MADRID (EFE). Los tres candidatos a la secretaría general de Podemos en la Comunitat Valenciana, Pilar Lima, Antonio Estañ y Fabiola Meco, han expuesto hoy sus proyectos para los próximos años, en los que han coincido en reclamar unidad ante unos militantes que han reivindicado que "sí se puede".
El Pabellón deportivo de El Cabanyal (València) ha congregado a alrededor de medio millar de personas en la segunda asamblea ciudadana autonómica de Podemos, que una vez finalice dará inicio a unas votaciones cuyos resultados se conocerán el próximo 22 de mayo y que requieren que voten al menos 7.000 inscritos para ser válidas.
La senadora Pilar Lima (Obrint Podem), considerada la candidata de Pablo Iglesias, ha asumido el compromiso de "descentralizar de abajo a arriba" un partido que a su juicio "se ha cerrado", se ha vuelto "endogámico", y se ha "olvidado" a la gente que está fuera a la espera de los cambios.
El diputado autonómico Antonio Estañ, de la candidatura crítica con la dirección actual "Una marea per aprofundir el canvi", ha destacado que el camino iniciado por Podemos "corre el riesgo de quedarse corto" y ha defendido que ya no es tiempo "de paternalismo" ni de "verticalidad", sino de "federalizar y descentralizar".
La portavoz adjunta en Les Corts Fabiola Meco (Més Morat), mano derecha del actual secretario general, Antonio Montiel, ha defendido la necesidad de sumar y crecer, porque "la única varita mágica" que tienen es "el poder de la unidad" y el trabajo común para cambiar las reglas del juego y evitar que a la gente "le roben la esperanza".
El todavía secretario general de la organización, Antonio Montiel, ha apelado a la "responsabilidad" de los tres candidatos para que el partido esté "a la altura del momento histórico" y se convierta en una herramienta al servicio de los ciudadanos y capaz de gestionar la diversidad.
Montiel ha instado a "dejar de ser definitivamente una delegación de partido", y ha admitido que en sus 27 meses de gestión se han centrado demasiado en convertir al partido en una "maquinaria de guerra electoral", lo que ha tenido como coste contar con una organización "centralizada y dirigida por un escaso grupo".