vuelta de tuerca a las ensaimadas de toda la vida que nos daban nuestros padres (si había suerte) a la salida del colegio. “Queríamos crear un dulce típico de València para todos los meses del año. Algo que uniera tradición e innovación, y que además tuviese un toque de clase”, nos cuenta David.
Empezaron a comercializarse el pasado 5 de enero, y ya son un producto viral. ¿Por qué? La razón principal, por supuesto, es que es un producto artesanal elaborado con ingredientes de alta calidad cuyo sabor y una textura que los hace absolutamente irresistibles. Son un sueño para los paladares golosos.
Otra razón de peso. La historia. El nombre de Maretes encierra un homenaje a las madres y un recuerdo nostálgico a las nanas valencianas que se le cantaba antes a los niños (Mareta, mareta, anit vaig somiar que una niñeta em vares comprar). Vienen con una caja celeste de letras doradas con capacidad para seis maretes, aunque en la tienda de la calle Burriana pueden comprarse por unidades. En Glovo podemos pedir el surtido clásico (tres unidades de crema y tres de yema tostada), el surtido goloso (chocolate puro, caramelo y dulce de leche), el surtido exótico (frambuesa, mango, manzana verde con canela) o una caja con mezcla de varios surtidos diferentes.
Cómo pedirlo: A través de Glovo. Búscalo con la palabra “Maretes”
Dirección: Calle Burriana, 17
Precio: Cajas de seis unidades por 6, 90 euros.