VALÈNCIA. El Partido Popular, Ciudadanos y Vox han logrado salvar in extremis su pacto de gobierno. Así, el popular Agustín Aliaga accederá a la alcaldía del municipio durante los dos años que quedan de legislatura después de que Guillermo José, de Ciudadanos, renunciara hace dos semanas para darle paso.
El pleno extraordinario en el que se ha elegido al nuevo alcalde no ha estado exento de polémica, ya que la propia alcaldesa en funciones, Rosario Marco, de Ciudadanos, se ha encargado de evidenciar las diferencias que dividen a los tres partidos gobernantes. Unas diferencias tan profundas que incluso hicieron temer por el pacto de gobierno.
Así, el Partido Socialista incluso ha llegado a presentar a su propia candidata, Julia Cañizares, con la esperanza de que alguno de los siete ediles del pacto fallara y pudiera acceder a la vara de mando por ser la lista más votada de las pasadas elecciones. Finalmente no ha sido así, y tanto PP como Ciudadanos y Vox se han mantenido fieles al acuerdo que firmaron a principio de legislatura.
Rosario Marco ha aprovechado su turno de palabra para manifestar que dentro de Ciudadanos ha habido "muchas dudas, inquietudes e interrogantes" sobre cómo proceder. Así, ha dejado claro que su apoyo al Partido Popular no ha sido en absoluto incondicional, y que se han valorado "muchos posibles escenarios" entre los que presumiblemente se encuentra la ruptura definitiva del pacto por las acusadas diferencias.
Aun así, finalmente Ciudadanos ha decidido honrar el acuerdo, aunque no sin algunas pullas a sus compañeros del Partido Popular. En este sentido, Marco ha manifestado que ambos partidos tienen "ideas muy diferentes" sobre lo que es la gestión del día a día y la política municipal. Y también ha considerado que durante los dos años de andadura del pacto "deberían haberse sentido más arropados".
"Nos hubiera gustado que el proyecto fuera a cuatro años y no un dos más dos", concluía con dureza al respecto, dejando en evidencia que las políticas aplicadas sobre el municipio están más sujetas al partido que gobierna en cada momento que al pacto global que se firmó entre las tres formaciones. Unas declaraciones con las que, además, también marca distancias entre lo que han sido las políticas de Ciudadanos y las que vendrán del Partido Popular.
Finalmente, Rosario Marco también ha defendido una de las actuaciones más candentes de Ciudadanos dentro del acuerdo: la retirada de sus competencias a la concejala de Urbanismo del Partido Popular, Susana Martínez. Aunque sin mencionar explícitamente el hecho ni a la edil en cuestión, sí que ha remarcado que en cualquier empresa privada cada uno ocupa el puesto que mejor se ajusta a su experiencia, y que en la administración pública el proceso debería ser el mismo.
Después del encontronazo que supuso la retirada de competencias a la edil del Partido Popular, Ciudadanos volvió a tensar la cuerda del pacto unas horas antes de abandonar la alcaldía. Así, los naranjas cambiaron en el último momento el orden de las tenencias de alcaldía, de manera que Rosario Marco se quedaba con la primera y el popular Agustín Aliaga la segunda. Un movimiento que permitía a Ciudadanos conservar la alcaldía, aunque fuera en funciones, durante al menos dos semanas más.
Algo que no gustó en exceso al Partido Popular, que ya había asumido que el alcalde en funciones sería el siguiente primer edil, Agustín Aliaga. Aun así, durante su intervención en el pleno de investidura, los populares se han mostrado un talante mucho más tranquilo que sus compañeros de gobierno. Así, han reconocido que ha habido diferencias pero que el diálogo ha permitido "impulsar el proyecto común".
Por su parte, el PSPV ha considerado que la tensión entre las formaciones que componen el pacto de gobierno hace que Rocafort sea "ingobernable", y además ha afeado a Rosario Marco que se haya guardado el turno de palabra para el final del pleno cuando, realmente, debería haber intervenido la tercera en orden de votos. Tampoco ha estado permitido, para ninguno de los ediles, la respuesta por alusiones.